InicioCulturaPablo Blaya debuta como solista con "Debajo del ruído"

Pablo Blaya debuta como solista con “Debajo del ruído”

El que acostumbre escuchar rock nacional tiene, si o sí, al menos un par de canciones en su playlist con la firma de Pablo Blaya. El músico paraguayo-argentino tiene en su haber un par de excelentes discos con Ripe Banana Skins, varios hits masivos con Kita Pena y algunos buenos covers de cumbia con Uhh Baby, además de tocar actualmente la guitarra en Piter Punk. Cada proyecto es distinto, pero BLAYA_ es especial por muchos motivos: además de ser su debut como solista, es su primer disco como cantante.

Y no podría ser de otra manera, ya que “Debajo del ruido” es un álbum sumamente personal, de sentimientos en primera persona, transmitidos como si fueran cartas a personas queridas. Pablo logra usar su inconfundible voz rasposa a su favor, como lo hacen los buenos cantautores, con variados recursos como armonías, diferentes impostaciones o incluso el autotune. También muy variadas son las atmósferas y estilos presentes en el disco: desde indie-pop soleado (“Ayer vi un fantasma”, “Montañas de sal (Viajar)”), hasta reflexiones sobre la muerte con toques entre country y post-punk (“La Mort”).

– Tuviste muchos proyectos a lo largo de tu carrera. ¿Cómo surgió la necesidad de hacer un material solista?

La verdad es que desde que tengo memoria que quiero escribir y cantar mis propias canciones. No digo que las canciones de mis otros proyectos no las sienta como propias, pero es distinto cuando vos componés, escribís y cantás lo que escribís, además de tomar todas las decisiones. Es como escribir un libro, estás solo, vos y la hoja en blanco y de alguna manera tenés que hacer que suceda.

El tema es que si bien tenía este deseo de hacer mis canciones en solitario desde hace mucho, no sé si hubiese sucedido sin el pedido de mi hermana de componer una canción para su película “Las buenas intenciones”. En una escena necesitaba reemplazar un tema de Neil Young (“Out on the Weekend”), que por motivos de derechos y de costos no podía utilizar, y me preguntó si me animaba a componer algo. Y así una mañana me senté a escribir “Sol de enero”, la grabé con el teléfono y se la mandé como para que vea si le servía.

El tema es que le gustó tanto que terminó usando en la película esa misma grabación que hice con el celu. Bueno, eso un poco me motivó a empezar a escribir sin ningún tipo de aspiración a nada más que ejercitarme como autor. Y así fue en menos de un año había escrito más de 60 canciones. Y ahí sentí que necesitaba marcar etapas y decidí seleccionar 10, producirlas un poco y meterlas en un disco.

– ¿Tocaste todo vos solo en tu disco, o hubo algún invitado? ¿Y el proceso de mezcla y masterización, cómo fue?

El proceso fue muy particular, por lo menos en comparación con todas mis experiencias anteriores. Yo no sabía usar ningún programa de edición de audio. Es más siempre fui un negado. Sentía que no tenía la capacidad de aprender. Hasta que en pandemia empecé de cero: agarré el GarageBand del teléfono y empecé a grabar y a editar todo ahí. Después pasé al GarageBand de la compu y seguí grabando cosas ahí con un par de herramientas más. Hasta que llegó el punto que sentí que el GB me quedaba chico y me pasé al Logic.

Ahí me sirvió mucho la asistencia casi constante de Marcelo Soler, que siempre tuvo la mejor predisposición y paciencia a la hora de desasnarme. Empecé a hacer preproducciones un poco más serias. Mejor sonido, más ordenado, mejor interfaz. Y empecé a cerrar lo más posible las canciones grabando guitarras, voces, bajos, teclados y programando algunas baterías, como para tener una referencia rítmica.

Marcelo Soler se encargó de la producción y mezcla de ‘Debajo del ruido’

Cuando sentí que contaba medianamente con un buen arsenal de canciones mostrables nos juntamos con Marce Soler a escucharlas, siempre con la intención de que me ayude a coproducir el disco (él ya me venía insistiendo de grabar mi disco hace un tiempo, pero yo sentía que me faltaba todavía). Hasta ese momento muy pocas personas de muchísima confianza habían escuchado estos demos que enviaba por Whatsapp a las 3 de la madrugada. Cuestión que a Marce le gustaron las canciones y empezamos a elegir las 10 que formarían parte del disco. También tomamos la decisión de intentar usar la mayor cantidad de cosas que grabé en mi casa para que el disco no pierda esa frescura.

