InicioCulturaVapor Cué: La inmolación de la flota paraguaya

Vapor Cué: La inmolación de la flota paraguaya

En 2017 la Secretaría de Cultura (SNC) declaró como bien de valor patrimonial cultural al Parque Nacional Vapor Cué, lugar en donde se encuentran resguardados los buques de guerra paraguayos de la época de la Guerra Contra la Triple Alianza, entre otros materiales históricos.

El Parque Nacional Vapor Cue ocupa un espacio de 56 hectáreas, a unos 4 km del casco urbano de Caraguatay. El río Yhaguy pasa por el parque, región donde se libraron batallas navales durante la Guerra Contra la Triple Alianza (1865-1869).

El entendido en historia paraguaya, Sergio “Puche” Sánchez, nos cuenta como llegaron hasta ese lugar aquellos icónicos buques de guerra.

En el marco de la Guerra de la Triple Alianza, días antes de la ocupación de Asunción en enero de 1869, los buques de la armada paraguaya partieron hacia el norte por el Río Paraguay. 

Una división de la armada brasileña (compuesta por: el acorazado Bahía, los monitores Halagaos, Seara, Pará, Piahuy y Santa Catarina y los cañoneros Ybahy y Mearim), parte el 5 de Enero de 1869 aguas arriba con el propósito de capturar a los barcos de la marina paraguaya. Sobre todo deseaban recuperar al Anhambay, capturado en el Matto Grosso en Enero de 1865.

La escuadra paraguaya entra al río Manduvirá y para trabar la entrada hunde en un recodo al buque Paraguarí, donde se formaba una bifurcacion con un islote. 

Las demás naves siguen navegando por el Manduvirá y en el paso Tobatí Tuyá (Arroyos y Esteros) hunden la segunda nave, el vapor Yberá y una chalana, lo que cerró el paso, ya que en la margen opuesta existe una restinga con piedras, como arrecifes.

Los brasileños dejan los buques acorazados en la desembocadura del río Manduvirá con el río Paraguay, al encontrar impedido el paso, y envían a los monitores por el Manduvirá. Luego de días, encuentran el tercer buque hundido, en el lugar llamado Lagunita de las Salinas, el “Mbotetey”, para cerrar el paso al Yhaguý. 

Los buques brasileños no logran maniobrar y navegan marcha atrás hasta llegar a la desembocadura del Manduvirá. La falta de profundidad, los obstáculos y lo sinuoso del río les obliga a dejar en el lugar dos barcos en el río Paraguay, frente a la iglesia de Olivares.

Los vapores paraguayos que siguen en pie son: Rio Apa, Paraná, Yporá, Salto del Guairá, Pirabebé y el Anhambay, siguen entrando al Yhaguy, aprovechando la creciente, y llegan a un lugar entonces conocido como Capilla de Caraguatay.

Buque de guerra Anhambay en el Parque Nacional Vapor Cué (Foto: SNC)

Huyendo para no caer en poder del enemigo, los últimos barcos de la valerosa flotilla de guerra paraguaya remontaron el río Manduvirá y se internaron en su afluente, el arroyo Yhaguy Guazú huyendo por 8 meses y alcanzando las cercanías de Caraguatay.

Aquellas históricas circunstancias se habían aprovechado gracias a la gran crecida del arroyo y a las grandes inundaciones de aquella época que también permitieron a algunos acorazados y monitores brasileños seguir con la persecución.

“Los marinos paraguayos avanzaron lo más que pudieron con la flota, después de una breve refriega con los brasileños y sin poder resistir más, quemaron los barcos logrando así inutilizarlos y hundirlos en el río Yhaguy”, cuenta el entendido en historia.

Cuatro días antes, el Mariscal Francisco Solano López había pasado por Caraguatay con rumbo a San Estanislao (Santaní) y dejó a su paso instrucciones de lo que debería hacerse en caso de que el enemigo amenazara apoderarse de la flotilla.

El 18 de Agosto la flotilla fue atacada por sus perseguidores y los defensores combatieron hasta cuanto pudieron, pero en vista de la imposibilidad de resistir a un enemigo tan superior y cumpliendo con las instrucciones previstas, quemaron y hundieron los barcos, retirándose en seguimiento del Mariscal.

Los trabajos de recuperación de las partes de los vapores duraron 3 años, desde 1978 a 1981.

“Allí hoy día se encuentran silenciosos, oscuros, solitarios y podría decirse que impresionantes y orgullosos de su heroico destino”, cuenta Sánchez.

Las características de este curso de agua dan una idea de la verdadera y extraordinaria proeza que se hubo de realizar para hacer llegar hasta aquel punto tan distante del río Paraguay, a aquellos barcos que fueron fabricados para navegar por ríos más caudalosos.

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