En un acto que ha dejado a la democracia tambaleando, los senadores del Partido Colorado (del bloque cartista) han ejecutado una maniobra maquiavélica para expulsar a la senadora Kattya González, una voz crítica y opositora en el Congreso de Paraguay.
La sesión extraordinaria del Senado, convocada con la intención de tratar el pedido de pérdida de investidura de la senadora del Partido Encuentro Nacional, se convirtió en un escenario de traición a los principios democráticos.
El cartismo, respaldado por algunos senadores denominados “satélites” (quienes, aunque no están oficialmente con el Partido Colorado, actúan como sus fieles seguidores desde sus escaños), logró su cometido.
En la mañana, la falta de quórum impidió el inicio de la sesión extraordinaria .Posteriormente, durante la tarde, en una extensa sesión, los seguidores del cartismo alcanzaron su meta de sacar a Kattya González del Congreso.
La reunión se transformó en comisión para elaborar un dictamen favorable. Dionisio Amarilla, quien en su momento hizo historia al ser el primer liberal expulsado del Senado, presentó la acusación, apoyado por Derlis Maidana con argumentos adicionales, acusando a Kattya de supuestamente respaldar a ciertos planilleros y de emplear a un suboficial en actividades de proselitismo.
Para alcanzar su meta, el cartismo y sus colaboradores pasaron por alto su reglamento interno, que había aumentado a 30 votos el requisito para la pérdida de investidura. Hicieron caso omiso de manera flagrante a la Comisión Permanente del Congreso, la cual no fue convocada para la segunda sesión extraordinaria que culminó en el desacato.
Además, no se notificó a la legisladora acerca de la acusación en su contra, privándola de su derecho legítimo a defenderse.
Durante la votación, los 15 miembros de la oposición se retiraron del recinto. Un total de 23 votaron a favor de la destitución, mientras que 7 senadores, que optaron por una solución más moderada, se abstuvieron.
Consecuentemente, el médico pediatra Ignacio Iramain Chilavert asumirá el cargo como nuevo senador.
Kattya González emitió un enérgico mensaje a sus colegas, quienes la escucharon en completo silencio, y recibió una despedida entre aplausos: “El burdo montaje mediante el cual hoy un grupo de agentes del crimen organizado desconocerá no solamente los más de 100.000 votos que legitiman esta banca, compañeros. Esta banca. Sino además van a despreciar los miles de votos más que decidieron que resulta fundamental contar con voces disidentes y agentes contralores. Grafica muy bien de qué lado se acuesta cada uno de los parlamentarios aquí presentes. Aquí se huele miedo, señores. -…- Veo miedo en muchas miradas. Pero aquí, en este Congreso, reina por encima de todo un miedo mucho más grande, que ya no es sólo el de los que claudicaron y los que se vendieron. Es otro el miedo, el que los une y les impulsa a este acto grotesco y patético. El peor de los miedos que pueden ustedes tener. El que les moviliza y nos coloca hoy frente a frente. Es el miedo que este gobierno le tiene al pueblo paraguayo. El miedo a que la paciencia se acabe ante la sucesión de escandalosas traiciones a la confianza de la gente. Bofetadas a la gente común, una tras otra, sin un ápice de vergüenza. Porque ya han perdido todos los límites, todo el respeto, todo principio. Y yo les digo, tengan miedo, señores”.”
La sombra del autoritarismo
El cartismo y sus aliados han dado un golpe a la democracia paraguaya. Al expulsar a una senadora opositora sin un debido proceso y sin pruebas concluyentes, han demostrado que están dispuestos a sacrificar los principios democráticos en aras de sus intereses.
La pregunta que queda flotando en el aire es: ¿qué más están dispuestos a hacer los cartistas y sus “satélites” para mantener su control sobre el poder? La respuesta podría definir el futuro de la democracia en Paraguay.
