“Joropunk” es la etiqueta con la que se relaciona a Yva. Mezcla de punk y joropo, éste último un género musical y danza tradicional de Venezuela. “Desde que mi mamá me oyó cantar como a los 5 años, dijo ‘por fin uno de mis hijos tiene este tipo de talento’ y me metió en unas clases de cuatro [instrumento de cuerdas latinoamericano] por un mes. Esas fueron las únicas clases de música que yo he tenido”, recuerda Yva, a quien el cuatro la acompaña inseparablemente desde entonces. “Empecé tocando música de Soledad Bravo, María Teresa Chacin, Quinteto Contrapunto. Música que me gustaba a mí era música que le gustaba a mi mamá”.
¿Y el punk? “El punk vino mucho después, y tampoco es que yo fui super punk, porque cuando yo me mudé a Seattle en 1980, la ciudad no era lo que la gente ve ahora. Era un sitio extremadamente blanco y racista. No había cabida para alguien que no fuera blanco para ser punk. Los punks todos eran blancos, y muchos eran muy racistas. Por fin después conocí a unos punks de color, más tarde como a mediados de los 80”.
“You Are So Happy To Hear This”
Criada en Venezuela, Yva se mudó a Seattle siendo adolescente y rápidamente le llamó la atención la cultura de música callejera que ahí existía. “En el centro de la ciudad hay un mercado público muy lindo, donde van los turistas. Y cuando fui ahí por primera vez, vi músicos callejeros. Pero nada que ver con lo yo había visto en Venezuela. En Venezuela no había esa cultura, era muy raro ver tocando a alguien y si lo veías, era una persona que vivía en la calle o algo así. En Seattle era muy distinto, había bandas enteras tocando en la calle” cuenta Yva, quién pasó a visitar frecuentemente el mercado hasta que se volvió cantante callejera ella misma, en principio junto a una amiga.
“Una vez ella había salido del trabajo y yo la encontré en el mercado público, y empezamos a cantar. Y quedamos sorprendidas de que la gente nos estaba dando dinero. Total que terminamos haciendo ese dinero, y las dos pudimos comer y tomar una cerveza, y bueno… ahí empezó eso y estuve tocando en la calle por años” relata Yva. La cantante acabó recorriendo lugares públicos de Seattle, San Francisco, Los Ángeles y Nueva York, y llegó a vender 20 mil copias de su disco solista “You Are So Happy To Hear This” (1999) cantando en las calles. Pero no sin un paréntesis en medio que la alejó por un tiempo del folk, una banda llamada Sweet 75.
Krist Novoselic y la escena alternativa de los 90
Tras el suicidio de Kurt Cobain y la disolución de Nirvana, el bajista Krist Novoselic había quedado muy deprimido. La esposa de Krist le organizó una fiesta sorpresa pocas semanas después, y contrató a Yva para tocar. Krist quedó tan impresionado con lo que escuchó que llamó a la cantante a los pocos días, interesado en grabar algunas canciones del repertorio que había hecho en la fiesta. Al tiempo, empezaron a componer juntos y se volvieron una banda.
Sin embargo, Yva Las Vegass era una outsider, de un palo totalmente distinto al grunge y a todo lo relacionado que ocurría en Seattle por esos años. “El dia que yo lo conocí a él, conocí prácticamente a toda la gente que estaba tocando en la escena alternativa de Seattle”, cuenta, “pero nunca estuve muy cerca de mucha gente. Las personas con las que estuve más cerca en su momento fueron Eddie Vedder, cuando estaba casado con Beth Liebling (ella se fue de gira conmigo con una banda que tenía) y Dave Grohl, una bella persona, una persona super cómica, cheverísima. Pero en realidad mi comunidad en Seattle es otra, de gente queer”.
