Numerosos ciudadanos paraguayos tomaron las calles en diversas manifestaciones a lo largo del fin de semana, unidos por un reclamo común: el rechazo categórico a la reciente destitución de la senadora Kattya González, un movimiento que ha sido ampliamente criticado por socavar los pilares de la democracia y la seguridad jurídica en el país. Esta ola de movilizaciones, bajo el grito de ¡Dictadura nunca más!, surge como respuesta directa a un acto que ha sido percibido no solo como un ataque a un miembro de la oposición sino como una señal alarmante del deterioro democrático en Paraguay.
La controversia estalló cuando Kattya González, senadora del Partido Encuentro Nacional (PEN), fue expulsada de su cargo en un proceso apresurado y calificado de antidemocrático, orquestado por una coalición de 23 senadores con vínculos a prácticas de corrupción, tráfico de influencias, y nepotismo.
Esta acción ha desencadenado una respuesta inmediata y contundente de diversos sectores de la sociedad, tanto a nivel nacional como internacional.
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Entre las voces que se han levantado en protesta se encuentra la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP), que ha advertido sobre el grave riesgo que esta situación representa para la democracia paraguaya, subrayando la prohibición constitucional de cualquier forma de dictadura o eliminación del pluralismo.
Asimismo, la Embajada de Estados Unidos en Paraguay, a través de una publicación en la red social X, ha reiterado la posición de la Cámara de Comercio Paraguayo Americana (Amchan) sobre el impacto negativo de estas acciones en la imagen del país y en la confianza de los inversores extranjeros.
La reacción ha cruzado fronteras, con pronunciamientos de organismos internacionales como la OEA, que ha expresado su preocupación por las implicaciones de este acto en la lucha contra la violencia hacia las mujeres.
Entidades representativas del sector empresarial, como la Federación de la Producción, la Industria y el Comercio (Feprinco) y la Unión Industrial Paraguaya (UIP), han señalado que este tipo de atropellos genera incertidumbre sobre la seguridad jurídica y evidencia las vulnerabilidades de la democracia en Paraguay.
La indignación se ha hecho visible en las calles, con estudiantes de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y otros grupos jóvenes liderando las protestas.
Armados con banderas paraguayas y carteles que denuncian desde la “narcopolítica” hasta el nepotismo, los manifestantes han cerrado calles y expresado su determinación de luchar por la defensa de la democracia.
Estos actos de protesta no solo buscan rechazar la destitución de González sino también enviar un mensaje claro contra la corrupción y el autoritarismo, personificados en figuras como Horacio Cartes y el presidente Santiago Peña, así como en el Partido Colorado.
Entre los carteles que se alzaban en las manifestaciones, uno advertía con firmeza: “Vender la democracia les va a costar caro”. Esta frase encapsula la determinación y el rechazo de los manifestantes hacia las acciones que perciben como una traición a los principios democráticos.
Rosa Ramírez, líder del Centro de Estudiantes de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), compartió su perspectiva sobre el clima de descontento entre los estudiantes ante el panorama político actual en Paraguay.
“Estamos aquí para manifestar nuestra indignación y para asegurarnos de que no se pisoteen los principios de la democracia. Buscamos el respeto por el Estado de Derecho y la implementación de una ley efectiva contra el nepotismo. Aspiramos a construir un país mejor”, afirmó Ramírez.
La representante estudiantil también expresó su preocupación por las dificultades que enfrentan los estudiantes universitarios en Paraguay, señalando que acceder a la educación superior es considerado un privilegio en el país.
En este contexto, los estudiantes demandan la protección de los fondos destinados a la educación y la continuidad de políticas como el arancel cero, con el objetivo de garantizar que los puestos de trabajo sean ocupados por individuos calificados y no sean resultado de prácticas nepotistas.
“Existen personas que se esfuerzan y son merecedoras de esas oportunidades”, subrayó Ramírez, destacando la lucha diaria de los estudiantes por un futuro más justo y equitativo.
“Solo queremos vivir en paz. Cuidemos nuestra democracia”, declaró Esther Roa, reconocida activista anticorrupción, resumiendo el sentimiento general de las manifestaciones.
A medida que la ciudadanía paraguaya continúa su lucha, el mundo observa atentamente, esperando que este clamor por justicia y transparencia prevalezca, marcando un camino hacia la restauración de la confianza en las instituciones democráticas del país.
