Existen películas que generan una especial expectativa antes de su estreno, creando un auténtico revuelo en la cultura popular. Este año, entre las que destacaron, se incluyen “Super Mario Bros Movie”, “Spiderman: Across the Spiderverse”, y por supuesto, “Oppenheimer”.
La fiebre por esta última, al nivel de la ferviente atención recibida por “Barbie”, fue una demostración palpable de la fuerza del cine de Christopher Nolan, un director que ha forjado una reputación envidiable con películas como “Inception”, la trilogía de Batman, e “Interstellar”. Su nuevo film, a pesar de la tibia recepción de su anterior obra, “Tenet”, generó una anticipación palpable, la cual no ha quedado insatisfecha.
Cuando pensamos en Christopher Nolan, pensamos en la capacidad de impresionarnos y hacer que nuestras mentes entren en un frenesí de conjeturas. En “Oppenheimer”, Nolan muestra que sigue siendo capaz de hacerlo, llevándonos por una exploración profundamente personal de la vida del científico J. Robert Oppenheimer. Es una película que combina el drama histórico con la épica científica, sin perder de vista el componente humano esencial.
EL PROMETEO AMERICANO
La cinta es un recorrido biográfico de tres horas de duración, arroja luz sobre la historia de J. Robert Oppenheimer, el titán de la ciencia moderna que, al igual que el mitológico Prometeo, brindó a la humanidad un poder divino, en este caso, la energía atómica. Pero, al igual que su equivalente mitológico, Oppenheimer sufrió las consecuencias de otorgar tal poder a los mortales. La película es un profundo retrato de la sed de reconocimiento, mostrando las implicaciones de apostar todo por la fama y el logro, sin considerar el costo humano y moral.
La película, basada en el galardonado libro ‘American Prometheus: The Triumph and Tragedy of J. Robert Oppenheimer’ de Kai Bird y Martin J. Sherwin, traza la vida de Oppenheimer desde su brillantez académica hasta su vejez atormentada. Viajamos a través de sus relaciones personales, como su compleja relación con Jean Tatlock (interpretada por Florence Pugh) y su esposa Kitty Oppenheimer (Emily Blunt), y sus interacciones con figuras históricas como Albert Einstein.
“Oppenheimer” nos presenta un retrato íntimo de un hombre atrapado en su propia creación, superado por el monstruo que había ayudado a engendrar. Los altos mandos militares, por su parte, son representados como figuras arrogantes que se ven a sí mismos como deidades capaces de decidir el destino de la humanidad.
En esta tensión, encontramos momentos cinematográficos magistrales, con un Oppenheimer arrepentido y perdido en una conversación con el recordado Einstein, una banda sonora brillante de Ludwig Göransson, y una impresionante toma final que insinúa un mundo al borde del abismo nuclear.
Los actores principales entregan actuaciones memorables, particularmente Robert Downey Jr. y Florence Pugh, que saben brillar cuando cuentan con un guión inteligente y bien dirigido. Aunque la extensión de la película puede resultar abrumadora para algunos, se compensa con un montaje dinámico y un ritmo que va en constante ‘crescendo’ hasta el climax de la prueba de Trinity.
Finalmente, “Oppenheimer” es una adición valiosa a la filmografía de Christopher Nolan. Se distingue por su capacidad para contar una historia intensa y llena de dilemas, que tiene un singular peso histórico.
Cillian Murphy, en el papel principal, ofrece una interpretación impecable, situándose como un fuerte candidato para el próximo Oscar y estableciendo “Oppenheimer” como probablemente la película más importante de su carrera.
En resumen, “Oppenheimer” es una introspección intensa y espectacular de la vida del hombre que se convirtió en el ‘Prometeo Americano’. A través de actuaciones brillantes, una música conmovedora y un guión que sabe cómo atraer al espectador, la película es un brillante recordatorio del poder del cine para explorar la complejidad humana en la cara de la ciencia y la moral. Una reflexión sobre el poder, la ciencia y la moralidad que desafía nuestras concepciones sobre el progreso y la responsabilidad.
A pesar de su duración, el ritmo de la película mantiene a la audiencia cautiva hasta su devastador clímax. Una obra maestra de Nolan que logra equilibrar la narrativa épica con una mirada íntima a la lucha interna de un hombre atrapado en su propia creación.