Medio siglo después del lanzamiento de uno de los discos más icónicos de la historia del rock, Roger Waters se sumerge en las profundidades de “The Dark Side of the Moon”, ofreciendo una reinterpretación audazmente atmosférica. En nuestra reseña, exploramos “The Dark Side of the Moon Redux” y el viaje de Waters en su intento de dar nueva vida a este clásico inmortal.
Pocos discos podrían ser considerados por tantas personas como “el mejor de todos los tiempos”. Si se pudiese hacer esa distinción, varias variables entrarían en juego: las ventas, la música, el arte de portada, su trascendencia, entre otras. Y a pesar de ser el arte una cuestión subjetiva, aún así hay obras magnas que podrían ganarse (y merecidamente) esa distinción. “The Dark Side of the Moon” es, tanto para el autor de esta reseña como para muchísimas otras personas, un disco que sin problema puede sentarse en el trono supremo de la música.
“El lado oscuro de la luna” de Pink Floyd es uno de los discos más vendidos de todos los tiempos y fue nombrado el mejor álbum de rock de la década de 1970 por la revista Rolling Stone. Aborda temas universales como la locura, el paso del tiempo, la soledad y el materialismo de una manera única. Las innovadoras composiciones y la producción perfectamente sincronizada hacen de este álbum lanzado en 1973 una obra maestra de la música moderna.
Entonces, ante tamaña obra, revisitarla es una tarea compleja. Casi nadie en este planeta sería digno de hacer una proeza, considerando que probablemente el resultado no esté a la altura de semejante disco. Nadie excepto Roger Waters, el mismo creador.
El veterano bajista, consciente del paso del tiempo, quiso aportar la sabiduría acumulada en sus 80 años a esta obra emblemática.
“Dave, Rick, Nick y yo éramos muy jóvenes cuando la hicimos, y cuando miras el mundo que nos rodea, está claro que el mensaje no ha calado. Por eso empecé a considerar lo que la sabiduría de una persona de 80 años podría aportar a una versión remezclada”, expresó Waters previo al lanzamiento del disco.
En “Redux”, Waters no busca suplantar al “The Dark Side of the Moon”, sino rendirle tributo y retomar sus posturas políticas. Musicalmente, este trabajo se sumerge en el “art rock”, con influencias de jazz y blues. Las palabras de Waters predominan, recordando la profundidad de Leonard Cohen. Es una óptica más sombría, menos optimista y con un tono experimental.
¿Es mala esta elección? Depende de cada uno. Por supuesto que es un concepto bastante lejano al pop y rock progresivo predominante del disco original. Si uno aguardaba un Dark Side of the Moon con instrumentos modernos y toda la parafernalia del siglo XXI, este no es su disco.
En cambio, si es un lugar para quien quiera apreciar una nueva óptica a los conceptos originales del disco, pero con la desazón de un autor que vió sus mensajes mal interpretados por el gran público. Cuanto menos interesante, aunque con énfasis en lo distinto.
RECEPCIÓN
La recepción de los primeros singles de este proyecto no han sido positivas. “Money”, el gran hit de la obra original, cosecha 31 mil dislikes en contra de los 11mil “me gusta” en YouTube. La sección de comentarios son una puerta abierta a la creatividad y a la sátira de cientos de fanáticos que intentan tomar con… humor (?) el resultado del disco.
Los comentarios más votados traducidos al español son los siguientes: “Roger Waters es el primer tipo en el mundo que convirtió una obra maestra en una versión demo”; “¿Cómo logró hacer que una pista de DSOTM sonara como una combinación de música de ascensor y ese comercial de automóvil que por alguna razón te sabes de memoria?”; “Buen demo Roger, ¡no puedo esperar por el solo y el saxofón!”.
Otras páginas especializadas no dudan en llamar a este trabajo como “basura”. Euronews fue tajante en su crítica: “Esto es el infierno musical… Los fans de Pink Floyd no se merecen esto. Ningún oído funcional necesita esto. Y en cuanto al valiente cachorro del videoclip, rezad por su alma. No va a salir ileso de esto”. Sopitas.com fue más positivo: “The Dark Side of the Moon Redux justifica su existencia expandiendo lo originalmente presentado por Pink Floyd sin que deje de ser un recordatorio de la separación actual del proyecto, con Waters como el permanente recordatorio de su legado”.
Desde El Urbano creemos que “The Dark Side of the Moon Redux” cumple perfectamente el propósito de su creador, de dar una nueva óptica a conceptos tan trascendentales de la obra original.
Si bien dista bastante del original, mantiene una conexión palpable con el pasado. Ofrece recursos interesantes, a veces sumando a favor en su atmósfera (como en Us and Them, a momentos en Time, The Great Gig in the Sky…), como también una lírica que puede hacerse pesada (como en Any Colour You Like, On the Run, a momentos de Breathe).
En conjunto, es una obra aceptable. Si bien está lejos tanto del tiempo como en el sonido del disco original, guarda una conexión con ella luego de medio siglo de distancia, y eso es aplaudible.
Inobjetablemente pierde al no contar con los teclados de Wright, la voz y guitarras de Gilmour y el ritmo de Mason. Pero el cerebro de Waters está presente, y demuestra que, a pesar de los años, su visión y arte siguen vigentes. La propuesta es arriesgada y diferente, pero la música, en su esencia, es evolución y reinterpretación.