Desarrollada en Mburuvicha Róga, en medio de rumores sobre posibles sanciones por parte de Estados Unidos contra autoridades paraguayas, la cumbre contó con participantes como Silvio Ovelar, conocido por su incremento patrimonial y por el caso “Trato Apu’a”, donde fue filmado negociando votos en plena época electoral.
También estuvo presente César Diesel, presidente de la Corte Suprema de Justicia, denunciado por presuntos esquemas de extorsión utilizando el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados.
José Alberto Alderete, con denuncias por supuesto enriquecimiento ilícito y hasta traición a la Patria, también fue parte de la reunión. Alderete fue director de Itaipú y participó en negociaciones que perjudicaron los intereses nacionales en el “escándalo del acta de Itaipú”, lo que eventualmente lo llevó a renunciar.
A pesar de estas controversias, el presidente Santiago Peña informó que el eje central de la cumbre fue la lucha contra la corrupción y otros flagelos. Se marcó una “agenda de trabajo” y se programó una nueva reunión para acordar nuevas acciones. También se volvió a abordar sobre la eliminación de la Secretaría Nacional Anticorrupción (SENAC), buscando otorgar mayores atribuciones a la Contraloría General de la República.
La agenda de trabajo también incluyó discusiones sobre cómo reducir los índices de corrupción en el país. Se espera que un borrador de proyecto sea presentado en la próxima reunión, con el objetivo de concretar planes y acciones.
El fiscal general Emiliano Rolón afirmó que este tipo de encuentros son esenciales para salvaguardar la democracia y subrayó la importancia de trabajar en torno a un objetivo común.
La cumbre se realizó a pocos días de que se conociera un supuesto plan para modificar el tratado de extradición entre Estados Unidos y Paraguay, lo cual generó una fuerte reacción en el país.
Esta Primera Cumbre de Poderes, a pesar de su agenda centrada en la integridad y transparencia, plantea preguntas significativas sobre su propio compromiso con estos valores. La presencia de figuras controvertidas en un encuentro que busca abordar temas como la corrupción puede considerarse, cuanto menos, curioso.
En un país donde la percepción de corrupción siempre ha sido un tema delicado, el gobierno de Peña tiene la tarea de demostrar que las palabras y promesas de la cumbre se traducen en acciones concretas y transparentes.
La lucha contra la corrupción es, sin duda, un desafío que requiere una sintonía y compromiso genuinos, y no solo discursos bien elaborados.
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