Una película sobre una niña con 13 años recién cumplidos, “Mei” Lee, que cada vez que experimenta algún tipo de emoción intensa, se transforma en un panda rojo. No en un pequeño panda rojo de 50 centímetros como los del mundo silvestre, sino en un gigante de más de 2 metros, que puede llegar a romper todo a su paso (intencionalmente o no) y causar confusión y temor a los que lo rodean.
La sola mención de esta idea básica causa rápidamente un torbellino de pensamientos, y esa es justamente la intención: hacer pensar al espectador en ese brutal primer paso de la niñez a la edad adulta, con todos sus episodios físicos y psicológicos, y su avalancha de sentimientos. Temor, vergüenza, euforia, todo metido en una licuadora de inseguridades e imprevistos varios.
“Quise que la transformación de Mei a la pubertad fuera mágica, y no podía sacar la imagen de un panda rojo de mi cabeza, porque es tan tierno y divertido, especialmente si lo hacés explotar hasta que llega a los 2 metros” comentó Domi Shee, directora de Red, quién se convirtió en la primera mujer directora individualmente de una película de Pixar. “Hay algo en el color también. El rojo representa el periodo. Representa estar enojado, avergonzado o sentirte atraído hacia alguien”.
El mundo del 2002: Boy bands y CD-Rs
“Red” (“Turning Red” en inglés) está ambientada en el 2002 en Toronto, Canadá. Mei es una preadolescente de ascendencia china, con una tropa de amigas (Miriam, Priya y Abby) todas fanáticas de la boy band del momento: 4*Town. Las niñas van a la locura al enterarse que el grupo dará un concierto en la ciudad, sin embargo, variados obstáculos se atraviesan en su camino: las entradas cuestan la friolera de 200 dólares cada una, a los padres no les gusta la idea, y Mei recientemente despertó convertida en panda rojo tras una pesadilla, transformación que se repite cada vez que entra en un estado de excitación emocional.
La ubicación de la película es como un flechazo directo al corazón a los milennials: es el mundo de los CD-Rs, tamagotchis y SMS. El hit de los 4*Town suena tan, pero tan familiar que uno jura que lo escuchó antes en algún disco de los Backstreet Boys, o 5ive. Las amigas le dan a Mei un CD quemado de la banda, que la preadolescente escucha en secreto en su discman.
Si, en secreto. No hay posters de los chicos en su habitación, ni nada que revele su afición por ellos. He ahí el conflicto central: Ming, la madre de Mei, es estricta y sobreprotectora; construye una relación cercana con su hija, pero a la vez le deja muy pocas posibilidades de desahogo y libertad. Todo esto explota con la llegada de la pubertad, representada por el panda gigante: Mei, hasta entonces alumna modelo, campeona de matemáticas, inicia la lucha por su espacio, por su individualidad, por pasar tiempo con sus amigas, tratando a su vez de no decepcionar las expectativas de su madre.
Un tabú roto para Pixar
“Red” resalta por romper el tabú de la menstruación (“la última frontera de Pixar”, reza una de las críticas de la peli). Por primera vez en el mundo animado del estudio norteamericano hacen su aparición las toallitas higiénicas, y hay otras picantes menciones a los cambios físicos de la pubertad, algunos metafóricos, otros no tanto.
A su vez, la cinta logra conmover poniendo en primer plano a las relaciones familiares, e ilustrando cómo estas van cambiando a medida que avanza la descubierta de uno mismo y sus propios deseos. A los milennials les encantará, por los recuerdos que le generará la ambientación y las referencias, pero la universalidad de su mensaje sobre la familia y la amistad lo hace mucho más abarcante y entretenida para todo público.