Por Alfredo Duarte.
El documental Sobrevive La Música se propone la difícil tarea de condensar más de 50 años de historia del rock paraguayo en un documental de 2 horas. La cinta dirigida por Luis Bogado es un trabajo bien logrado de compilación de imágenes, audios y testimonios, y presenta momentos muy emotivos. Sin embargo, queda en deuda al omitir estilos fundamentales en el desarrollo del rock nacional (como el punk) y, principalmente, las escenas rockeras germinadas en el interior del país.
Resumir 5 décadas de existencia de un movimiento tan diverso y con distintas vertientes como el rock paraguayo no es tarea fácil. Para el efecto, Sobrevive La Música se vale de los testimonios crudos de sus protagonistas generando un diálogo entre si. No hay voz en off, tampoco textos de apoyo: son los músicos, productores y comunicadores entrevistados los que generan la narración de la película.
La primera hora del documental es la más entretenida y amena, cubriendo desde la época de las orquestas bailables hasta las grabaciones fundacionales del rock paraguayo: “Pops de Vanguardia” (1971) de JODI y “Música Para Los Perros” (1983) de Pro Rock Ensamble. El sonido estuvo a cargo de Dahia Valenzuela, y en ese sentido, cabe destacar el arduo trabajo de rescate y restauración de grabaciones antiguas: canciones como “Mi Amor Por Ti No Cambiará” de California Super Star, sacadas de viejos cassettes, sonaron en todo su esplendor en los parlantes del cine.
Y hablando de California Super Star, sin duda uno de los momentos más emocionantes es la presencia de Catunga Pereira, fallecida en este 2023 por complicaciones de la diabetes. Catunga, guitarra en mano como siempre, recordó las dificultades de transitar la escena rockera siendo la primera banda conformada totalmente por mujeres. Faltó talvez algún testimonio que resalte su estilo de tocar el instrumento, así como lo hicieron con otros grandes guitarristas como Cachito Verdecchia y Roberto Thompson.
Catunga Pereira, la reina de la guitarra del rock nacional
La vieja y la nueva guardia
Una de las características que la vieja guardia del rock paraguayo deja traslucir en Sobrevive La Música es la sencillez. Producto sin duda de una época en la que te podían apresar y torturar por tocar rock (como revelan que le pasó a Chester Swann) y en donde la consigna era simplemente salir a tocar, a grabar, a dejar una pequeña huella de lo que a uno le apasionaba en el mundo.
Esto se cristaliza, por ejemplo, en la sencillez y buen humor de Alcy Rock (uno de los puntos altos y que arrancó varias risas cómplices del público, como si se tratase de un amigo nuestro) o en la simple rutina del gran baterista Toti Morel, a quien se lo muestra preparándose un café y luego, con sus 60 y pico de años en ese momento, desarmando y cargando él solito las partes de su batería en un taxi. No hay manager, ni roadies, ni fans enloquecidos, ni elemento frívolo o lujoso alguno: solo un rockero subiendo sus cosas a un auto rumbo a una noche más, dos botellitas de agua y a rockear.
Alcy Rock aportó autenticidad, humor y anécdotas a Sobrevive La Música
A partir de los 90 y los 2000, el relato se va haciendo un poco más fragmentado, cuestión absolutamente natural, ya que la escena va creciendo y ya no es una sola, sino varios movimientos centrados en diferentes vertientes, lo cual dificulta hacer una narración lineal. Se cubre la escena alternativa, el pop-rock que alcanzó la masificación con Paiko y se le da un buen espacio al folk rock, teniendo a Mike Cardozo como conductor.
Llegando a mediados de los 2000, se hace muy notoria la ausencia casi total de menciones a las bandas y escena punk rock, que en ese entonces estaba en su auge. Esta observación no pasa por un simple capricho de incluir o no a un género (¡subgéneros hay muchos!), sino por la importancia que tuvo la movida punk en el crecimiento y la popularidad del rock nacional en sí, hecho que muchas veces se pasa por alto.
El auge de masividad y productividad del rock paraguayo coincidió con el auge del punk rock, y esto no fue una simple coincidencia: el publico de bandas como Piter Punk, Moon Ska Monkeys y Ese Ka’a (que era en un 50% el que llenaba el Jockey en los grandes festivales) contribuyó a la vez a que bandas fundamentales como Flou o Revolber sean aun más populares de lo que ya eran. ¿Materia pendiente para futuros materiales?
El interior, el gran ausente en la velada
Lastimosamente, el gran ausente en la velada de Sobrevive La Música fue el rock hecho en el interior del país. No hay mención de otras locaciones en donde germinó el rock paraguayo fuera de Asunción y Gran Asunción, y con la excepción de Revolber (por supuesto, más que dignos representantes del rock esteño), ningún testimonio de artistas de afuera de la escena asuncena.
Revolber, única banda de Ciudad del Este mencionada en el documental
Hubo bandas de Concepción, Villarrica, Ciudad del Este, Presidente Franco y Encarnación, entre varias otras ciudades, que dejaron su huella en el rock nacional; también hubo escenas y movidas interesantes. El subtitulo de la cinta es “Un documental sobre el rock en Paraguay”… ¿es adecuada esa etiqueta, o debería de decir más bien “Documental sobre el rock en Asunción”? Pregunta que se puede dejar picando al público.
En general, Sobrevive La Música termina siendo un documental bien logrado, con buen nivel de fotografía y sonido, testimonios reveladores y arduo trabajo de arqueología musical. Hay que tener el cuenta que es el primero sobre rock nacional, esperamos que de muchos. Queda para las siguientes producciones la tarea de rellenar los huecos de esta rica historia.