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Las termópilas Paraguayas: Ytororó

Para entender el nombre de esta historia, hace falta un poco de contexto: En la Antigua Grecia durante el año 480 A.C, se desarrolló la famosa Batalla de las Termópilas, episodio que duró solo pocos días en la Segunda Guerra Médica y en donde espartanos, griegos y otros integrantes de las diferentes Polis retuvieron la embestida de más de 200.000 persas (según estimaciones modernas) que intentaban invadir el imperio al mando de “Jerjes I”.

“Esparta” con únicamente un ejército de 300 hombres, logró defender el estrecho paso de Termópilas contra miles que lo superaban en número. Aunque esa batalla puntual se perdió, meses después los persas perdieron la guerra total contra los griegos que lograron unirse y defender el territorio. 

“Los 300 héroes, con valentía, terquedad y determinación pelearon contra un rival muy superior”, destaca Sánchez, también recordando a la conocida película de 300, dirigida por Zack Snyder.

Las Termópilas se convirtieron en un ícono cultural de las peleas desiguales que se desarrollan con integridad, la referencia aparece en decenas de ejemplos como canciones, literatura, películas, televisión y hasta videojuegos.

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“Ojalá nuestro pueblo también sepa y pueda reconocer y recordar su historia; la de la defensa del país en una guerra total, tan desigual y devastadora contra tres países. Durante la Guerra contra la Triple Alianza se dieron muchas “batallas” contra un enemigo ampliamente superior en cantidad de hombres y mucho mejor equipado en armamento”, reflexiona el entendido en historia paraguaya.

Y es que desde Yatay hasta Cerro Corá el ejército paraguayo en total desventaja numérica había frenado el avance enemigo durante 5 largos años.

Continuando con su reflexión, “Puche” hace un paralelismo con un deseo para tiempos actuales: “Ojalá tomemos algún día como ejemplo batallas como Curupayty e Ytororó como muestra de ejemplo para frenar las desigualdades y enfrentar a los problemas sociales que afectan al país en nuestros días. Ytororo fue quizás una de las batallas más reñidas de aquella guerra, representando uno de los más gigantescos arranques de valor de nuestro ejército”.

Antecedentes

Después del abandono de HUMAITÁ, Paraguay y su ejército al mando del Mcal. Francisco Solano López partió al norte para establecer su nuevo cuartel general en las “Lomas Valentinas”, específicamente en la zona conocida como Itá Ybaté entre las líneas defensivas del Pykysyry y El Fuerte de Angostura.

El marqués de Caxias, comandante brasileño, en seguimiento ordenó realizar estudios del terreno que confirmaron la dificultad de cruzar frontalmente la línea del Pikysyry y el paso fortificado de Angostura, tanto por las dificultades naturales como por las obras defensivas paraguayas, por lo que decidió flanquear la línea.

La estrategia implicaba un enorme esfuerzo logístico, el grueso de las tropas aliadas sería conducido por el Chaco hacia el norte a través de esteros, lagunas y arroyos, y en pleno periodo de lluvias torrenciales, que en esa zona, inundaban vastas áreas.

Mientras, una división permanece en el sur aferrando las posiciones paraguayas y una división naval procurará forzar el paso de Angostura y desembarcar tropas al norte cerrando el cerco.

A mediados de octubre de 1868 los aliados empezaron los trabajos de reconocimiento y construcción de una carretera con troncos de palma en los trechos pantanosos y luego de 23 días quedó terminada la vía para la que fueron cortadas más de siete mil palmeras de Karanday. Mientras tanto, los acorazados forzaron el paso artillado de Angostura, efectuaron desembarcos en San Antonio permanecieron estacionados en el lugar en espera de la división que avanzaba por el Chaco. 

A finales de noviembre el río empezó a crecer más de lo habitual, por ser afectado por el fenómeno que después se conoció como “El Niño”. El 4 de diciembre el grueso del ejército aliado, esta vez tropas brasileras exclusivamente, finalizó su maniobra de flanqueo cruzando nuevamente el río por San Antonio.

