Hoy día, cuando músicos y productores entran a desarrollar un track, lo que se busca siempre es explotar al máximo los recursos del estudio de grabación. Es común que los artistas sean a la vez productores, o que se produzcan a sí mismos. También es normal que un músico cuente con un estudio en su propia casa. Pero no siempre fue así. Todas estas personas se deben un poquito al pionero Brian Wilson, productor, cantante, bajista y genio compositor de los Beach Boys.
Los Beach Boys se fundaron en 1961 en Hawthorne, California y al año siguiente lanzaron su primer álbum, “Surfin’ Safari”, por Capitol Records. Los ejecutivos del sello notaron rápidamente el enorme talento y potencial de Wilson y al menos tuvieron la inteligencia de no menospreciarlo: ya en ese álbum debut, Brian estuvo encargado de la producción y compuso 9 de los 12 temas del LP (incluyendo los tres principales singles). Esto en una época en la que las bandas de rock se contentaban con tener una o dos canciones originales, rellenando el resto del disco con covers o composiciones impuestas por la disquera.
Brian siguió evolucionando velozmente, tanto como compositor y como productor y arreglador. Para el tercer disco, “Surfer Girl” (1963), empezó a meter baladas muy bien trabajadas en medio del repertorio, y a utilizar instrumentos no tradicionales, como el arpa. Viendo el monstruo que tenía entre manos, Capitol no titubeó en explotar y sacarle el jugo lo más que podía, imponiéndole un ritmo insano de trabajo: eran 3 o 4 discos POR AÑO, casi uno para cada estación o temporada. En total, entre 1962 y 1969, los Beach Boys sacaron la friolera de 20 discos por Capitol, entre álbumes de estudio, en vivo y compilados.
Aparte de todo, Wilson también debía viajar constantemente con sus compañeros para giras y apariciones televisivas. Esto no tardó en hacer mella en su salud mental: en 1964, sufrió un colapso nervioso en un avión y desde entonces decidió que no iba más a girar con el grupo y se dedicaría exclusivamente a su instrumento principal, el estudio de grabación. A consecuencia de esto, los álbumes se fueron volviendo aún más trabajados y complejos; “Today”, de 1965, discutiblemente el mejor LP de los Beach Boys hasta entonces, ofrecía rock and roll con un muy buen nivel de producción y armonías vocales en el lado A y lujosas baladas en el lado B.
De Rubber Soul a Pet Sounds
A finales de 1965 se editó el clásico “Rubber Soul”, de los Beatles, y Brian Wilson encontró en este disco la inspiración para seguir creciendo como productor. “Fue un desafío para mí. Vi que cada tema era artísticamente muy interesante y estimulante. Inmediatamente fui a trabajar en las canciones para ‘Pet Sounds’”, escribió el músico. Estaba lanzada la semilla de la obra cumbre de Brian y de los Beach Boys, un álbum donde cada canción era trabajada por igual, sin temas de relleno.
Siendo ya un grupo muy caracterizado por sus extraordinarios arreglos de voces, los Beach Boys alcanzaron un nuevo nivel de complejidad en “Pet Sounds”, producto de horas y horas en el estudio ensayando y refinando las armonías de cada tema. El vocalista de la banda, Mike Love, dijo al respecto: “Realmente trabajamos durísimo. Brian buscaba cada matiz sutil en las voces que concebiblemente pudieras imaginar. Cada voz debía estar correcta, su resonancia, su tonalidad debía estar correcta. El tiempo, el timbre de las voces debía estar correcto, de acuerdo a como él lo sentía. Y luego Brian podía, al día siguiente, descartar completamente lo que hicimos y empezar todo de nuevo”. Y nada de grabar voces por separado: las armonías de los Beach Boys se grababan siempre con todos los vocalistas juntos en la misma cabina.
Por su parte, la instrumentación del disco fue rellena con elementos en ese entonces muy poco usuales en el mundo del rock y pop: corno francés, theremín, secciones de cuerdas e incluso percusiones hechas con cualquier objeto que se halle a mano, como latas de Coca-Cola. La mayor parte del instrumental fue hecho por la Wrecking Crew, un colectivo que reunía a lo mejor de lo mejor de los músicos sesionistas de Los Angeles, como el batero Hal Blaine y la bajista Carol Kaye, entre muchos otros. Brian recorría el estudio enseñando uno por uno a los sesionistas sus partes: no las tenía escritas, sino mapeadas en su cabeza. Esto para un grupo que podía llegar a los 40 o 50 músicos juntos en el estudio.
