InicioActualidadDía Internacional contra la Corrupción: Participar para cambiar la realidad

Día Internacional contra la Corrupción: Participar para cambiar la realidad

El Urbano conversó con un verdadero referente de la lucha contra la corrupción en Ciudad del Este y a nivel nacional: David Riveros García, Director Ejecutivo de la ONG reAcción. La organización tiene como misión “combatir la corrupción, a través de iniciativas innovadoras que tengan como énfasis la educación cívica, para la promoción de la transparencia y buena gobernanza, especialmente en el sector educativo”.

David Riveros, quien participa de espacios de discusión a nivel internacional desde los 18 años sobre la problemática, plantea que la “la corrupción es la corrosión de la dignidad humana”.

Indica algunas de las principales consecuencias. “Dependiendo de cómo definimos la corrupción y a cuál ámbito nos referimos, las consecuencias son varias. Sentimos claramente sus efectos en malos o inexistentes servicios públicos como salud y educación. En estos tiempos, a mí me preocupa cómo la corrupción socava la confianza entre nosotros y hacia nuestras instituciones democráticas. El populismo autoritario se nutre de esas cosas y, aunque propone combatir la corrupción, la usa como alimento para crecer, polarizar y socavar el diálogo en democracia”.

Los responsables de la corrupción

La corrupción no es exclusiva práctica de las autoridades del Estado. (Foto: Gentileza).

El activista hace un énfasis especial en el ejercicio de la ciudadanía. “¿Quiénes son responsables en una sociedad democrática sino sus actores políticos, no? Y quienes somos ciudadanos––que no es lo mismo que ser habitante–– nos debemos a participar políticamente. Un activista suele ser mucho más político que un político de partido. Al negar la política, negamos también la herramienta para combatir la corrupción y le dejamos el camino libre a los corruptos. No todos somos responsables de la corrupción; no sólo los políticos de los partidos son responsables de la corrupción. Lo cierto es que todos somos responsables de limitar la corrupción”, expresa

David Riveros explica que disminuir la corrupción puede traer muchos beneficios: “Una vida digna, que es una vida en la que se aseguren los derechos básicos de cada persona, lo que a su vez abre las puertas a oportunidades. La dignidad tiene implícita una concepción holística. No se da sólo con mejor salud o educación, incluye el medio ambiente, la economía, las relaciones laborales, acceso a servicios básicos como agua y electricidad. Y esto no quiere decir que la corrupción es la raíz de todos los males, pero fácilmente logra relaciones simbióticas que catalizan los problemas sociales existentes y generan nuevos problemas”.

¿La corrupción es parte de la cultura paraguaya?

El activista es claro al señalar que “la corrupción es parte de la cultura de cualquier país” y no excepcionalmente de la paraguaya. “La percepción generalizada de que somos el país de la corrupción contribuye a que sintamos que es parte de nuestra cultura. Si creemos que somos corruptos por naturaleza, entonces no consideramos como graves los actos pequeños de corrupción––los dejamos pasar. Y estos actos pequeños son las raíces de la corrupción institucionalizada en el poder. Si uno lee diarios de personas que viajaban por partes de Europa, como Alemania, más de un siglo atrás, la descripción de ese país se parece mucho a lo que diría un turista sobre la corrupción en Paraguay. La historia no es destino”, afirma.

¿Qué podemos hacer para disminuir la corrupción?

Uno de los espacios de capacitación de líderes juveniles contra la corrupción, realizado por reAcción. (Foto: Gentileza-reAcción).

David Riveros recomienda actuar política y democráticamente en comunidad: “La parte ‘en comunidad’ es fundamental porque a la corrupción le viene bien los liderazgos individualistas. Y “comunidad” no es lo mismo que seguidores; toma años construir comunidades. Aclaro que con actuar políticamente no me refiero a que seamos políticos de partidos o candidatos. La política no es propiedad privada de los partidos políticos––aunque en Paraguay ellos quisieran que así sea. El discurso anti-corrupción no puede convertirse en el discurso anti-política”.

Y continúa: “Pocas cosas son tan políticas como combatir la corrupción, exigir rendición de cuentas, cuestionar a las autoridades electas y defender posiciones con argumentos basados en evidencia. Las democracias respiran conflictos por eso, porque se busca persuadir con argumentos y hechos. Solamente las dictaduras respiran silencios”.

El activista anticorrupción es reacio a los fanatismos políticos: “Pocas cosas pueden ser más pro-corrupción que aplaudir mediocridades y creer en salvadores. Quien se rodea de aplausos suele dejar de escuchar a la población”.

Pandemia y corrupción

Al finalizar el diálogo con El Urbano, David Riveros señala que la corrupción también está muy presente en esta pandemia. “Los países en todo el mundo han adoptado medidas significativas para hacer frente a la emergencia sanitaria y evitar un colapso económico mundial. Han movilizado miles de millones en fondos para adquirir equipo médico y proporcionar una red de seguridad económica para la ciudadanía y los negocios que están en peligro. La necesidad de respuestas urgentes, sin embargo, obligó a algunos Estados a negociar el cumplimiento, la supervisión y la rendición de cuentas para poder lograr los impactos rápidos que se requerían, creando así importantes oportunidades para la corrupción”, finaliza.

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