Durante casi 24 horas los buques brasileños transportaron a más de 30.000 soldados, en su inmensa mayoría de infantería, divididos en tres Cuerpos, el I al mando de Jacintho Machado Bittencourt el II al mando del mariscal brasileño Alejandro Gomes de Argolo Ferrao(o Argollo), y el III al de Manuel Luis de Osorio (Marqués do Herval).También desembarcó el marqués de Caxias, quien instaló su puesto de mando en San Antonio.

Retrato del general Bernardino Caballero, comandante de la batalla de Ytororó.

Ante el anuncio del desembarco en su retaguardia, Solano López, que había recibido un refuerzo de 6000 hombres, envió en la noche del 5 al 6 de diciembre su reserva móvil al mando del general Bernardino Caballero con la orden de ocupar el puente del 

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Ytororó con 6 batallones de infantería, 5 regimientos de caballería y 12 cañones, un total de 3600 hombres, a quienes se unió el coronel German Serrano con 1500 hombres.

A 30 kilómetros al sur de San Antonio, estaba ubicado el Ytororo, que es un arroyo de profundo cauce y rápido curso que atraviesa una zona de colinas recubiertas de bosques recorrido por el camino que unía San Antonio con Villeta y Lomas Valentinas.

El puente, de veinte metros de largo y de cinco de ancho, en el centro de un valle de no más de medio kilómetro de longitud, era considerado el único punto por el cual el ejército podía marchar, el terreno accidentado podía prestarse a emboscadas. El terreno en forma de U con el río Paraguay en la base y con un único y estrecho camino conduciendo al puente era un punto de fácil defensa.

El mismo Caxias dijo en aquel entonces que: “La posición del enemigo era ventajosa por más de un motivo”.

Las fuerzas que marchaban directamente contra el puente debían recorrer una boca estrecha flanqueada por un monte espeso; el puente era igualmente estrecho, las barrancas altas se desmoronaban. El enemigo ocupaba una colina boscosa donde podía emboscarse con facilidad y causarnos grandes estragos”.

Tras marchar toda la noche, Caballero escondió a sus hombres en el bosque circundante y dispuso el grueso de sus tropas y la artillería ligera al mando del mayor Moreno en la orilla sur del arroyo. 

La artillería ocuparía el centro del dispositivo, la caballería se desplegaría sobre los flancos al mando del coronel Valois Rivarola y del mayor Juan Lanson y el batallón 23 de infantería al mando del capitán José Maria Romero detrás de la caballería resguardando el flanco izquierdo.

La batalla

Caxias ya sabía de la importancia del Puente y el mismo día 5 había enviado un destacamento de caballería al mando del coronel João Niederquer Sobrinho con dos batallones de infantería para reconocer la posición y ocuparla, de ser factible. 

Niederauer cumplió su misión e informó que el paso estaba defendido por unos cincuenta hombres de caballería, pero que a poca distancia había divisado un grupo de unos 500 hombres que consideraba vanguardia de la división que suponían maniobraba en Villeta y que estimaba fuerte en 6000 hombres.

Pese a saber que el puente estaba ocupado y conocer las ventajas defensivas que ofrecía, Caxias resolvió atacar y en la madrugada del 6 dio la orden de avance, la 5ª Brigada al mando del coronel Fernando Machado de Sousa integrante del II Cuerpo de Ejército, iniciaría la marcha, seguida del resto del II Cuerpo (Argolo) y del I (Caxias). 

Avanzaron frontalmente mientras el general Osorio con 500 hombres de las tres armas y guiado por el baqueano Céspedes seguiría una picada abierta entre San Amaro y Nimbí e Ipené y efectuaría un rodeo a fin de alcanzar la retaguardia de los paraguayos.

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A primeras horas del día 6 la vanguardia al mando de Machado alcanzó el puente y vio “a los paraguayos que esperaban en la otra orilla, pero no a los que estaban en la parte que ocuparían los enemigos, escondidos en el bosque.” 

