Si hay un año resaltante y especial para los hinchas franjeados, ese año es el 1979. Allí se registraron grandes alegrías para el fútbol paraguayo, y gran parte de ello se debe a las estrellas que supieron vestir la franja.
Tanto a nivel de clubes como a nivel de selecciones, porque en diciembre de aquel año Paraguay ganó su segunda Copa América, con un plantel de figuras como Carlos Alberto Kiese, Evaristo Isasi, Alicio Solalinde, Hugo Talavera, entre otros grandes jugadores.
Todos los recién citados llevaron la franja en común, y bajo la dirección técnica del legendario Luis Cubilla y la presidencia de Osvaldo Domínguez Dibb consiguieron la primera estrella plateada (y más tarde la estrella dorada) de la institución, que hasta hoy sigue iluminando en el corazón del hincha olimpista y su indumentaria.
La primera final fue en Asunción. 50.000 personas en el Defensores del Chaco vieron los goles de Osvaldo Aquino y Miguel Piazza, con los que Olimpia venció al todopoderoso Boca Juniors argentino, que venía de ganar las finales de 1977 y 1978.
En aquella ocasión el franjeado formó con: Almeida; Paredes, Jiménez, Solalinde, Kiese, Piazza, Isasi, L. Torres, Villalba, Talavera y Aquino.
El día que Olimpia silenció a la Bombonera
Con la ventaja, cinco días más tarde Olimpia fue hasta el estadio de Boca. La cancha era una fiesta, colmada por 65.000 almas. Allí jugaron: Almeida, Solalinde, Paredes, Jiménez, Piazza, L. Torres (Guasch), Kiese, Talavera, Isasi, Villalba y Aquino (Delgado).
El Decano impuso el empate a cero en los 90 minutos, para así conquistar el primer título internacional de su historia y del fútbol paraguayo.
Era la segunda vez que un equipo extranjero daba la vuelta olímpica en La Bombonera por Copa Libertadores y por un torneo internacional en general.
Olimpia se convertía así en el segundo equipo en ganarle la final de un torneo internacional a Boca Juniors y en el segundo equipo extranjero en dar la vuelta olímpica en su estadio y en el cuarto equipo en general que se consagraba campeón en la Bombonera.
Posteriormente, el equipo paraguayo disputaría la Copa Intercontinental 1979 ante el Malmö de Suecia, así como también la Copa Interamericana 1980 ante el FAS de El Salvador. Ambos trofeos fueron a parar a Para Uno. La seguidilla de éxitos se extendió hasta el cierre del hexacampeonato local (1978-1983).
“La gloria no tiene precio”
En esta final ocurriría un intento de soborno por parte del presidente de Boca Juniors, Alberto José Armando, quien le ofreció un maletín lleno de dinero (40 000 dólares estadounidenses) al presidente de Olimpia, Osvaldo Domínguez Dibb.
Esto con tal de que Olimpia se dejara ganar en el partido de vuelta para así forzar un tercer partido, y así poder definir al campeón de la Copa Libertadores 1979 en campo neutral (en el Estadio Centenario en Uruguay).
La idea era evitar que Olimpia diera su vuelta olímpica en La Bombonera (ya que el partido de ida había terminado con victoria de Olimpia por 2 a 0). Por aquel entonces, las finales de la Copa Libertadores se definían por puntos y no por diferencia de goles.
Sin embargo, el presidente de Olimpia rechazó la propuesta y le dijo una frase que hasta hoy los hinchas franjeados lo tienen como un mantra: «Compadre, mi país no necesita dinero, necesita gloria. Y la gloria no tiene precio…»
