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Mba’eve, el disco debut de Vecindad Autopsia: 13 años de punk rock y mala suerte

Por Alfredo Duarte

“VAN A GRABAR 27 TEMAS???”. Esa fue la primera reacción del ingeniero de sonido del disco, Ralf Thielmann, cuando en el primer día de grabación le contamos un poquito qué es lo que pretendíamos hacer. Sin duda, la responsabilidad más pesada dentro de esto caía sobre nuestro batero Seba Ramirez: según nuestros estrechos cálculos, él disponía de 3 días de estudio para grabar esos 27 temas; una módica razón de 9 temas por día.

Luego, por un problema con el clock del estudio (muy largo para explicar), todo lo que habíamos grabado durante el primer día se perdió, lo cual redujo a 2 días su tiempo, o 13,5 temitas por día. Al final de la primera sesión, Seba terminó tan cansado que intentamos hacer una toma de ‘Abigail’ para cerrar, pero incluso un reggae ya era demasiada exigencia para él en ese estado. Al día siguiente, fue el primer tema que hicimos y quedó hermoso.

En ese punto (diciembre del 2006), con Vecindad ya teníamos grabados dos demos y algún single perdido por ahí, con lo cual el repertorio en vivo de la banda llegaba a unos 15 temas. A esos 15 le agregamos más 12 canciones nuevas que compusimos exclusivamente para el álbum. La discusión era ¿qué hacemos? ¿Grabamos un disco solo con temas nuevos? ¿O mezclamos temas nuevos con los viejos?

El problema que teníamos era que en nuestros demos ya había varias canciones que le gustaban mucho a la gente, pero las grabaciones eran súper precarias. ‘Sifilis En Do Mayor’, por ejemplo, que era una de las que más pegaban, se hizo en un estudio en Franco con mi guitarra conectada directo a la consola, usando un efecto analógico a modo de “distorsión”. Esas mismas versiones incluso se pasaban en la radio, y al escuchar, sinceramente nos daban vergüenza. Así que decidimos regrabar casi todo lo que había en los demos (con la intención de tener versiones ‘decentes’ que la gente pueda escuchar) y sumarles las canciones nuevas que habíamos hecho en los últimos 2 años.

Alfre y Polla escuchan Fun People

Me emocionaba la idea de hacer un disco de 27 temas, porque nadie lo había hecho antes en el rock nacional, y porque haciéndolo sentía que seguía los pasos de una de mis bandas favoritas, Fun People. Su disco debut, ‘Anesthesia’, tenía 29 temas; ‘Art(e) Of Romance’, que era el que más me gustaba, tenía 20. En esa época, le rompí tanto las pelotas con eso a nuestro guitarrista (José “Polla” Taboada) que él terminó volviéndose fan de Fun People también. Nos atraía no solo la idea de hacer muchos temas cortitos, rápidos e intensos, sino la extrema (a veces exagerada) diversidad musical, con toda la “apertura de cabeza” que eso conllevaba. ‘The Art(e) Of Romance’ tenía surf, boleros, grindcore, ska, hardcore, pop de los 60, todo en un mismo disco. Queríamos hacer lo mismo con ‘Mba’eve’, y nos re metimos eso en la cabeza.

Yo era muy chico (tenía 19 años, a punto de cumplir 20) y todavía tenía muy poca idea de lo que quería hacer con el micrófono o como quería hacerlo, aunque tenía, eh, buena voluntad. Crecí escuchando hardcore punk (Minor Threat, Agnostic Front, Ratos de Porao), y aunque nuestro primer demo tenía un par de temas en ese estilo, las voces eran flojísimas. Para el álbum, quería demostrar que podía gritar al tope de mis pulmones también, así como lo hacían esas bandas. Pero eso al final era el menor de mis problemas: había reggae, ska, metal, pop-punk con notas altísimas… terminé haciendo lo que pude (como si hubiera sido posible otra cosa).

La formación que grabó Mba’eve, justo antes de subir al escenario del Pilsen Rock (a la izquierda, tres bailarines de polka que nos acompañaron en un tema)

Luego de la bata, fueron pasando nuestros preciados 3 días por instrumento: el bajo (Augusto Invernizzi) se hizo sin mayores problemas, aunque Ralf puteó mucho a Augusto por llevar un bajo Squier a grabar (“¡¿Como vas a grabar con un bajo de 150 dólares?!”). Las 2 guitarras pasaron sorprendentemente rápido, y finalmente, las voces fueron una tortura. El coro de ‘Mambo Negro’ me fue casi imposible, pero increíblemente lo peor fue con un tema que ya habíamos grabado antes: ‘16’.

‘16’ fue el primer tema más pop-punk que hicimos, y particularmente es una canción en la que mi voz nunca me convenció. Me frustré bastante, hasta que en un punto desistí y propuse que nuestro trompetista (Charly Piñanez) la cante. ¿Se imaginan a Charly cantando esa canción? Perfectamente pudo haber sucedido, aunque finalmente Polla y Ralf me convencieron de seguir intentando hasta que llegué a una versión más o menos aceptable.

