Por Victor Ocampos.
Desde hace años trabajar con dólares en efectivo era siempre costoso, pues los bancos cobraban comisiones de hasta 400 guaraníes por cada dólar en efectivo depositado, todos despotricaban contra los bancos. Hace unos meses la situación empeoró con el rechazo directo por parte de los bancos de algunos billetes de la denominación estadounidense. Las quejas contra las instituciones bancarias se enardecieron.
¿Pero cuál es el problema para aceptar los dólares en efectivo? Para tratar de explicar abordaremos el asunto desde dos aproximaciones.
En primer lugar trabajar en dólares en un sistema bancario con denominación oficial en guaraníes, de por sí ya exige un costo adicional. El mercado de divisas opera en segundo piso (Jerga bancaria para transacciones ínter-bancarias), es el mercado mayorista donde participan bancos centrales, entidades bancarias y financieras y otras organizaciones financieras de gran envergadura. Por el volumen de sus transacciones, allí se determinan los precios de unas monedas respecto a las otras (pares divisas), permiten realizar coberturas de riesgo de cambio, favorecer el intercambio de fondos entre organizaciones de países con excedente de liquidez para quienes tengan escasez de liquidez, además de la función principal de financiar el comercio internacional. Pero un mercado de divisas no es un mercado de billetes. El mercado de billetes es el que ocurre en “primer piso”, son los “minoristas” que intercambian billetes como las casas de cambio, los cambistas, casas de turismo, etc. Es el mercado que surge para satisfacer las necesidades de aquellas personas que viajan a un país cuya moneda oficial es distinta de la moneda doméstica empleada en su país de origen, pues, esencialmente para el turismo.
Ahora consideremos que, en el mundo, el turismo representa 10,4% del PIB mundial y en Paraguay ronda el 2,5% de su PIB. Pero hay una explicación coherente para el alto flujo de dólares en efectivo en un país comparativamente casi nada turístico, y es el negocio de la triangulación comercial de Ciudad del Este y otras ciudades de frontera. Las empresas locales deben hacer sus pagos a sus proveedores internacionales de los productos electrónicos, juguetes, etc. vía mercado de divisas, en otros términos, transferencias ínter bancarias, sin embargo, una gran proporción de las ventas de esos productos lo realizan a cambio de dinero en efectivo pagado por los turistas de compras (Sacoleiros). Luego estos billetes se intentan depositar en los bancos y allí empiezan los inconvenientes (El akârasy) ya que los bancos deben asumir un costo por resguardar tales billetes. Un costo de infraestructura física y cuerpo de seguridad y otro costo sumamente importante que se refiere al seguro de cobertura de esos billetes. Imagínese Ud. con su cartera llena de dólares, el riesgo que corre guardando en su casa o caminando con su cartera por las calles de Paraguay. Los bancos no pueden darse el lujo de perder esos billetes, pero el caso paraguayo se vuelve más “akârasy” al no poder explicar el origen de los dólares en efectivo en plena crisis derivado del encierro Covid19, es decir, “sin turismo”, siguen afluyendo dólares.
Para entender el “akârasy”, debemos volver en el tiempo unos 20 años, al año 2000, en ocasión del mega asalto ocurrido en el mismísimo aeropuerto internacional Silvio Pettirossi, en donde los ladrones se embolsaron más de 11 millones de dólares en efectivo (Excedente del mercado de billetes no el de divisas). Esos billetes debían ser re exportados a origen, y obviamente deben estar asegurados para este tipo de casos, esa es la función del seguro. Las empresas de seguro por su parte, se re-aseguran, por lo general con re-aseguradoras con sedes en Londres. Ya comprendió que quienes tuvieron que reembolsar esos billetes fueron ellos.
No entraré en detalles sobre la gestión de riesgos de una aseguradora o re-aseguradora, pero lo que debemos tener en cuenta es que a medida que ocurran siniestros, el costo de asegurar se eleva, pues estadísticas mediante, se considera que el riesgo de ese propietario de vehículo, de esa empresa o de ese rubro de negocios se ha elevado. Lo mismo ocurre en el sector bancario, si no existen garantías de seguridad, el riesgo de asegurarlos aumenta, si ese banco se encuentra en un país que demuestra poca seguridad, ese riesgo aumenta más. Por tanto, a cada atraco bancario el costo del seguro se encarece. Y como la función primaria de los bancos es ofrecer un servicio de intermediación en moneda oficial emitida por el Banco Central, en este caso, guaraníes y facilitar transacciones internacionales en el mercado de divisas, su función no es operar con billetes de denominación extranjera, por eso el banco cobra por el servicio de almacenamiento, ese es el caso de aquellos guaraníes que se cobraban por dólares depositados en efectivo. Es decir, el banco cobraba en concepto de comisiones lo que corresponde a los costos que implican resguardar los billetes de dólares.
Posteriormente tuvimos el sonado caso del atraco a las bóvedas de Prosegur S.A. en Ciudad del Este, donde se llevaron unos 40 millones de dólares en efectivo. Pueden ya imaginarse el salto que significó esto en el costo de asegurar y re-asegurar los billetes en efectivos en nuestro país, pero esto solo significa aumentar más las comisiones por dólares depositados, no necesariamente rechazar los billetes, como ocurre ahora.
Segundo asunto
Para explicar esto, debemos abordar el segundo asunto que tiene afinidad con lo expuesto hasta ahora, la GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacional), institución inter-gubernamental creada para combatir el lavado de dinero y la financiación internacional del terrorismo, realizaría en este mes de noviembre de 2020 una visita in situ a nuestro país para evaluar el desempeño de nuestro sistema financiero en la prevención del lavado y la financiación del terrorismo, y me temo que, tratando de anticiparse a eso, el Banco Central del Paraguay emite la Ley 6.588 que establece el 1% sobre el valor de la operación como tope a cobrar por los bancos por depósitos en efectivo de moneda extranjera. Con esto, la intervención estatal impone un precio máximo a las comisiones y los economistas siempre suelen alertar que imponer precios que no son de mercado, generan distorsiones que se sienten a posteriori, en este caso, al fijar un tope a las comisiones, el riesgo de resguardar dólares en efectivo se eleva ya que no se cobra la comisión que cubre al seguro, entonces resulta mejor a las entidades bancarias no aceptar los dólares. Para evitar esto, el BCP hace una promesa, la de recibir en su propia bóveda los dólares en efectivo captados por los bancos comerciales. No obstante, el problema se extiende, pues el BCP tampoco puede aceptar dólares sin asegurarlos y re-asegurarlos, tampoco puede re-exportarlos sin autorización de la FED (Sistema de banca central de USA), y para re-exportarlos también deben asegurarlos. Recuerden que las aseguradoras están en Londres, y el BCP lleva semanas intentando obtener una póliza.
Como diría un amigo, imagínese, sentado en tu escritorio en uno de esos imponentes edificios de la City de Londres, sede de la Lloyds of London y recibes una solicitud proveniente de un país “kañy” como Paraguay, con mala reputación, a punto de entrar en la lista negra de la GAFI, y la solicitud expresa como sigue: “queremos resguardar todos los dólares del país en un solo edificio y ese edificio es administrado por nuestros empleados públicos”.
Es obvio que a inicios de noviembre de 2020 siguen sin póliza. Y por tanto el “akârasy” persiste y la solicitud del BCP quizá ya esté en algún camión compactador saliendo de la Square Mile.