Diez años después de la muerte del célebre escritor colombiano Gabriel García Márquez, sus hijos han decidido publicar su última novela inédita, desafiando los deseos del propio autor. La obra, titulada “En agosto nos vemos”, llega hoy a las librerías de todo el mundo en conmemoración del que hubiera sido el 97º cumpleaños del Premio Nobel de Literatura.
Gabriel García Márquez, conocido afectuosamente como “Gabo”, pasó los últimos años de su vida luchando contra los estragos de la memoria, intentando completar una novela que exploraba la vida íntima de una mujer casada en la mediana edad.
A pesar de haber trabajado en al menos cinco borradores y haber dedicado años al refinamiento del texto, García Márquez llegó a una conclusión desalentadora: “Este libro no sirve. Hay que destruirlo”.
Desoyendo este veredicto final, Rodrigo y Gonzalo, sus hijos, decidieron publicar “En agosto nos vemos” como un regalo post-mortem, desafiando los deseos expresos de su padre.
Albergado inicialmente en los archivos del Harry Ransom Center de la Universidad de Texas en Austin, el manuscrito pasó de ser una reliquia olvidada a convertirse en un fenómeno literario.
Los hermanos García explican en el prólogo de la novela que, aunque la obra no alcanza el acabado pulido de sus más célebres narrativas, encapsula la esencia de la inventiva, la poesía y la comprensión humana que caracterizaron a Gabo.
Aducen que su “acto de traición” busca ante todo el deleite de los lectores, esperando que, desde donde sea que esté, su padre pueda perdonarlos.
La incertidumbre sobre la calidad de la obra, producto de una mente que luchaba contra el olvido, fue un dilema para García Márquez. Sin embargo, tras una revisión minuciosa, sus hijos descubrieron que la obra poseía un valor intrínseco mucho mayor del recordado, sugiriendo que Gabo, en sus facultades mermadas, había perdido la capacidad no solo de escribir sino de juzgar su propia obra.
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“Gabo” confesó a su familia que, sin memoria, se sentía a la deriva como artista y comenzó a dudar de la calidad de su trabajo. No obstante, sus hijos creen que, al perder también la capacidad de leer y juzgar, el autor subestimó el valor de “En agosto nos vemos”.
“Si hubiera estado mejor de sus facultades, el mismo libro no existiría”, afirman, citando la frase del escritor: “Cuando esté muerto, hagan lo que quieran”.
El proceso editorial, descrito como un acto de “arqueología literaria” por Cristóbal Pera, se enfocó en compilar y dar cohesión a los múltiples manuscritos dejados por García Márquez. La obra, fiel a los textos originales, brinda un cierre confirmado por el mismo autor, asegurando que la narrativa conserva su esencia hasta el final.
“En agosto nos vemos” presenta a Ana Magdalena Bach, quien regresa cada verano al cementerio donde descansa su madre. Lo que comienza como un ritual marcado por la tristeza se transforma en un escenario de descubrimiento personal, flirteo y placer, desafiando las convenciones de la solemnidad y el luto.
Con esta publicación póstuma, los hijos de García Márquez buscan anteponer “el placer de sus lectores” y confían en que su padre les perdone este “acto de traición” que rescata del olvido su última obra literaria.
