El único maestro que tuvo Sergio Azcona en el arpa fue su propio padre, José Domingo Azcona, quien lo ayudó y guió en sus primeros pasos en el instrumento. El resto, lo desarrolló el mismo en su largo camino musical. Nacido en 1946 en Iturbe, Guairá, rápidamente se interesó por la música, y a los 9 años ya le empezó a sacar sonidos al arpa paraguaya.
También tocaba la guitarra e inicialmente se desempeñó como guitarrista, aunque prontamente la cambió por el instrumento que vendría a consagrarlo. Su primer grupo fue el conjunto Nuevo Amanecer, con el cual se presentaba tocando el arpa en la década del 60, en la radio Guairá de Villarica.
En 1966, se traslada a Asunción y forma Los Hechiceros Del Paraguay, conjunto con el cual tendría sus primeros éxitos. Llegaron a tocar en la histórica inauguración del Canal 9 de televisión, ganaron el primer puesto en el Festival Nacional de Encarnación y grabaron un LP con el sello Aquidabán. Sin embargo, su consagración llegaría con Los Triunfadores del Paraguay, agrupación formada 3 años después y con la que sumó 4 décadas de trayectoria en el folklore.
El rey de la bordona
La bordona del arpa corresponde a las cuerdas más graves de la misma: ejecutar sus notas con ritmo y precisión es quizás la parte más difícil en el aprendizaje del instrumento. Sergio Azcona, por su dominio y potencia en los graves, fue apodado “El Rey de la Bordona”, mote que le fue dado por nadie menos que Nicolás Caballero, considerado el Rey del Arpa Paraguaya.
Respecto a la extraordinaria potencia de Azcona en el toque de la bordona, su hijo César Azcona rescata una anécdota sucedida en un Festival Mundial del Arpa, en donde se presentaron artistas de todo el globo. “Dos asiáticos y un italiano esperaron que se baje del escenario para ver si no tenía algo en la mano, por la potencia con la que tocaba la bordona. Ese día yo estaba con él, y nos comunicamos con ellos por señas, porque nadie se entendía”, cuenta César.
Los forasteros deseaban a toda costa ver si el arpista franqueño tenía algo en la mano, una púa, un dedal o un objeto similar que lo ayudase, y su interés al respecto era tal que la situación terminó en un forcejeo. “Mi papá se estironeó de ellos porque pensaba que le querían quitar el anillo de oro que tenía puesto”, relata César entre risas.
Varias composiciones propias y una larga discografía
Además de lucirse como intérprete, Azcona dejó como legado varias composiciones, entre las que se pueden citar Rosa del Campo (Letra de Vicente Penayo, música de Sergio Azcona) y Ejujeyna Blanquita (Letra de Mario Ramón Alfonzo, música de Sergio Azcona).
Su discografía es larga e incluye numerosos álbumes editados a partir de la década del 70 por sellos como Cerro Corá, Ñanduti, ARP y Boquerón. En Spotify se encuentra disponible el long play “Ejujeyna Blanquita”, editado originalmente en 1971 por Cerro Corá.
Nacido en Iturbe, franqueño por adopción
Nacido en el Guairá, Sergio Azcona se trasladó en 1975 a Presidente Franco – con su trío musical incluido – y allí permanecería hasta el día de su deceso. Una de sus últimas presentaciones frente al público fue justamente en la Expo Franco (evento realizado anualmente en ocasión del aniversario de la ciudad) en octubre del 2019. Poco después, se vino la pandemia.
El rey de la bordona dejó de existir el 8 de junio del 2021, tras complicaciones relacionadas al Covid-19. La municipalidad de Franco declaró dos días de duelo distrital y le dedicó un texto en sus redes: “Con su música, muchas veces se va la persona que ha sabido transcribir nuestros pensamientos y sentimientos más profundos a través de sus composiciones. Y es allí donde se inmortaliza por siempre y para siempre ese legado invaluable en los corazones de quienes la oyen y la sienten”.
