Hace algunos años atrás, en el microcentro de Asunción se congregaba una multitud a manifestarse. Desde la vereda, un ciudadano francés observaba a las miles de personas reunidas entonando cánticos de protesta y llevando banderas paraguayas. De repente, en los parlantes empezó a sonar una marcha muy familiar: el hombre inmediatamente soltó una risita al reconocer la melodía. No obstante, su risa se transformó en un gesto de asombro al ver que la multitud empezaba a corearla, estrofa por estrofa.
Frunciendo el entrecejo, el francés preguntó sorprendido a su acompañante: “¿Por qué todos están cantando esto?”. La escena descripta realmente sucedió, y pudo haberse repetido varias veces en nuestra historia reciente. La melodía que el sujeto reconoció fue la de la marcha “La Madelón”.
Se trata de una marcha militar compuesta por Louis Bousquet y Camille Robert en 1914. Con su melodía alegre y letra juguetona, repleta de expresiones con doble sentido, la composición rápidamente se volvió muy popular entre los soldados franceses durante la Primera Guerra Mundial. El cantante Polin Bach iba a los frentes de batalla a ejecutársela a los combatientes en teatros y cabarets: pronto se volvió casi un himno de los soldados galos. La letra se sitúa dentro de un cabaret o taberna; la protagonista es Madelón, mesera y también hija del dueño del establecimiento.
Patria Querida, somos tu esperanza…
¿Y cómo es que se llegó de “La Madelón es dulce y complaciente” a “Patria Querida, somos tu esperanza”? Pues bien, en 1923 el sacerdote francés Marcelino Noutz escribió la letra de lo que vendría a conocerse como “Patria Querida”. Sin embargo, en vez de crearle una melodía original (o encargársela a algún compositor), simplemente utilizó la exacta tonada de la vieja marcha “La Madelón” para musicarla.
Este no es un ejemplo inusual: la práctica de colocarle una letra nueva a una melodía conocida es muy común en la música popular. Hasta “Cumpleaños Feliz” decía originalmente “Good Morning to You” en vez de “Happy Birthday to You”. El padre Noutz decidió elegir una canción de cabaret.
Así como sucedió con el original, “Patria Querida” se hizo rápidamente popular, primero entre alumnos del Colegio San José y luego en toda la población paraguaya. La canción estuvo presente en varios momentos de la historia del país, desde las trincheras de la Guerra del Chaco hasta el Marzo Paraguayo. Los motivos de su notoriedad están a la vista: el fuerte tono nacionalista/belicista y, principalmente, la referencia sangrienta a la Guerra de la Triple Alianza, episodio omnipresente y jamás olvidado de la historia paraguaya.
Sin embargo, al conocer los orígenes de la composición, se siembra puede sembrar una contradicción: una canción que despierta intensos sentimientos de patriotismo y sentido de pertenencia en diferentes generaciones de paraguayos, originada por una de origen que poco tiene que ver con el heroísmo y el coraje que se exalta en la versión “nacional”.
Un llamativo episodio ocurrió en el año 1960, cuando el presidente francés Charles de Gaulle visitó Paraguay. En esa ocasión, alumnos del Colegio San José cantaron “Patria Querida” frente al palco oficial, donde también se encontraba el dictador Alfredo Stroessner. La prensa francesa se enteró del hecho y relató que “estudiantes cantaron a De Gaulle la música de cabaret del ejército francés”.
Con ustedes, La Madelón
La banda asuncena de rock Capitán Kafka grabó en el año 2015 una versión folk punk de la Madelón, conservando su letra original. Adjuntamos dicha versión, con su correspondiente letra transcripta. Advertencia: es una canción de hace más de un siglo atrás y su tono puede ser considerado ofensivo hoy en día. La letra no condice con los valores de El Urbano.
Aprovechando un descanso en la batalla,
El combatiente se va a calmar su sed
A un lugar donde bebe y se recrea,
“Tabarín”, se llamaba el cabaret
La cantinera es muy hermosa, llena de encanto y de pasión
Con todos bebe y se recrea, bella y gentil la Madelón.
Y cuando alguno va a pedirle su amor
¡A todos dice sí, a nadie dice no!
La Madelón es dulce y complaciente,
La Madelón a todos trata igual
Ofreció su amor a todo el frente,
Del soldado al general
Un capitán seductor y enamorado
De Madelón locamente se prendó
Y olvidando recuerdos del pasado,
su blanca mano le pidió.
Muerta de risa al escucharle, díjole así la Madelón:
¡Cómo he de amar a un sólo hombre, si necesito un batallón!
Mi mano capitán a nadie la daré,
¡la necesito yo para dar de beber!