Cerca de 3.016.000 ciudadanos eligieron a sus representantes para el próximo periodo del legislativo, lo que equivale a una participación del 63.25% según cifras del TREP. El partido político más votado, una vez más, fue la Asociación Nacional Republicana con 1.317.463 votos procesados.
De esta manera, el Partido Colorado consiguió 23 bancas, le sigue la Alianza Senadores por la Patria con 12 bancas, el Partido Cruzada Nacional con 5 espacios, la Alianza Encuentro Nacional con 2 escaños, el Partido Patria Querida se redujo a 1 lugar al igual que el Frente Guasu Ñemongeta y el movimiento Yo Creo.
Pueden ver la lista entera de los próximos senadores y diputados en este sitio web hecho por KONECTA S.A., que resume los resultados en base a los datos provenientes del TSJE. (Los datos visualizados están basados en el TREP y por lo tanto son aproximados, la lista final será publicada oficialmente por el TSJE luego de finalizado el juzgamiento de actas).
Si bien aparecerán nuevas caras en el Congreso Nacional, otras figuras lograron el famoso rekutú (término que hace referencia al juego del balero “embocar una y varias veces», y palabra que nuestro versátil idioma guaraní equiparó al de «reelección», propia del lenguaje político paraguayo).
En este artículo repasamos a tres figuras políticas que no se han destacado precisamente para bien. De hecho, sus nombres están asociados a lo que todo político de bien debería repeler: tráfico de Influencias, asociación criminal, enriquecimiento ilícito y corrupción.
Algunos corrieron con más suerte, ya sea por pertenecer a un movimiento más numeroso que lo salvaron de un juicio político o por simplemente tener por detrás a una poderosa figura detrás del poder (guiño, guiño). Empezamos esta lista por aquel liberal que hizo historia en el Congreso, por el motivo más infeliz.
Dionisio Amarilla (PLRA – 24.794 votos)
La “gran” figura política del PLRA efectivamente hizo historia al ser el primer liberal expulsado del Senado.
Con el resultado de 31 votos por la pérdida de la investidura, 2 abstenciones y 2 ausentes, en 2019 la Cámara Alta decidió expulsarlo del Congreso tras un escándalo político: Se había comprobado fehacientemente que traficó influencias para que el IPS entregue una licitación de 140 mil millones de guaraníes a una empresa por “Seguridad” en la previsional.
La empresa pertenecía a su amigo Oscar Chamorro Lafarja, hijo de un ex diputado colorado del Chaco. Amarilla fue filmado intentando influenciar ante un periodista de ABC Color para “desinflar” las publicaciones sobre las irregularidades en el proceso de licitación, las cuales mencionan que la misma familia (Chamorro) ya había hecho negocios con el Estado por más de 900 mil millones de guaraníes.
De manera no tan humilde, el expulsado senador acusado además de enriquecimiento ilícito manifestó que era un perseguido político por ser un “líder emergente”.
Sin perder tiempo inició su campaña en pos de volver lo más pronto posible al Congreso. A regañadientes tuvo que aceptar formar parte del equipo de la Concertación Nacional, liderado por Efraín Alegre, a quien en incontables veces criticó de manera voraz públicamente, con expresiones al nivel de “Evidentemente Efraín se pone de cuatro y Marito se la da”.
“Vamos a hacer campaña sobre las cosas que realmente le importan a la ciudadanía. La gente quiere saber cuándo va a bajar el combustible, cómo enfrentar los gastos del año escolar, entre otras cosas”, aseguró el candidato a senador a medios cartistas, agregando que los candidatos ya no pueden perder el tiempo en problemas partidarios, cuando la población espera resultados concretos a sus problemas.
La estrategia le funcionó electoralmente hablando, ya que fue el décimo senador más votado de la Lista 2.
Javier Zacarías Irún (ANR-22.491 votos)
En un lejano puesto 20 quedó el ex intendente de Ciudad del Este, pero le sirvió igual para entrar una vez más al Poder Legislativo. De hecho, se mofó de ello en Twitter al recordar unas declaraciones del actual intendente Miguel Prieto.
