InicioActualidad“Tupâsy ñemongorre”, la tradición enfrenta la pandemia

“Tupâsy ñemongorre”, la tradición enfrenta la pandemia

Cada año, en el mes previo a la festividad del 8 de diciembre, diferentes imágenes de la Virgen de Caacupé son llevadas casa por casa en Villa 23 de Octubre, en el marco de una tradición conocida como “Tupâsy ñemongorre” o, en el lenguaje más colonialista utilizado por la iglesia, “Misión casa por casa”. Las ñembo’e’ýva de la actividad, fieles que forman parte de algún grupo activo en la parroquia, son las que guían a los vecinos entre los hogares del barrio, que van abriendo sus puertas preparados para rezar un rosario y recibir la imagen, que permanecerá en la casa hasta el día siguiente, cuando los visitantes volverán para llevársela y continuar el recorrido.

Este año, la tradición se enfrenta a un desafío pocas veces previsto: la pandemia por el nuevo coronavirus y las restricciones sanitarias impuestas por el Ministerio de Salud. Así nos lo cuenta Clara Elena Benítez, quien desde hace quince años realiza el papel de ñembo’e’ýva en su comunidad: “No podemos generar aglomeración de personas, por nuestra seguridad y la de los fieles, así que este año es diferente. Desde la parroquia tenemos la indicación de consultar antes de llegar a las casas, porque muchas personas tienen familiares enfermos, ancianos, y no están recibiendo visitas”, explica.

Clara Elena Benítez, ñembo’e’ýva de su vecindario.

Benítez forma parte de la Legión de María de la parroquia Nuestra Señora de Caacupé, templo que cada año se convierte en el centro del festejo en Ciudad del Este y que recibe la visita de miles de devotos de la santa patrona del Paraguay. Ella, junto con muchos otros que tienen un rol similar, va evangelizando por el barrio, preparando a los pobladores para la celebración. “Visito por lo menos treinta casas en el mes. Terminamos antes del 28 de noviembre, que es cuando inicia el novenario previo al 8 de diciembre. Esta imagen”, indica, señalando la que la acompaña en su tarea, “Estará en la iglesia para esas fechas”.

A pesar de que el acatamiento de este año no es igual que en años anteriores, explica que se siente gratamente sorprendida por tener tanto acompañamiento de parte de los vecinos, dadas las condiciones. “Nos reciben en su casa, colaboran con nosotros, rezan con nosotros, que es lo importante. A pesar de todo, estamos unidos en la fe”, señala.

Parroquia Nuestra Señora de Caacupé de Villa 23 de Octubre.

Y es esta misma fe la que le impulsó a mantenerse en la actividad por muchos años. “Dejé un año porque estuve enferma, pero le pedí a la Virgen que me sanara y al año siguiente fui capaz de retomar. Esa es la mayor prueba que yo obtuve, una reafirmación de mi creencia. Además, siempre le pido por la salud de mi familia, de mis seis hijos”, explica.

Como Clara, son numerosas las personas que este año piden por su salud y la de su familia ante la pandemia. Con estas manifestaciones tradicionales, que constituyen un lugar seguro para muchos, la comunidad tiene un centro más al que aferrarse para encontrar consuelo ante las adversidades y mientras duren las restricciones.

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