“No solo no seríamos nada sin ustedes, sino con toda la gente que estuvo a nuestro alrededor desde el comienzo. ¡Algunos siguen hasta hoy! Gracias Totales”. Con estas palabras Gustavo Cerati culminó la historia (hasta ese punto) de la banda quizás más importante de rock en español en América Latina.
1997 marcó el final de Soda Stereo, pero también liberó a su líder de ciertas ataduras artísticas para poder realizar la música que realmente quería hacer en ese punto de su vida. En el medio, una colaboración con su ídolo de adolescencia, Andy Summers (mítico guitarrista de The Police), servía como entretenimiento antes de empezar uno de sus proyectos artísticos más importantes.
Un datazo que por ahí no es muy conocido es que Gustavo casi fue “miembro de The Police” por esos tiempos. Con el resultado de la colaboración, que fue muy bien recibido por Stewart Copeland (batería de The Police), surgió la idea de hacer una gira latinoamericana con los dos miembros originales + Cerati. Pero el argentino quería seguir cerrando y quemando etapas de su vida. Atrás quedaba la banda de su vida y le dio prioridad a sus trabajos personales.
Incluso le propusieron realizar temas en vivo de lo que era – en ese tiempo- su nuevo trabajo. “Cuando yo les dije que estaba haciendo el disco me contestaron – si quieres tocamos temas de Bocanada-”. Summers ratificó el sutil no que le dio Gustavo Cerati, pues para el músico latino era muy importante seguir creciendo artísticamente a través de su material y experiencias. “Él estaba por lanzarse como solista y estaba muy concentrado en eso, muy enfocado. Nada parecía sacarlo de su camino. También estaba bastante ansioso al respecto. Me consultó algunas cosas, se notaba que era un momento muy fuerte para él como artista”, enfatizó Andy Summers.
Si bien en el año 1994 ya había lanzado “Amor Amarillo” como primer proyecto solista, ahora el contexto era distinto, pues ya no contaba con el importante soporte de Soda por detrás. Bocanada era realmente el salto de fé a lo que podría ser (y de hecho fue) su prolífica carrera solista.
“Cuando no hay más que decirnos, habla el humo nada el humo…”
Cerati buscaba romper con todo lo que había hecho hasta ese momento. Era hacer algo nuevo, con los riesgos que eso implicaba. Del sonido característico de Soda Stereo quedaban razonablemente ciertos retazos, pero el boom de las máquinas de ritmo, sintetizadores, y el adelantado uso de los samples (tan de moda en años posteriores hasta la actualidad), dieron un nuevo sonido para este disco.
“Se separa bastante de lo que hice hasta el momento. Tiene un aire de bolero crooner de los años ’50 con música sinfónica de los ’70 más una batería medio brutal y un DJ. Es el foco puesto en el humo entre dos personas que no tienen nada para decirse. Una still-picture. No sé si es el disco en el que mejor canté pero sí en donde más interpreté. Los tres primeros temas forman un disco dentro del disco” expresó el cantante alguna vez.
“Sentí que tenía que recuperar mucha dulzura en la música, como un elemento básico y realmente veo a Bocanada como eso, una especie de almohadón en el que uno puede recostarse”, recoge el libro “Cerati, conversaciones intimas”, libro que recopila entrevistas del músico.
La guitarra, principal arma del músico, quedaba esta vez en un segundo plano. Samples de muchos de sus ídolos (por solo citar a uno: Electric Light Orchestra) marcaban el clima de varias canciones, las cuales el músico expandía con ayuda de distintas herramientas de producción.
Con una profunda raíz electrónica, sumando elementos de rock alternativo, dream pop, neo psicodelia y algunos trazos experimentales, Cerati pensó el álbum como una sola pieza, en la que canciones no son individuales. Hasta se tomó el lujo de colaborar con la London Session Orchestra en el mítico estudio de grabación Abbey Road en Reino Unido para una canción (Verbo Carne).
Pero sin dudas, la perla del disco más recordada, siendo uno de los himnos de toda su extensa carrera tiene nombre: Puente. “La canción pop: un poquito grandiosa, muy comprimida y en el fondo armada sobre una guitarra criolla. También es la experiencia británica. Un concepto de sonido que me gusta mucho. La recuperación de la dulzura, frente a lo que escucho. Creo que ése es mi lugar”, recuerda Cerati sobre esta canción en una entrevista con Página 12 tras el lanzamiento del disco.
El disco fue grabado en Casa Submarina (estudio del músico en aquel tiempo) y en los famosos estudios Abbey Road de Londres como ya mencionamos; y contó con la participación de Leo García (coros, sampler), Fernando Nalé (bajo), Flavio Etcheto (teclados, sampler) y Martín Carrizo (batería). Cerati se encargó de diversos instrumentos y herramientas tecnológicas: guitarras, bajo, sintetizador, sampler, caja rítmica, loops, etcétera.
El título salió de la sesión de fotos en la que Cerati lanzó muchísimas bocanadas de humo mientras la fotógrafa Gaby Herbstein capturaba el momento, tantas que ya se hacía imposible enfocarlo a él.
Un disco generoso en tiempo (69 minutos) y lanzado originalmente en CD. En 2015 fue editado por primera vez en vinilo, un doble LP que le terminó de hacer justicia al diseño de arte. Bocanada refleja el aspecto de Gustavo que siempre buscó estar a la vanguardia, y que mostraba su interés por la tecnología.
Bocanada consiguió disco de oro en Argentina y fue aplaudido por prácticamente toda la crítica y el público. De hecho, ha sido considerado como uno de los mejores discos de rock en español de su década. El paso del tiempo le ha sentado bastante bien, como los mejores vinos, remarcando su elegancia clásica y su sonido futurista para lo que vendría siendo la música en años posteriores.
Músicos y expertos coinciden que este disco fue el mejor de su carrera solista, definiéndolo como un “álbum fundamental en la historia del rock iberoamericano, en general de todos los países de habla hispana. Es su obra más lograda y equilibrada”.
Gracias por venir, Gustavo. Y gracias por esta obra de arte.
