Orlando Martínez y Alex Cubilla, además de ser excelentes músicos, también son amigos. Orlando es guitarrista y en diciembre de 2020 lanzó su primer disco con composiciones realizadas con diversos instrumentistas de América Latina, un material que combina sonidos y ritmos diversos llamado Amisturapá. Alex es clarinetista, forma parte de la Asociación Filarmónica Alto Paraná y es estudiante de Música de la Universidad Federal de Integración Latinoamericana (UNILA) de Foz de Yguazú.
El Urbano contactó con los músicos para conocer detalles de una aventura. ¿Cómo surgió la idea de viajar por varios países de Sudamérica en moto?
Alex respondió: “En realidad como hace 3 años o más, Orlando ya había ido en moto solo a Uruguay. Fue una de las inspiraciones para querer ir en moto y tener esas experiencias que él contaba. Y como hace un año obtuve mi primera moto, le dije a Orlando que tenemos que hacer un viaje loco para fin de año… y en específico fue Bolivia”.
Para Orlando fue un regalo de cumpleaños. “Todos los eneros acostumbro viajar por ser mes de mi cumpleaños, es un regalo que me hago. En enero del año 2018 hice mi primer viaje en moto a Uruguay, pasé por Argentina, luego bordeé todo Mar del Plata hasta la frontera con Brasil, regresando por el Sur brasilero hasta la triple frontera. Ese viaje lo hice con mi guitarra, un amplificador y mi moto. Fueron 40 días de mucha música y paisajes. Este 28 de diciembre pasado ya en compañía de mi amigo Alex Cubilla embarcamos destino La Paz – Bolivia, cada uno en su moto. Hicimos 5000 km. en 22 días”, comentó.
Comenzaron desde el Este de Paraguay yendo para Brasil hacia Mato Grosso do Sur, que tiene frontera con Bolivia y fue por ahí que entramos al hermoso país andino. Luego, regresaron por Paraguay, entrando por el Chaco.
Orlando contó que fue todo un desafío ingresar a Bolivia. “Llegamos a Corumbá – Brasil frontera con Bolivia. El día 31 de enero estábamos en esa frontera. Nos llevó un día convencer a la policía boliviana que nos dejen entrar. Por cuestiones de pandemia, realmente no es el mejor momento para cruzar fronteras. Pero entramos y el primero de enero estábamos en suelo boliviano”.
Ambos salieron el 28 de diciembre y regresaron a Paraguay el 20 de enero. El viaje fue solventado con el resultado de su trabajo de todo el año y ahorros.
Se encontraron en Presidente Franco y de ahí partieron para la frontera de Paraguay y Brasil hacia Saltos del Guairá. Alex relató el recorrido: “En Brasil pasamos por Dourados, Bonito (ciudad que recomiendo para quedarse un buen rato), Miranda y Corumbá ya frontera con Bolivia. En Bolivia fuimos quedándonos en las ciudades de Puerto Quijarro, Puerto Suárez, San José de Chiquitos, Santa Cruz de la Sierra, Cochabamba, Oruro, La Paz y fuimos hasta Copacabana dónde está el Lago Titicaca de ahí comenzamos a bajar pasando de nuevo por La Paz después directo a la ciudad de Challapata, Uyuni, Tarija y Villamontes. En Paraguay entramos por el Chaco, quedándonos en Mariscal José Félix Estigarribia y Pozo Colorado… Ya al final nos quedamos por Luque y Caaguazú donde tenemos a toda nuestra familia”.
Para ambos, la experiencia fue marcante y quedaron deslumbrados por los paisajes naturales.
“Quedé marcado por la hospitalidad de las personas. Pero una de las cosas que más me marcó fue el silencio contemplativo de lo alto de las montañas. Subiendo con las motos fuimos parando en algunos lugares específicos para poder admirar la variedad paisajes que había”, expresó Alex Cubilla.
A su vez, Orlando comentó que les hubiera gustado solventar el viaje haciendo música pero la situación pandémica no ayudó. “El viaje fue de 22 días de muchas aventuras e historias, paisajes que animaban a seguir el viaje, 22 días de mucha gastronomía nueva, sabores y olores diferentes, de temperaturas diferentes, calor a frío ya que a medida que se avanza destino La Paz comenzás a subir la cordillera de los Andes, en un momento estábamos a 4.400 metros sobre el nivel del mar y a 6 grados. Se nota la falta de oxígeno y te cansas rápido, pero con los días uno se acostumbra, aunque el cansancio sigue. Solventamos con nuestros propios medios, ahorramos todo el año para el viaje. Cada uno gastó una media de 5 millones de guaraníes. Queríamos generar tocando música pero la situación pandémica en Bolivia no nos ayudó para los conciertos que pretendíamos, en Bolivia estaban lleno de restricciones horarias y se suspendieron todos los eventos”, contó.
Sobrevivir al viaje, celebrar aprendizajes y seguir haciendo música
“Nos marcó mucho el accidente que tuvimos en las montañas camino al lago Titicaca, fuimos entre 5 amigos en una camioneta desde La Paz hasta Copacabana, por razones sobrenaturales nos salvamos de no caer en precipicios gigantes. Volcamos y chocamos por una montaña, nadie salió lastimado. Eso nos enseña que aún nos queda mucho por hacer y recorrer. Nos dieron otra oportunidad y volvimos a nacer”, destacó Orlando.
Como todo artista necesita una inspiración para poder crear. Haciendo este viaje yendo para un país nuevo con una cultura diferente y paisajes que uno podría imaginarse llega a ser una chispa o conexión. Cuando tengo una experiencia fuerte o marcante me expreso con la música.
Alex Cubilla, clarinetista.
Mis composiciones normalmente son referenciales a algún hecho, a una experiencia, a una vivencia, a sentimientos que genera tal ocasión. Todos esos paisajes, esas comidas, esas amistades que vas conociendo en el camino, las historias que escuchas, la diferencia social que vez por el trayecto, una realidad sudamericana que conocemos muy bien en Paraguay. Todas esas experiencias se convierten en música de alguna manera. O bien cuando estoy interpretando o componiendo.
Orlando Martínez, guitarrista.
Ambos están con muchos planes para el 2022. Alex espera concluir la graduación de música, profundizar sus composiciones y tener más conciertos. A fin de año, espera poder viajar de nuevo en moto.
Orlando quiere seguir produciendo mucha música, componiendo, grabando, haciendo shows, enseñando música. “Seguir luchando para ganarnos nuestro espacio como artistas acá en la triple frontera, seguir viviendo de la música, cosa que lo hago desde mis 20 años, hoy con 33 años estoy más convencido aún. Saldrán nuevos materiales fonográficos, nuevas composiciones, seguir trabajando por la música que es una profesión tan noble y que hace bien al mundo”, finalizó.
