Un comentario muy repetido dentro de la escena rock nacional es el de que, hoy en día, lo que trasciende a nivel local es todo lo más ‘tranqui’. Que predominan estilos, digamos, más mesurados o bailables como el folk, el indie y el latin-pop, dejando un poco de lado a aquel rock intenso con guitarras distorsionadas de épocas anteriores. Pues bien, “Señales” de Nhandei Zha es un álbum con todo el potencial para cambiar este panorama.
Para enviar su mensaje, la banda se vale de una base ultra pesada, con la batería, el bajo y las guitarras formando una pared sonora de ritmos precisos y riffs con una profundidad tremenda, cortesía de las afinaciones graves de Daniel Mora, Paulo Lezcano y César “Toby” Andrada. No obstante, este ataque constante no llega a ser monótono: en el medio hay mucha melodía, arpegios limpios, ocasionales sintes y principalmente, variadas interpretaciones vocales de Guille González, quien va desde los rapeos casi susurrados hasta voces guturales y melódicas.
Nhandei Zha se formó en el 2008. En esta casi década y media de trayectoria, algunas bandas que han influenciado su sonido fueron Korn, Soulfy, ANIMAL, Brujería y Deftones. En el quinteto, actualmente compuesto por César Andrada (bajo), Guillermo González (voz), Daniel Mora y Paulo Lezcano (guitarras) y Gustavo Silva (batería), es particularmente notoria también la influencia de Sepultura en su etapa más groove, mezclada con una cierta sensibilidad melódica emparentada con el nu-metal americano de finales de los 90 y principios de los 2000. Toda esta gama, sumada a toques contemporáneos, es lo que se puede escuchar en “Señales”.
“Este es el umbral, me verás cruzar”
El disco abre con “El Umbral”, con guitarras que remiten inmediatamente al Sepultura de “Roots” (la banda incluso solía coverear “Attitude” en sus primeros conciertos), referencia que se repite en varios momentos del disco. Pero nada más salta la voz, tenemos la primera sorpresa: Guillermo González entra con un registro muy grave, cercano al susurro; algo como lo haría Jonathan Davis, talvez, para luego subir gradualmente la intensidad.
Esta es una característica positiva y constante del álbum: la sorpresa. Cuando uno cree que ya está acomodado en su asiento dentro del abanico de sonidos nu-metal/metalcore, siempre surge algo, sea en forma de riffs sincopados (“Simple”) o de diferentes matices de guitarras y voces (“Mil Versiones de la Realidad”). De esta manera, Nhandei Zha logra destacarse y huir de los clichés de un estilo que – con el perdón de los fans – fácilmente puede caer en la monotonía de los breakdowns y los coros genéricos.
Otro de los puntos a destacar sin duda es el alto nivel de producción: la placa fue mezclada y masterizada en California por un ingeniero con altas credenciales (Jeff Dune), y se nota. No está de más aclarar que no es sencillo lograr un sonido así de cristalino y potente con afinaciones graves, sin descuidar las pulsaciones de la batería u opacar los diferentes matices de voces que aquí se presentan. Mérito de Dunne, pero también de la banda, quienes firman en conjunto la producción artística del álbum.
Subiendo el volumen en la escena
El grupo entró a grabar el disco ya en el 2018, y la intención inicial era lanzarlo entre 2019 y 2020. Tras lanzar un par de singles como adelanto y realizar varias fechas para difundirlos, se vino la pandemia de covid-19 y quedaron congelados los planes, así como los de miles de otros artistas. En vez de publicar el material en plena cuarentena, la banda decidió esperar, y es así como 2 largos años después finalmente “Señales” vio la luz.
Con el apoyo de las demoledoras presentaciones en directo de la banda – si te gustó el álbum, es menester que vayas a escuchar las canciones en vivo si aún no lo hiciste -, “Señales” tiene todo para, literalmente, subirle el volumen, el peso y la agresividad a la escena rockera nacional, y reafirmar a Nhandei Zha como uno de sus mejores exponentes.