De ser un proceso que envuelve a toda la comunidad, los velorios pasaron a ser un ritual solitario y rápido, permitido únicamente a un grupo contado de familiares del fallecido. En entrevista con el Psicólogo Alfredo Coronel nos comenta como se vive esta etapa y alguna manera de sobrellevarla.
¿Los rituales fúnebres cumplen un rol? ¿O se limitan solo a lo religioso?
Se fundamenta más que nada por lo religioso, pero con fuerza como para afectarnos a nivel cultural como grupo de individuos que comparten una fe o no y que adopta inevitablemente ese proceso como forma de despedir a un ser cercano sin dejar de influir en los aspectos psicológicos de los afectados.
¿Qué representa la ausencia de estos rituales hoy en día?
Es duro y negativo para las personas que creen y para la sociedad que adoptó este proceso por lo cual la perdida se siente mas profunda e intensa, haciendo que sea más difícil para los afectados cercanos dejando una sensación de una despedida hecha a medias haciendo incluso más largo todo el proceso de recuperación.
¿Cómo pueden ser reemplazados estos rituales?
Realmente reemplazados no pueden ser, pero la situación puede ser aceptada dependiendo de cada uno. Conozco casos de personas que no pudieron dar el último adiós como siempre y entonces realizaron sus rituales desde donde les tocó vivir la pérdida, con un circulo de oración o simplemente haciendo un buen gesto en memoria del ser querido que partió. Simplemente hablando de él y recordando los buenos momentos que dejó en cada uno.
¿Cuáles son las recomendaciones para poder superar estas situaciones?
Si las personas no se sienten plena con la despedida que dieron a sus seres queridos recomiendo que busquen ayuda, para entender que lo que hizo y no hizo no fue por no respetar a la persona que partió. Realmente otra opción es realizar otros gestos que servirán como contención para la persona afectada.
Según lo establecido por el Ministerio de Salud Pública, en esta cuarentena los rituales funerarios se encuentran totalmente prohibidos, así como la tradicional novena y el rezo final evitando la aglomeración de personas.