Sin aguardar a Osorio o al menos a la 2ª Brigada de Infantería que seguía sus pasos, Fernando Machado dio la señal de ataque. 

Un breve bombardeo y los soldados de infantería avanzaron, atravesaron el puente y se lanzaron sobre los cañones paraguayos. Estos abrieron el fuego de frente, por los flancos, por la espalda. Los brasileños cerraron filas; los que se habían adelantado demasiado hicieron retroceder, encontrándose con los otros que continuaban avanzando; el que caía era pisoteado, muchos se tiraron al agua. 

Los paraguayos siguieron disparando; luego bajaron de las colinas y salieron del bosque cargando con los sables y las lanzas, persiguiendo un buen trecho a los brasileños de Argollo en fuga”.

En efecto, el primer ataque liderado por el teniente coronel João Antonio de Oliveira Valporto y efectuado con cinco compañías del 1° batallón de línea, tras su éxito inicial, se vio obligado a retirarse en completo desorden. 

Fracasado el primer ataque, un segundo asalto al mando del comandante de la 5° brigada de infantería del coronel Fernando Machado de Sousa avanzó sobre el puente, apoyado por el fuego del 2° regimiento de artillería que respondía a las baterías paraguayas mientras dos picadas flanqueadoras empezaron a ser abiertas. 

El 34º y 48º de los Voluntários da Pátria se sumó a la lucha y consiguió ocupar el puente y apoderarse de 2 cañones, pero solo un cuarto de hora después una sorpresiva carga de caballería comandada por Valois Rivarola permitió a los paraguayos recuperar la posición.

Machado encontró la muerte en el asalto, por lo que el tercer ataque fue liderado por el coronel Niederauer quien atravesó el puente con el 6° Grupo de Lanceros y flanqueado por batallones brasileros atacó las posiciones paraguayas y consiguió tomar cuatro cañones y hacerlas retroceder. Niederauer y sus hombres terminaron por replegarse en desorden luego de un encarnizado combate de 4 horas, en el que el puente del Ytororó fue tomado y retomado en tres oportunidades: 

“Era pleno día; el sol quemaba; desde su colina, Caxias veía a sus hombres convergir en fila, estrechándose, hacia el puente, pasarlo, desplegarse en la otra orilla y encontrarse en una polvareda atravesada por disparos, gritos y descargas de fusilería, con otros grupos de hombres, y retroceder atropellando las filas de los que seguían avanzando desde el puente. En dos horas la escena se había repetido tres veces. Tres veces los brasileños habían atravesado el puente de Ytororõ, tres veces habían sido rechazados”, cuenta Sanchez.

Con la muerte de Fernando Machado de Souza, Oliveira Valporto asumió el mando de la 5ª Brigada de Infantería y encabezó el cuarto asalto. Alrededor del mediodía, sumando el III Cuerpo ya 1500 bajas y sin novedades de la división Osorio, Caxias hizo entrar en combate a su reserva, 12 batallones del Cuerpo de Ejército del fallecido Machado.

Las tropas brasileñas encabezadas por la 1° división del II Cuerpo al mando de Hilario Antúnez Gurjao (o Gurgeao) llegó a alcanzar el puente en una nueva embestida, pero acosado por la artillería paraguaya el ataque flaqueó hasta que Caxias abandonó su puesto de comando en lo alto de una colina y sumándose a sus hombres, sacó su espada y diciendo “Voy a enseñarles cómo muere un general, síganme los que sean brasileños!” se lanzó sobre el puente.

Luis Alves de Lima e Silva, marqués de Caxias.

Su gesto hizo reanudar el asalto y sus tropas tomaron el pasaje y rechazaron a los paraguayos luego de haber capturado 6 de sus cañones. En ese asalto Gurjào fue gravemente herido (moriría dos días después) y casi todo su estado mayor fue muerto o herido. El resto del II Cuerpo se sumó a la lucha encabezado por Argolo quien fue herido.