Los Beatles vs. el “genio del pop”
Editado en mayo de 1966, “Pet Sounds” tuvo dos singles exitosos: “Sloop John B”, que llegó al número 3 en Estados Unidos, y “Wouldn’t it be Nice/God Only Knows”, que fue número 8. Sin embargo, vendió menos que discos anteriores de los Beach Boys y también quedó corto en números comparado con otros lanzamientos pop de la época. El verdadero impacto del álbum fue entre músicos y productores, quienes alabaron fuertemente su nivel compositivo, de arreglos y armonías.
Eric Clapton, en ese entonces en Cream, dijo que todos los miembros de su banda “amaron” el álbum, y que Brian Wilson era “sin duda un genio del pop”. Paul McCartney, por su parte, afirmó que “’Pet Sounds’ fue el ímpetu primario por detrás de ‘Sgt. Pepper’”, que el disco lo influenció a hacer que sus líneas de bajo fueran cada vez más melódicas y que “God Only Knows” es “la mejor canción jamás escrita”.
Estaba concretada una de las mayores rivalidades musicales de la historia: la de los Beatles con los Beach Boys. “Rubber Soul” motivó a crear “Pet Sounds”, “Pet Sounds” influyó en “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band”, y el tremendo impacto de “Sgt. Pepper”, por su parte, vino a ejercer gran presión sobre Brian, quien ya venía sufriendo crecientes problemas mentales, y el peso extra de tener que superar a nadie menos que los Beatles no lo ayudó mucho.
El mundo post Pet Sounds
El planeado sucesor de “Pet Sounds” iba a llamarse “Smile”, y era un proyecto todavía más ambicioso que el anterior: una sinfonía en tres movimientos unidos por un mismo concepto. Fueron grabadas más de 50 horas de música, divididas en secciones independientes e intercambiables entre sí, que eran cortadas y pegadas (¡a mano! ¡con cinta!) experimentalmente hasta formar canciones. Un concepto bestial, demasiado adelantado a su época, y que por ende, no pudo ser terminado.
Además de la complejidad del trabajo en sí, hubo resistencia de parte de los miembros de la banda y la disquera, a lo cual se sumaron problemas propios de Brian Wilson, mentales y de drogas. En 1965 Wilson había tomado su primera dosis de LSD; una semana después, empezó a sufrir episodios de alucinaciones auditivas y constante paranoia, que nunca cedieron. Todo esto llevó al colapso de “Smile” y a un gradual retraimiento de Brian como líder de los Beach Boys, sin dejar sin embargo de contribuir para la banda.
Buscando un ambiente más relajado para trabajar y recuperarse, Brian armó su propio estudio en su casa de Bel Air, en donde se grabó la mayor parte de los siguientes discos de su grupo: “Smiley Smile” (1967), “Wild Honey” (1967) y “Friends” (1968). Fue el primer artista famoso en hacerlo; más tarde le siguieron Paul McCartney y muchos otros: hoy en día, el estudio casero es un elemento básico de cualquier músico profesional con recursos para armarlo.
“Pet Sounds”, por su parte, tras pasar por un periodo de ostracismo en los 70 (en donde quedó fuera de catálogo), fue siendo redescubierto y reapreciado a medida que pasaban las décadas. En su más reciente lista de mejores álbumes de todos los tiempos, la Rolling Stone lo puso en el número 2, por encima de cualquier otro LP de los Beatles o cualquier banda de rock, y por detrás de “What’s Going On” de Marvin Gaye.
El álbum cumbre de los Beach Boys representa hoy en día la piedra angular en cuanto al uso del estudio de grabación como instrumento, y una de las obras que ayudó al rock a elevar su credibilidad como género musical y forma elevada de expresión artística. Sentó las bases de la psicodelia y es considerado precursor del rock progresivo, además de ser uno de los primeros discos conceptuales de la historia.
La escena rockera paraguaya tampoco escapa a la influencia de “Pet Sounds”. Neine Heisecke (Deliverans) expresó su admiración por el disco, así como los miembros de Eeeks, banda que lleva sin duda la huella melódica de los Beach Boys. De las playas de California a un país mediterráneo más de 50 años después, como a cualquier otra parte del mundo: la marca de “Pet Sounds” sigue siendo indeleble, atravesando fronteras y generaciones.