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Historia de los Pilsen Rock, parte 1: Los primeros pogos gigantes del rock nacional

¿Cómo surgió la idea del primer Pilsen Rock? El músico y productor argentino Willy Suchar nos cuenta que fue una iniciativa conjunta de su sello discográfico, Kamikaze Records, con Cervepar. “En esa época en Kamikaze teníamos una alianza importante con Cervepar. Habíamos producido varios discos: el homenaje a Lennon (Lennon Vive, Un Tributo del Rock Paraguayo), a U2 (Looking For: Una Mirada del Rock Paraguayo a U2) y Pasiones, un tributo al folklore. Teníamos una sintonía muy copada, ellos creían en lo que estábamos haciendo con Kamikaze y nos apoyaban no solo en la producción de los discos, sino también en los eventos”, cuenta Suchar.

Willy Suchar, director de Kamikaze Records y uno de los ideólogos del Pilsen Rock.

El primer festival masivo hecho con esta alianza fue el Quilmes Rock, que sucedió el 20 de marzo del 2004. Allí tocaron Memphis La Blusera, Fito Páez, Los Buitres, Hereford, Velhas Virgens, Los Tetas y los nacionales Ripe Banana Skins, Paiko y Cecilia Henriquez. Willy nos revela que, de hecho, el Quilmes y el Pilsen eran esencialmente el mismo festival: “Después del Quilmes Rock, Cervepar dejó de distribuir esa cerveza. Y a partir de ahí, todo lo que veníamos haciendo se transforma en Pilsen. Fue un cambio de nombre y de política de posicionamiento de las marcas, pero el plantel gerencial era el mismo, las personas eran las mismas”. Cabe aclarar que anterior a eso, las marcas consideradas con perfil más rockero por la empresa eran Quilmes y Baviera (ésta última siendo auspiciante de los tributos a Lennon y a U2, por ejemplo). Sin embargo, esto iba a cambiar rápidamente.

Ese mismo año 2004 se realizó el primer Pilsen Rock, el 25 de setiembre en Paraguay Beach Park (hoy Rakiura), mismo local del Quilmes. Tocaron Molotov, Bersuit, Hereford, La Vela Puerca y La Mosca, además de los locales Revolber, Cecilia Henriquez, Paiko y Deliverans. Según diferentes estimaciones, hubo entre 40 y 50 mil personas.

El rock nacional se destapa

La banda paraguaya que más obtuvo reacción del público fue la menos ‘pintada’ de todas: Revolber, que cuando eso ni siquiera tenían un disco lanzado en el mercado asunceno. “Ka’imonomacaco”, su segundo álbum y el que los consagró, aún no había salido, y sus materiales anteriores habían tenido mayormente solo distribución local en su natal Ciudad del Este. Sin embargo, desde que Robert Bernal empezó a demoler su batería con “Disparate Kure” se armó un pogo descomunal, que siguió hasta el último tema, “Tatareo Campesino”. Al terminar esa canción, en un episodio hoy día ya legendario del rock nacional, el guitarrista José “Polla” rompió su guitarra Squier Strat en pedacitos. En ese mismo ínterin el vocalista Patrick, como no tenía ningún instrumento para romper, se rompió las piernas tirándose en medio del público: la distancia desde el escenario era muy grande, por lo que no alcanzó a caer de pleno sobre la gente y se reventó las canillas contra el vallado. Todo esto quedó inmortalizado en una filmación profesional que lastimosamente hasta ahora nunca cayó a Youtube, pero que los perros/as se pasaban y copiaban de mano en mano en la época del VCD.

Deliverans, la banda nacional con más historia y trayectoria en la grilla – estuvieron activos desde finales de los 80 – hizo un buen papel, así también los Paiko, quienes en ese entonces ya tenían 2 discos lanzados (“Al natural” y “Azules y desiertos”), siendo el primero de ellos un éxito arrollador, cargado de varios hits que la mayoría del público conocía. Por otra parte, con Cecilia Henriquez lastimosamente la reacción de la gente fue más bien fría e indiferente; sin embargo Cecilia dejó un buen precedente para otras mujeres en el rock local: hoy en día, artistas como Purahéi Soul y Andrea Valobra, que transitan estilos no tan distintos a lo que hacía Henriquez, tienen su lugar ganado y buena respuesta del público dentro de los festivales.

Acerca de la popularidad creciente de las bandas locales, que terminó ‘explotando en la cara’ de los artistas cada vez más a medida que se sucedían las ediciones del festival, Willy Suchar comenta: “En el Quilmes y en el Pilsen nos dimos cuenta del impacto que había tenido el trabajo que veníamos haciendo desde principios del 2000, de producir, darles difusión y distribuir los discos físicos de bandas nacionales. Yo salía al interior con Lilian [Lilian Taruhn, esposa de Suchar y parte del equipo de Kamikaze] cargando los discos en la camioneta, e íbamos radio por radio. En cada ciudad, en cada pueblo que había por la ruta parábamos y dejábamos un disco y una remera. Teníamos en mente que el rock llegue al interior, que se escuche en todo el país, no solo en Asunción”.

La fiesta internacional

De las internacionales, las más destacadas (y a la vez más esperadas por el público) fueron Bersuit y Molotov. Bersuit hizo un show con lo que le ha caracterizado siempre, la alta calidad de los músicos que posee su ensamble en vivo. Hubo algunos – breves – problemas con el sonido y el público reaccionó mejor a algunos temas que a otros (en particular, los fans rockeros en esa época no estaban muy amigados con la cumbia, por ejemplo), pero nada que empañase la buena imagen dejada finalmente por los argentinos.

Cerró el evento Molotov y la casa (el parque acuático, en este caso) se vino abajo. Poco importó que hayan empezado con un tema que en ese entonces nadie conocía (“Amateur”, del álbum Con Todo Respeto que aún no había sido lanzado internacionalmente), el baile y el pogo fueron generalizados. Los mexicanos tocaron todos sus clásicos y también algunas rarezas (la versión punk de “Marciano”, “Rap Soda y Bohemia”). Micky en medio de la euforia de una canción dijo “gracias a los hermanos uruguayos..”, para luego darse cuenta rápidamente y corregir “..¡¡y a los paraguayos!!”. Hubo la tradicional invasión de mujeres en el escenario en “Rastamandita” y una versión de 5 minutos de “Puto”.

Sobre el legado dejado por esos primeros dos festivales, Suchar reflexionó finalmente: “El trabajo que se hizo con Kamikaze y Cervepar fue, de cierta manera, fundacional. Fundaron buena parte de lo que hoy orgullosamente llamamos rock nacional o rock paraguayo, como movimiento. Porque no fue la acción o el éxito de una sola banda, sino que fue la acción y el éxito de una cooperativa de intereses. Teniendo bandas de diferentes estilos, todos avanzábamos en la misma dirección”.

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