Absurdamente, la caballería brasileña fue entonces enviada contra la colina, defendida aún por 6 piezas de artillería, y fue rechazada con fuertes bajas. Ante la desbandada, Caxias dio órdenes a su infantería de obligar a la caballería en retirada a volver grupas bajo el fuego enemigo. En la gran mortandad que siguió, muchas de las bajas brasileras fueron por fuego propio.

Finalmente la ventaja numérica se impuso y ante el anuncio de la próxima llegada de Osorio, Caballero se retiró hacia Villeta con los hombres y los cañones que le quedaban.

“Ese 6 de diciembre de 1868, 3.500 paraguayos se batieron, desde el amanecer y hasta la tarde, contra 18.000 soldados del Imperio del Brasil”, cuenta “Puche”.

Bernardino Caballero sería el comandante paraguayo, que luego de haber rechazado todos los asaltos del enemigo, se retiró en su presencia, sin ser perseguido, cuando supo que iba a ser flanqueado.

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Las termópilas paraguayas

“El combate, sin embargo, seguía cada vez más encarnizado: el sable, la bayoneta y los cañones funcionaban con una actividad espantosa. Las armas de fuego conmovían la atmósfera con sus ruidosos estampidos, el suelo estaba cubierto de cadáveres y heridos revolcándose estos últimos en arenas y fangos, ¡dando gritos lastimosos de dolor y de desesperación!”, continúa relatando el entendido en historia paraguaya.

Y tal era el ardor de la lucha, que no daba tiempo para retirarlos del campo, de modo que eran pisoteados por la caballería, que avanzaba y retrocedía matando y muriendo, cayendo sobre ellos, muertos o heridos, caballos y jinetes, en caótica y sangrienta confusión.

Aquel cuadro era indescriptible. Los hombres convertidos en fieras, en cuyas facciones se pintaba la rabia de que estaban animados, ávidos de sangre y lanzando un alarido ensordecedor, se batían con un encarnizamiento atroz, cubiertos de sangre que brotaba de las heridas a chorro, de polvo mezclado de pólvora y empapados en sudor bajo los rayos de un sol canicular.

Los brasileños, en este obstinado combate, avanzaron y retrocedieron tres veces, y los paraguayos avanzaron y retrocedieron otras tantas veces, pero quedando siempre dueños del campo y del puente.

Otros datos y curiosidades

  • El General Hilário Maximiniano Antunes Gurjão del Imperio del Brasil, participó en la Batalla de Ytororó, en medio del enfrentamiento al hacer una carga, una bala minié lo hiere en el brazo izquierdo, inmediatamente queda convaleciente, siendo auxiliado por un sargento brasilero. Algunas fuentes revelan que sus palabras al realizar la carga fueron “Vejam como morre um general brasileiro!¨. Gurjão fue evacuado hasta Humaitá para recibir tratamiento médico, sitio en el cual finalmente muere de un ataque de shock el 17 de enero de 1869. Según el Dr. Whigham, deja un testamento de 2.000 pesos de oro  al sargento que lo auxilia.
  • Cnel. Germán Serrano, recordado siempre por su intervención ante El Mcal. López en la Campaña de Pikysyry que desembocó en la terrible Batalla de Avay tuvo una importante participación en Ytororo, En esta Batalla ayudó a rechazar una de las cargas aliadas en el mítico puente. “Pejogua guaimime” (parecen viejas!!) gritaría a sus hombres y de esta forma levantaría el espíritu de los mismos, en uno de esos tantos rechazos. 
  • En ese entonces el arroyo Ytororó era de profundo cauce de rápido curso, difícilmente infranqueable por el enemigo.
  • Las fuerzas en combate eran del lado Paraguayo 4.000 y del lado Brasileño 12.000, según otras fuentes señalan que en la batalla se enfrentaron 5.000 Paraguayos contra 18.000 brasileños.
  • Las bajas en el lado paraguayo se contabilizaron aproximadamente en 1.000 mientras que el lado brasileño superaban los 6.000, entre mil heridos y más de 90 desaparecidos que cayeron al cauce del arroyo.

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