InicioRelatosConoce a Yoñlu, el precoz talento malogrado de la música brasileña

Conoce a Yoñlu, el precoz talento malogrado de la música brasileña

14 años atrás, en 2009, salía por el sello Luaka Bop “A Society In Which No Tear Is Shed Is Inconceivably Mediocre”, uno de los discos más fascinantes y enigmáticos de la historia del rock. Recibió elogios de publicaciones como The Guardian y The Telegraph, y de prestigiosos críticos internacionales como Robert Christgau. Su autor era un chico de Porto Alegre, Rio Grande do Sul, que tenia entre 15 y 16 años cuando realizó esas grabaciones, y que no estaba vivo para ver la repercusión de ese CD.

Vinícius Gageiro Marques nació el 1 de setiembre de 1989, hijo de una profesora y psicoanalista y de un ex Ministro de Cultura de Rio Grande do Sul. Los Marques eran una familia culta de clase media, y el ambiente en que creció Yoñlu fue de constante apoyo y estímulo intelectual y artístico. Empezó a tocar batería a los 4 años y más tarde pasó al piano y a la guitarra.

Vinícius alrededor de los 4 años (parte del arte del CD “Yoñlu” de 2007)

Por el trabajo de la madre, la familia se mudó a Paris y Vinícius vivió allí desde los 3 hasta los 7 años. Producto de esta estadía, tenía conocimientos de francés; también hablaba fluidamente inglés desde temprana edad, y éste último se volvió su idioma favorito, tanto para sus composiciones como en su incipiente vida social online.

Una vida marcada por la música e internet

Internet marcó profundamente la vida de Yoñlu, para bien y para mal. Desde la preadolescencia, el muchacho gaúcho hizo de ella su principal ventana de expresión: tuvo varios blogs, escribía reseñas, criticas y monólogos y participaba activamente en diferentes foros. En uno de ellos, rllmuk forum (dedicado mayormente a videojuegos), el joven Vinícius empezó a compartir con sus amigos virtuales los resultados de su incipiente producción musical.

A medida que interés por la música se intensificaba y su talento se desarrollaba, empezó a hacer absolutamente todo: además de componer, cantar y tocar distintos instrumentos, Yoñlu también grababa y mezclaba sus canciones en su habitación; con el tiempo desarrollando gran habilidad para conceptualizar sus mezclas y arreglos.

Yonlu en su habitación, circa 2004/2005

Al mismo tiempo, algo no estaba bien. Desde los 9 años, Vinícius empezó a hablar con terapeutas, por algo que su padre Luiz Marques llamó un “desequilibrio químico”. Con los años, la depresión se acrecentó y empezaron las ideaciones suicidas, muchas veces expresadas online o en sus canciones disfrazadas bajo el sarcasmo o la ironía. Como muchos adolescentes, Yoñlu sufría de inseguridades y baja autoestima, en su caso acrecentadas por su sensibilidad y precocidad.

Suicidio “ayudado”

Aquí empieza la parte oscura e infame de la historia. En mayo de 2006, Ana Maria Gageiro encontró en la habitación de su hijo la letra de una reciente composición, “Suicide Song”. La madre lo confrontó por el contenido de la letra, y en las conversaciones que se dieron después, Vinícius terminó dejándolo bien claro a sus padres: “si eso es una solución, lo tendrá que ser y listo”. Desde ese momento, la familia hizo lo posible para no dejarlo ni un minuto solo y volvió a mandarlo a terapia.

Inicialmente, el tratamiento pareció haber resultado, y Vinícius mostraba señales de mejoría. Hasta que el 26 de julio, el joven le pidió a sus padres que lo dejaran solo en casa, pues quería hacer un asado con sus amigos. Su intención era otra: una vez que quedó solo en casa, se encerró en el baño con dos braseros encendidos a todo dar, buscando darse muerte por inhalación de monóxido de carbono.

Pero hay más. Al no poder soportar el intenso calor en el baño, Vinícius entró a un foro online de suicidas (alt.suicide.methods) y, en lo alto de su desesperación, pidió algún consejo: “¡No consigo soportar el calor! ¿Qué puedo hacer para que el calor se vuelva menos insoportable? ¡Ayúdenme por favor!”. Varias personas trataron de disuadirlo de matarse, pero otras lo incentivaron. Un bombero retirado le aconsejó colocarse una toalla mojada alrededor de la cabeza para aplacar el calor.

Su último posteo fue las 15:02. Una amiga, desde Canadá, vio lo que estaba pasando en el foro y alertó a la policía de Porto Alegre. La policía consiguió entrar al departamento y dispersar el humo, pero ya era tarde. Vinícius fue declarado muerto a las 15:30, por inhalación de monóxido de carbono.

