Abril del 2015, en un chequeo médico de rutina, se registraron valores anormales en los riñones de Lorena. De estudio en estudio se confirmó el mal e investigando e interiorizándose fue a consultar en el hospital Samaritano de Sao Paulo, donde ya le adelantaron que posiblemente la única solución sería un trasplante de órgano.
Buscando agotar todas las instancias Lorena llevó una serie de tratamientos y la enfermedad solo empeoraba. Allá por el año 2018 aceptaron el hecho de que el trasplante era la única solución que les restaba.
Ahí pasaron a otra etapa, con la dificultad que no cualquiera puede ser donante y que para saber eso, el donante se tendría que exponer a una serie de estudios hasta confirmar su compatibilidad además de otras cuestiones. “No cualquiera viene y te pide un órgano y vos tampoco nunca estás preparado para tener esta conversación”, comentó Lorena.
Con esas condiciones, las primeras opciones que tuvo en cuenta fueron sus padres, rápidamente descartados ya que anteriormente por el mismo mal ya habían donado sus órganos a su hermana.
Luego William Gill Morlis, su marido, aceptó el reto y se puso a disposición siempre entendiendo lo complicado que puede llegar a ser el proceso. Ambos pasaron por una serie de estudios que consistía en viajes mensuales a la ciudad brasileña por más de un año y medio, hasta que finalmente fue confirmado como compatible para la operación.
La intervención fue marcada para marzo de este año, pero por la pandemia recién pudo ser realizada el pasado 16 de septiembre en el hospital brasileño y fue un éxito, acabando con una lucha de más de 5 años.
En estado de recuperación Lorena nos comentó que el optimismo fue uno de los principales elementos para superar la situación. “No importa lo que pasaba, yo enfrenté todo con una sonrisa. Fue emocionante que justo mi marido fue el indicado”, expresó.
Destacó la disposición de su marido y dijo que ese acto solo fortaleció más su relación con él. “Es muy difícil pedir un órgano a alguien por más que sea cercano, en nuestra sociedad es algo demasiado raro, yo tuve la suerte de que mi marido sea compatible conmigo hasta en ese nivel”, agregó.
Sobre la importancia de la donación de órganos, Souto invitó a la ciudadanía a no temer realizar este gesto. “Yo invito a toda la gente a donar sus órganos, esto te cambia la vida, tanto a los que recibimos como los que donan los órganos”, finalizó.
Si un voluntario decide ser donante debe concurrir con su Cédula de Identidad al Instituto Nacional de Ablación y Trasplante (INAT). El trámite es gratuito. Su sede se encuentra ubicada sobre la calle Lombardo casi Santísimo Sacramento, Barrio Trinidad de Asunción o puede contactarse al 021-286-337 consultando sobre el trámite a nivel Alto Paraná.