En lo que respecta a lo instrumental, hubo 6 invitados: Marcelo Soler en baterías; Ramón Gonzalez en percusiones en “Esta vez”; Ricardo Velazquez en bajo en “Ayer vi un fantasma”; Nana en voces en “La mort”; Rodrigo Quintas en teclados en “El Jardín” y Ernesto Soler en percusiones desde el más allá en “El ritmo de la canción”.

La mezcla fue parte del experimento, ya que con Marce habíamos llegado a la conclusión que este disco también le tenía que aportar a él en algún punto, y él hace un tiempo ya venía con la idea de mezclar por primera vez algún material, y así decidimos que este disco sea su primer experiencia mezclando, lo cual le aporta también un sonido muy particular al disco. El master lo laburamos con Nicolás Melgarejo en Lobo estudios.

– ¿Hubo alguna influencia musical importante (bandas o géneros) al armar el disco, o no pensaste tanto en eso?

La verdad no pensé en eso. Yo quería que las canciones nazcan lo menos sugestionadas posible y es así que terminó siendo un disco súper variado en lo musical. Obviamente, las influencias están inconscientemente todo el tiempo, pero no hubo un momento en el que me senté y dije voy a hacer un disco así o asá, no. Las canciones fueron saliendo y de alguna manera casi mágica se fueron conectándose unas con otras.

Lo que si una vez con el disco terminado, lo que todos los que conocieron a mi viejo y a su banda Sorry, me dicen que “Debajo del ruido” es una evolución de eso que había empezado mi difunto padre, lo cual tiene sentido y me enorgullece mucho.

– ¿Cómo es el proceso de composicion en tus principales bandas (Kita Pena, RBS)? ¿Y cómo se diferencia ese aspecto de lo que hiciste en tu disco?

El proceso con todas las bandas en la que participé siempre fue primero la música, después la letra. Siempre fue así. Por lo que generalmente me tocaba dar el puntapié inicial de la idea a mí. Después obviamente se abre a la participación general, pero lo que quiero decir es que aprendí a perderle el respeto a la hoja en blanco. Y eso se mantuvo.

La gran diferencia está en que como en mis otras bandas yo me encargaba meramente de lo musical, sobrecargaba mucho lo instrumental. Si escuchas los temas de RBS, tienen miles de acordes, miles de cambios, medio que desarrollaba las canciones como si nadie fuera a cantar encima. Con el tiempo entendí que hay que dejarle espacio al otro instrumento y eso lo desarrollé muy bien en este disco. Intenté que cada instrumento se limite a hacer solo lo que le corresponde. Y creo que eso hace que respire bien el disco.

– El estilo de las letras es bastante personal (“confesional,” como dicen por ahí). ¿Cómo se siente “abrir” tus sentimientos en algo público como es un disco? Lo que reflejan tus letras, ¿es totalmente real o hay algo de ficción?

Creo que es mucho más fácil decir ciertas cosas en formato canción. Es más, muchas de estas canciones nacieron con la misión de cumplir el rol que antes cumplían las cartas. Escribía una canción, la grababa en el momento y se las enviaba a quien corresponda. Ese era el fin de mis canciones en esa primera instancia, decirle a personas que quiero: “ey, hoy estuve pensando en vos y te escribí esta canción con algunas cosas que siento”.

Escribí un montón de canciones para Carla, mi hija, otras tantas para mis amigos, para mis ex parejas y para mi futura pareja, que hoy es mi actual compañera. Escribí canciones para el día que ya no esté. Escribí canciones para todos los barrios en los que viví. Escribí canciones para mis hermanas. Escribí canciones para mis muertos. Me escribí canciones a mí mismo. Escribí, escribí y escribí. Se me volvió una obsesión. Creo que coincide con el miedo a morir que te agarra llegando a los 40. Sentía que tenía que dejarle claro a la gente importante lo que sentía antes de no poder hacerlo más.

Todas las canciones parten de un lugar muy real y van deformándose desde las urgencias poéticas. Pero reconozco vorazmente la realidad que se esconde detrás de las licencias que me permití con cada una de ellas.

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