Después de los vientos (en donde Carlitos Jimenez la rompió con el sax), vino un día entero de grabar backing vocals. ¿Y en qué consistía eso? El 90% del tiempo en tres tipos (Charlie, Polla y yo) gritándole juntos al micrófono hasta quedarnos sin voz. Al final de ese día, en el que nos pasamos desde las 9 de la mañana hasta las 5 de la tarde gritando, cometí el error de aceptar la invitación de una radio a hacer un acústico (o algo así), y allí fuimos nomás los 3, a intentar cantar con la voz hecha mierda, puteándonos al aire entre tema y tema por los errores, etc. Pero seguro que de otra manera no hubiera sido tan divertido.

Charlie Piñanez y Carlos Miguel Jimenez, el dúo de vientos en ‘Mba’eve’

Shock estilístico

El producto final del disco terminó siendo muy distinto a lo que habíamos hecho hasta entonces, ¡y eso todavía considerando que la mitad del disco eran temas viejos y conocidos! ¿Cómo hubiera sido si eran solo temas nuevos? En Asunción, que era donde teníamos nuestra mayor cantidad de público, recuerdo muy poca gente que me haya venido a decir de entrada “me encantó el disco, está buenísimo”. La mayoría de la gente se mostraba un poco… confundida.

Nosotros simplemente queríamos evolucionar como banda y probar cosas de las que sabíamos que éramos capaces, como cualquier otro grupo. Y al mismo tiempo, sabíamos que el disco iba a sorprender de cierta forma: las voces, los estilos distintos, las guitarras pesadas. No solamente estábamos conscientes de eso, sino que lo QUERÍAMOS: sorprender, impactar y con eso tal vez ganar nuevos fans, incluso (¿por qué no?) fuera del medio punk.

Pero hubo varios errores en esa lógica, y en su ejecución también. Vecindad antes de ‘Mba’eve’ ya era una banda con una identidad más o menos formada, y era una BUENA identidad, al menos a los ojos del público. Sacar un disco así tan distinto a lo que se esperaba en ese momento (discutiblemente el momento de mayor popularidad del grupo) tuvo un efecto rebote no muy bueno.

A pesar de todo, teníamos 3 buenísimos candidatos a singles (‘Ka’u Remember’, ‘Para Siempre’ y ‘Abigail’) que, encima, le gustaban a la gente. Lo ideal hubiera sido lanzar alguno de esos y darle manija haciendo algún videoclip. Pero no. Tercamente, me incliné por que el primer single sea ‘Jahe’o Number Five’, ya que a mi criterio era el que mejor resumía el disco y las diferentes cosas que la banda podía hacer: polka, punk, hardcore e incluso un valsecito en el medio. Pero era demasiado pesado para que las radios quisieran pasarlo, y no fue a ningún lado.

Si hubiéramos sido una banda con una estructura de marcas y empresarios detrás, de las que tienen tratos incluso con las radios, hubiera sido un simple error; era pasar al siguiente single y dejar el resto atrás. Sin embargo, siempre fuimos a pulmón: ese era nuestro momento, el momento en donde las expectativas incluso de los medios estaban puestas un poco en nosotros, y lo desperdiciamos. Para cuando sacamos los siguientes singles, ya era tarde.

Conciertos de ayer y hoy

Show de lanzamiento de ‘Mba’eve’ en el PRF, marzo del 2009

De todas maneras, el show de lanzamiento del disco en el PRF en Asunción (marzo del 2009, el disco había salido en octubre del año anterior) estuvo bueno. Mucha gente, la mayoría compró el disco en la entrada, invitamos como siempre a varios amigos de Ciudad del Este a tocar (Stógeno, Androide Ameboide). Hicimos todos los temas del disco (finalmente, el CD se redujo a 23 temas), y creo que fue la única vez que llegamos a eso. Sumale un par de covers y varios temas viejos que no entraron en ‘Mba’eve’. Terminé molido y sin voz, y le pedí a los muchachos/as que se suban a cantar ‘Apysa Rapo For Export’, el último tema.

13 años después, tocamos un día lluvioso en Almacén Cervecero en CDE. El DJ pasaba bastante rock nacional, y en ese típico momento en el que te acabás de bajar del escenario y los chicos se acercan a hablarte mientras estás sudado y aturdido, suena la versión de estudio de ‘Abigail’ en los parlantes. Creo que estaba sacándome una foto abrazado con algunas personas cuando salta el solo de sax de Carlos Miguel al final del tema. Era la primera vez que escuchaba algo de Carlitos desde que falleció en el 2020. La verdad, me impactó fuerte.

Un par de horas más tarde, caminando hacia nuestro hostel bajo una llovizna finita, todavía no podía sacarme ese solo de la cabeza, mezclado con las guitarras del Polla. La coincidencia de estar en Ciudad del Este, pasando enfrente a mi antigua escuela de guitarra (ahora medio comida por los yuyales), sumó mucho a la experiencia. Puede que no haya salido como esperábamos, pero creo que algunas cosas perduraron.

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