Estrenada a mediados de este mes, “El juego del calamar” está causando furor entre sus fanáticos y curiosos por la intrigante trama de esta producción surcoreana. De momento, es la serie está en el puesto número 1 de popularidad en Paraguay. También es lo más visto en mercados tan importantes como Estados Unidos o la propia Corea del Sur.
No es para menos, una historia de ficción que reúne escenas brutales, sádicas, y un duro realismo mezclado con algo tan cargado de inocencia como lo son los juegos infantiles realmente invita a la curiosidad a hacerse presente en uno.
La trama es la siguiente: 456 participantes sumidos en la más profunda miseria y desesperación económica son tentados e invitados a participar de un sanguinario juego. El que llegue a ganar se llevará consigo 45 600 millones de wones (US$ 38,500,000 o G. 266.375.877.300). El que pierda, será eliminado, literalmente.
Las distintas competencias están basadas en juegos infantiles tradicionales coreanos como “Luz roja, luz verde”, las canicas y el mismo “Juego del calamar”.
A lo largo de nueve capítulos de una hora de duración cada uno uno es espectador de cómo la desesperación sumada a la ambición con pizcas de humanidad van revelándose en varios de los participantes, en especial en el personaje principal, Lee Jung-jae (Seong Gi-Hun), un hombre de cuarenta y tantos años adicto a las apuestas, sin trabajo fijo y mantenido de su anciana madre.
Presionado por profundas deudas y críticas de todo su círculo cercano, Lee Jung-jae se verá en una encrucijada cuando su madre caiga enferma y necesite de él más que nunca, sumado a que su hija está por partir a los EE.UU junto a su madre y padrastro. Aceptar ser parte del macabro juego será su única salvación.
Uno se podría preguntar cómo uno puede crear semejante historia. El director y escritor Hwang Dong-hyuk, reveló que escribió la historia de la serie ya en el año 2008 y, según comentó, no está basada en una historia real. Se inspiró en los cómics japoneses de supervivencia tales como Battle Royale, As the gods will y Alice in Borderland, los cuales leía en aquellos tiempos, sumado a que vivía con importantes deudas personales al momento de crear el guión.
Su trama particularmente sádica ha dejado a más de uno con las ganas de una segunda temporada, y aunque de momento aún no existe una confirmación por parte de Netflix, lo cierto es que la producción termina con un final totalmente abierto, lo que podría permitir una posible continuación.