El Circuito Vivencial del Mundo Guaraní funciona dentro de uno de los últimos remanentes del Bosque Atlántico del Alto Paraná, dentro del Área Silvestre Protegida de la Reserva Natural Yguazú, que bordea el emblemático Lago Yguazú.
“El bosque es como una escuela para nosotros, también es como una farmacia porque ahí encontramos alimentos y medicina también. Nosotros ahora ya no tenemos bosques, se perdió todo. Todo está mecanizado y por eso nuestros ancestros no saben cómo vivir”, comentó Silvino Benítez.
Él trabaja como guía en el Circuito Vivencial, junto a otra persona también del pueblo Mbya Guaraní. Ambos fueron capacitados por la Secretaría Nacional de Turismo y posteriormente contratados para recibir a los visitantes. El atractivo turístico contempla un recorrido de 800 metros dentro del bosque, donde se instalaron paradas informativas sobre las características de la reserva, datos sobre los animales silvestres, las plantas y sus propiedades medicinales, los árboles, el impacto de la deforestación y finalmente, se llega al centro de interpretación.
El centro de interpretación tiene una narrativa sobre la historia de los pueblos guaraníes, materiales audiovisuales con información sobre cada uno de los 17 pueblos que habitan el territorio paraguayo, una exposición de artesanías y objetos que hacen parte de la cultura de las comunidades. El espacio expone también información sobre la cosmovisión de los guaraníes y su estrecha relación con la naturaleza.
“Me siento muy bien y estoy orgulloso de mi trabajo”, cuenta el guía, oriundo de la comunidad Mbya Guarani llamada Puerto Juanita, del distrito de Yguazú, conformada por unas 15 familias.
Comenta que en Yguazú, también están las comunidades Mbya: Remanso Toro conformada por más de 40 familias, Juanita y Caranday con unas 45 familias.
Silvino comenta que la vida en las comunidades es muy difícil por la falta de empleo y condiciones mínimas para la subsistencia. Pese a las dificultades, aún conservan parte de su cultura y viven su espiritualidad recordando y respetando a sus ancestros. “El chaman aún existe. Mi nombre espiritual es Karai Ñemanga”, afirma.
Destaca que mucha gente llega al Circuito Vivencial con curiosidad de conocer más sobre la cultura guaraní. “La gente quiere ver nuestra cultura. Aquí solo muestra la artesanía, pero la gente quiere saber sobre nuestras danzas tradicionales, pero para eso deben visitar la comunidad. Quiero pedir a toda la gente que visiten mi comunidad para que conozcan mejor nuestra situación”, finalizó.
Más información: Circuito Vivencial del Mundo Guaraní: Una propuesta turística para revalorizar la cultura indígena