El caso fue un plato lleno para la prensa sensacionalista y causó un tremendo circo mediático, principalmente por el papel clave que cumplió internet en la muerte del talentoso adolescente. Un medio llegó a sacar un artículo titulado “Suicidio Punto Com”. Padres entrando en pánico por “los peligros del internet”, estigmatización de la depresión y el suicidio, burlas, etcétera, un combo completo de mal gusto.

Mario Corso, el psicólogo de Yonlu, fue muy buscado por la prensa, y en todas sus entrevistas recalcó lo crucial que fue para la muerte de Yoñlu ese contacto final con la gente equivocada: “Vinícius jugaba con la idea de morir como una salida para las crisis de angustia y desesperación, pero tenía lazos fuertes con la vida que podían rescatarlo. Sin aquel último estímulo, él no hubiera tenido coraje para matarse, como no lo tuvo en otros intentos”.

Una sociedad que no derrama una sola lágrima es inconcebiblemente mediocre

Dibujos hechos por Vinícius, algunos incluidos en el arte interior de “Yonlu” (2007)

Un año después de la muerte de Yoñlu, salió a la calle el primer CD con sus canciones, titulado simplemente “Yoñlu” (2007), editado exclusivamente en Brasil por el sello independiente gaúcho Allegro Discos. Con excesivos 23 tracks, es un lanzamiento algo disparejo, que no “fluye” como un disco, pero sirve como un apañado de toda la (hiper)actividad musical de Vinícius en diferentes formas y tiempos.

Dos años después, se edita por Luaka Bop (sello de David Byrne de los Talking Heads) un álbum mucho mejor curado, “A Society In Which No Tear Is Shed Is Inconceivably Mediocre”. Tiene 14 tracks y selecciona algunas de las mejores y más creativas obras del cantante, con buena calidad de mezcla y masterización.

Las influencias de Yoñlu son muy variadas: desde la MPB hasta Radiohead, pasando por Neutral Milk Hotel y Leonard Cohen. Es difícil hacer una síntesis critica de su legado musical en pocas líneas, pero haremos el intento. “A Boy And A Tiger”, por ejemplo, fue hecha a partir de una letra escrita por un compañero de clase, quién era uno de los peores alumnos en inglés. El chico hizo una letra contando una historia sin sentido en un inglés ridículo, y Yoñlu al verla prometió que haría una canción épica de 5 minutos usando esa lírica, y así fue. La canción incluye un intermedio hip hop, una referencia a “Pra Não Dizer Que Não Falei Das Flores” de Geraldo Vandré y termina con un discurso histérico de Caetano Veloso, sacado de un festival en 1968 donde fuera abucheado: “¡¡Vocês não estão entendendo nada!!”.

Es importante aclarar que Yoñlu no era un artista sombrío, aislado en su habitación. Tenía muchos amigos, tanto en la vida real como en internet, y en sus pocos años de actividad musical realizó muchas colaboraciones con ellos. Por ejemplo, el DJ Sabrepulse hizo un remix de un beat hecho por Yoñlu, que se volvió “Deskjet Remix”. La obra del chico Vinícius, salvo excepciones, es de carácter eminentemente colaborativo y social.

“Luana (Mecánica Celeste Aplicada)” es la única canción hecha originalmente por Yoñlu en portugués (existen otras en su idioma natal, pero son o bien letras escritas por otra gente, o covers). Es una balada dedicada a Luana, su mejor amiga y también su principal interés amoroso. Viendo la riqueza lírica y compositiva de la canción, llena de referencias y dobles sentidos, es difícil creer que fue hecha por un tipo de 16 años.

“I Know What It’s Like” es una de las más pegadizas, y con justa razón abre el CD “A Society…”. Puro indie pop americano, y del bueno. Por otra parte, la famosa/infame “Suicide Song”, renombrada simplemente “Suicide”, es cautivante y perturbadora a la vez. Capta un momento de angustia y desesperación, la grabación es precaria, e incluso incluye un pequeño (bonito) error, preservando la santidad del momento. “Now I see it doesn’t help to understand/How the pain became world-sized/And how I realized/That life is losing friends”.

“Waterfall” es la última canción compuesta por Yoñlu. Tras “Suicide”, pareciera que el muchacho no quiso dejar como último tema algo tan bajonero, e hizo este hermoso instrumental de 4 minutos, que tira al new age y es muy diferente a casi todas sus otras composiciones. Apunta a un doloroso futuro no consumado.

El crítico americano Robert Christgau  dijo en su reseña de “A Society In Which No Tear Is Shed…”: “Un brasileño de 16 años adepto al lo-fi nos explica por qué está por matarse y demuestra por qué no debió haberlo hecho – conclusivamente, espero”. Yoñlu dijo sobre su propia relación con la música: “Yo creo que la cadencia y armonía correctas en el momento correcto pueden despertar cualquier sentimiento, incluso el de felicidad en los momentos más sombríos”.

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