El álbum de Sweet 75
En 1997 salió por Geffen Records el disco homónimo de Sweet 75. Si bien el CD tiene cierto potencial para gustarle a los fans de Nirvana, al mismo tiempo es muy distinto a lo que uno espera. Si los Foo Fighters se dedicaron a hacer algo predecible, estructurado y rara vez tomaron riesgo creativo alguno, Sweet 75 es todo lo contrario, empezando por la voz misma. El timbre único e inusual de Yva Las Vegass sorprende, pero a la vez cautiva instantáneamente.
Hay punk, folk, country, toques psicodélicos, arpegios disonantes, cambios de ritmo, riffs pegadizos y todo lo demás que sea posible meter en una canción de 3 o 4 minutos, apilado bajo las voces de la venezolana, que demuestra una potencia impresionante para los temas más rápidos e intensos (“Bite my hand”) pero también sutileza, expresión y buen manejo de los graves en las canciones más tranquilas (“Lay me down”). Dato de color: Yva no solo tocó el bajo y cantó, sino que también aportó buena parte de las guitarras del disco.
La expectativa con el CD era grande, ya que a los ojos de la prensa y fans, se trataba del disco “de Krist”, el miembro original, el que había empezado la banda con Kurt y que en los años de Nirvana incluso tenía un perfil más alto que Dave. Sin embargo, el álbum tuvo repercusión muy pobre y pasó casi desapercibido, mientras Foo Fighters despegaba y veía crecer su base de fans. ¿Por qué? En palabras de Yva: “en realidad Krist no puso mucho corazón a la banda. Hicimos lo que hicimos, y él no pidió a la disquera ningún tipo de apoyos de giras ni nada de eso. Nosotros nos íbamos de gira y la gente ni sabía que estábamos tocando”
Yva afirma que Krist se encontraba en ese momento mucho más interesado en ocuparse de los lanzamientos de Nirvana, ya que era eso lo que lo mantenía “famoso y millonario”. “Entonces, después de una gira que hicimos por Europa en el 98, el nos dijo que quería irse pa’ casa. Y se acabó”. La banda llegó a reunirse nuevamente ese mismo año, e incluso empezó a trabajar en material para un segundo álbum, pero una nueva pelea entre Yva y Krist – en la cual Krist habría proferido palabras racistas hacia ella – terminó definitivamente con el proyecto.
El brillo del sol y el olor de los mangos maduros
“I Was Born In A Place Of Sunshine And The Smell Of Ripe Mangoes” (2012) es el ultimo album solista lanzado por Yva Las Vegass, y talvez el que mejor define su carrera. La cantante sufrió 2 ACVs en el 2009, que según cuenta le cambiaron la vida y le sacaron “la mitad de la energía”. Pero nada de eso se hace notar en el disco: su performance sigue intensa y con gran urgencia punk, con gritos, declamaciones y también limpios falsetes.
Se destaca “Crack Whore”, canción lenta con una progresión descendiente que se repite una y otra vez a lo largo de sus 6 minutos de duración. La protagonista de la letra es una mujer a la que sus amigos blancos la utilizan para comprar crack. El motivo queda más que claro: “You’re not terrified of people who sell it/But I am, and you’re not/Buy me some crack/’CUZ I’M TERRIFIED OF BLACK PEOPLE!!!”. La letra expone, de manera cruda y visceral, sentimientos y visiones sobre el racismo y la violencia policial.
El nuevo disco: canciones tóxicas
Para lo que será su tercer disco solista, Yva cuenta que está preparando un repertorio de canciones de amor de los años 40 y 50. “Se va a llamar ‘Insostenibles canciones de amor, despecho e idolatría’. Son temas que cantaban mi mamá y mi papá, todas esas canciones super tóxicas, de cortarse las venas por amor y todas esas vainas. Porque no solo quiero dar un homenaje a ellos, aunque no están aquí con nosotros, sino que también me sirve a mi, es catártico”.
Sobre lo que representan de forma simbólica esas canciones, la cantante cierra analizando: “esta es la música que me informó a mi siendo niña, de lo que era el amor romántico, y todo lo relacionado. Menos mal que con toda la terapia que he hecho todos estos años lo he podido borrar, y tengo una opinión mucho más saludable de lo que es el amor romántico”.