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Yamil Esgaib y la Idiotez Política

En la Antigua Grecia, un “idiota” (ἰδιώτης o “idiōtēs” en griego) era aquel individuo absorto en sus intereses personales, desentendiéndose completamente de los asuntos públicos. Siglos después, la Real Academia Española interpreta este término como una persona engreída sin fundamentos y con escaso entendimiento. Es curioso cómo esta definición parece adaptarse sin esfuerzo al diputado Yamil Esgaib, protagonista de nuestra discusión.

Por Kevin Nohl.

Yamil Esgaib pasó de ser un desconocido en el escenario político paraguayo a ganar notoriedad en los últimos días. ¿Por su excelente servicio en la función pública? Para sorpresa de nadie, no. Más bien lo contrario, haciendo que el título de “Honorable Congresista” tenga más gracia que los episodios de los Pitufos contra su semejante, el malvado Gargamel. 

Incluso este último palidece ante las acciones del diputado: Una serie de actitudes y declaraciones que desafían la lógica y el decoro. Desde expresiones violentas y machistas hasta confrontaciones innecesarias con sus colegas y periodistas, Esgaib ha hecho de la ignorancia y la impulsividad su estandarte.

La carrera política de Yamil Esgaib ha estado salpicada de controversias que van más allá de lo aceptable. Sus expresiones violentas y machistas en la Cámara de Diputados son solo la punta del iceberg de un comportamiento que ha dejado mucho que desear. 

Amenazar con romperle la boca a la diputada Rocío Vallejo, de darle una trompada a la senadora Celeste Amarilla, y tratar de “perra peligrosa” a la diputada Johana Ortega, son actos que revelan un desprecio flagrante hacia la mujer, y a la ética que deberían regir la vida política.

Su desdén por los feminicidios, catalogándolos de “pavada”, revelan una falta de entendimiento y empatía alarmantes, pero no sorprendentes considerando su persona.

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Datos del Ministerio Público refieren que desde enero a agosto del 2023 se registraron 26 causas de Feminicidio en Paraguay, al igual que se registraron un total de 26 víctimas, con una edad promedio de entre 12 a 69 años. Catalogar como “pavada” esta cuestión, es evidenciar que el adjetivo de origen griego lo lleva como pañoleta al cuello.

Las andanzas de Esgaib parecen trascender los pasillos legislativos para adentrarse en el mundo de los juegos de azar. El diputado ha encontrado en los casinos un escenario para desplegar su particular interpretación de la legalidad. 

En 2021, su empresa fue objeto de una visita no tan cortés por parte de las autoridades, descubriendo que operaban apuestas deportivas sin la licencia correspondiente. Esta pequeña travesura resultó en una imputación.

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Pero la trama se espesa, ya que recientemente, una respetable institución deportiva ha levantado la voz para denunciar que nuestro ilustre representante se ha adueñado ilegalmente de un predio que le pertenece al club y, no contento con eso, ha instalado en el lugar un casino. La institución reitera la devolución del local, mientras nuestro protagonista parece estar más interesado en querer golpear mujeres.

Además, su pasado como concejal de Asunción entre 2010 y 2015 también estuvo marcado por la controversia. Durante su mandato, consiguió emplear a sus hijos Navila y Nasser Esgaib Ortega en la Municipalidad, lo que plantearía serias dudas sobre su integridad y la prevalencia de prácticas nepotistas.

HUMO

Es casi fascinante, si no fuera tan predecible, cómo las desventuras de Esgaib parecen tener un timing perfecto con los escándalos de sus correligionarios. 

Es como si cada vez que Horacio Cartes recibe acusaciones ligadas a cuestiones turbias o que Basilio “Bachi” Núñez diga alguna estupidez, el congresista elegido con 5.043 votos intenta desviar los reflectores hacia su persona con alguna nueva extravagancia. 

V

De cuestionar la palabra de HC a ser su fiel esbirro, Esgaib nos muestra la flexibilidad de su integridad.

Un distractor perfecto, desviando la mirada pública de temas que podrían tener implicancias mucho más serias para la estructura política del país. 

Este elaborado baile de crear “humo” para ocultar fuegos más grandes es una táctica cínica, sí, pero ejecutada con la precisión de un reloj suizo. Y aunque esta estrategia de distracción pueda tener un aire de astucia, también revela una subestimación casi cómica de la inteligencia del público, que no tardará en ver más allá del humo y los espejos.

Como mensaje final para nuestro representante, dejo esta simple reflexión: Es hora de dejar atrás las idioteces y empezar a trabajar en pro del bienestar del país que lo eligió para representarlo. Si eso le parece un objetivo distante, un primer paso sería saldar sus deudas y mostrar un ápice de respeto hacia la dignidad de su cargo y las personas que representa. En pocas palabras, señor Yamil Esgaib, deje de ser un idiota.

Por Kevin Nohl, periodista de El Urbano.

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