De tragar las palabras el electo senador sabe bien, pues es bien recordado que cuando se candidató a la presidencia en 2012 y tuvo como adversario político a Horacio Cartes, este hizo campaña echando pestes y culebras contra el actual mandatario de la ANR: Lo comparó con el mafioso Al Capone, y recordaba sus problemas con el contrabando de sus cigarrillos en la región de la Triple Frontera.
Pero acuchilladas políticas aparte, es de conocimiento público el negro historial que lleva el Clan ZI, liderado por Javier Zacarías Irún. En estas elecciones hizo campaña recién a pocos días de las elecciones, apareciendo públicamente de a poco, a modo de no manchar con su presencia a otras figuras nuevas del coloradismo.
Porque estar cercano al líder político que gobernó el Este del país por dos décadas y que fuera el principal promotor de la incorporación de figuras ligadas al narcotráfico en campañas políticas en puja por puestos de poder era algo que temían, según propias fuentes ligadas a la ANR.
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El electo senador colorado y su clan logró en 2021 el sobreseimiento definitivo del proceso penal por presunta lesión de confianza, que ocasionó un perjuicio por más de G. 2.100 millones al municipio de Ciudad del Este. Curiosamente de la mano de la jueza Cinthia Garcete, quien tiene en su haber varios escándalos judiciales (basta poner su nombre en el buscador de Google para que salten sus perlas laborales), y en un periodo en donde el Poder Judicial estaba atado a Sandra Quiñonez, acusada de ser servil a un ex presidente del país quien lidera el movimiento político de ZI.
Se podría escribir largo y tendido sobre los crímenes y denuncias que pesan sobre el reelecto senador, pero para continuar con el artículo dejamos un enlace al espectacular trabajo de la organización anticorrupción ReAcción, quien documentó cómo se malgastó el FONACIDE en Ciudad del Este durante la administración del Clan Zi.
Erico Galeano (ANR – 27.974 votos)
El último personaje de esta lista estuvo el último año en el ojo de la tormenta por las denuncias de una supuesta asociación criminal. El actual diputado y senador electo hizo campaña escondido entre la multitud del coloradismo, pero consiguió estar en el puesto 16° de los senadores más votados de la Lista 1.
Erico Galeano tiene su nombre manchado con el término de la narcopolítica. En 2022 en el marco del operativo A Ultranza PY, la mayor operación contra el crimen organizado y el lavado de dinero en Paraguay, desató un escándalo en el escenario político del país por sus implicados y sus conexiones.
En uno de los operativos, agentes de la SENDA y la Fiscalía allanaron una residencia de un country privado ubicado en el departamento de Cordillera, en donde la información señalaba presencia de los narcos. Si bien no encontraron a los traficantes, si encontraron una factura de ANDE a nombre del senador electo.
Empresario tabacalero exitoso, también fue presidente del Club Deportivo Capiatá, quien dio cabida a Sebastián Marset, futbolista y narcotraficante en su tiempo libre.
Galeano también fue señalado por vender una propiedad que no había rendido en su declaración jurada de bienes y rentas, a uno de los presuntos narcos detenidos en el marco del operativo de la SENAD, y tras mayores investigaciones, se reveló que tampoco rindió otras cinco propiedades y 12 cuentas bancarias, así como una supuesta deuda de USD 2.250.000 que posteriormente transfirió al líder de la ANR, Horacio Cartes.
Coincidencias, curiosidades o crímenes sin investigar, lo que importó a sus votantes fue el hecho de su imagen como “gran benefactor de la comunidad”.
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Es preocupante que, a pesar de las denuncias y pruebas de corrupción en contra de estos políticos, la ciudadanía los haya elegido como sus representantes en el Senado. Esto nos indica que existe una falta de conciencia y compromiso ciudadano en la lucha contra la corrupción y la defensa de la democracia.
Además, la elección de estos personajes también revela la falta de opciones y alternativas políticas reales y efectivas para la ciudadanía. Es necesario que la sociedad tenga la capacidad de elegir a representantes honestos y comprometidos con el bienestar común, lo que requiere un sistema electoral transparente y una cultura política sana.
