InicioSaludParaguay: el país que olvidó la salud mental

Paraguay: el país que olvidó la salud mental

La salud mental es un aspecto fundamental para el bienestar de las personas y el desarrollo de los países. En los últimos años, Paraguay ha enfrentado un aumento significativo en la demanda de atención en dicho ámbito. La problemática se ha acentuado con la pandemia del COVID-19, que ha generado aún más estrés y ansiedad en la población. 

Según datos del Ministerio de Salud Pública, el 25% de los paraguayos sufre algún trastorno mental y solamente el 10% recibe tratamiento. Además, el país cuenta con una tasa de suicidios de 7,6 por cada 100 mil habitantes, que se encuentra por encima del promedio de Latinoamérica. 

La falta de recursos y la discriminación son algunos de los principales obstáculos para el acceso a la atención en salud mental. En Paraguay, el presupuesto destinado a la salud mental es escaso, lo que se traduce en una insuficiencia de profesionales especializados y tratamientos adecuados. 

En Paraguay la salud mental no recibe la atención ni la inversión que merece. Según datos oficiales, solo el 1,84% del presupuesto de salud se destina a la salud mental, lo que sitúa al país en el último lugar de América Latina en este aspecto. 

Entrada del pabellón de Salud Mental en el Hospital Regional de Ciudad del Este.

Esta baja inversión se traduce en una escasez de recursos y profesionales para atender las necesidades de la población. Además, la mayoría de estos entendidos se concentran en la capital y en los hospitales psiquiátricos, dejando desatendidas a las zonas rurales y a las personas con trastornos leves o moderados.

Más información: Seis puntos donde tratar la salud mental en Alto Paraná 

Otro factor que agrava la crisis de la salud mental en el país es la falta de información y concientización. Muchas personas desconocen los síntomas de los trastornos mentales y no saben dónde buscar ayuda. Por otro lado, todavía existe un estigma social sobre los problemas de salud mental, lo que dificulta la aceptación y el inicio del tratamiento.

El Banco Mundial realizó Sondeos de Alta Frecuencia (SAF) en diversos territorios de América Latina y el Caribe con la finalidad de medir el impacto de la crisis sanitaria sobre la ciudadanía. En base a sus conclusiones, se ha podido notar que Paraguay, al obtener una puntuación de 0,28, se ubicó en el cuarto puesto (junto a Ecuador y Bolivia) entre las naciones con resultados más inquietantes en el Índice de Vulnerabilidad de la Salud Psicológica, por detrás de Chile, Perú y Haití.

De todos los indicadores de vulnerabilidad de la salud mental, el que mostró mayor presencia en Paraguay fue el de ansiedad, nerviosismo o preocupación. Con tres de cada cinco compatriotas expresando haber experimentado nerviosismo en el último mes, el territorio se sitúa en la posición principal en América Latina con este índice. Las damas, con el 70,4%, lideran la lista por encima de los caballeros (53,5%).

Ante este panorama, hay organizaciones y profesionales que trabajan en promover la salud mental y el acceso a la atención. Existen iniciativas que llevan a cabo programas de educación y prevención en distintas instituciones y comunidades. 

Lea más: Lanzan campaña para frenar el estigma hacia las personas con problemas de salud mental

A pesar de la falta de inversión en el área de la salud mental en Paraguay, los médicos y doctores del área merecen un reconocimiento especial por su arduo trabajo y dedicación. Muchos de ellos enfrentan grandes desafíos para poder desarrollarse en un territorio complicado y ofrecer servicios de calidad a sus pacientes. 

A menudo, trabajan en condiciones precarias y con recursos limitados, pero su compromiso con el bienestar mental de la población es inquebrantable. Su labor resulta crucial en un contexto en el que la salud mental está siendo cada vez más importante y reclama una mayor atención por parte del Estado.

Una de las soluciones propuestas para mejorar la situación es la creación de una política nacional en salud mental. Esto implicaría una mayor inversión en recursos humanos y materiales, el establecimiento de estándares de calidad y acceso, y la promoción de una mayor conciencia social al respecto. 

Pese a los desafíos, cada vez son más las personas que buscan ayuda y se abren al diálogo sobre salud mental en Paraguay. Esto es un paso importante para combatir la discriminación y el estigma, y para fomentar un acceso equitativo a la atención y el tratamiento en todo el país. 

La crisis de la salud mental en Paraguay es una problemática compleja que requiere de acciones multisectoriales y una mayor conciencia social. La atención en salud mental es fundamental para garantizar el bienestar de la población y debe ser una prioridad en la agenda pública.

Quizás te puede interesar: Redes sociales y salud mental: una conversación pendiente

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Must Read

spot_img