“El proyecto surgió hace unos 25 días, luego de la alarmante ola de incendios forestales en nuestro país”, cuenta el profesor Miguel Santacruz, encargado del proyecto. “Hoy están controlados, pero sabemos que pueden volver a estallar en cualquier momento, por lo que los jóvenes decidieron que era momento de llevar adelante una iniciativa enfocada en la reforestación”.
Tras entrar en contacto con los encargados del vivero de Itaipú Binacional y conocer las diversas opciones disponibles, los organizadores se mostraron interesados por las crotolarias, unas plantas conocidas por atraer a libélulas, uno de los principales depredadores naturales de los mosquitos. Es así que, desde el lunes 26 de octubre al viernes 30 de octubre, quienes se acerquen de 8.00 a 16.00 horas al local del colegio en el barrio Pablo Rojas de Ciudad del Este, podrán llevarse a casa semillas de estas plantas.
Sobre el origen de las semillas que serán distribuidas durante la próxima semana, el docente explica que “Itaipú las adquirió de Brasil, ya que aquí no se producen. En países como India y Tailandia, estas plantas se utilizan desde hace mucho tiempo por sus efectos con las libélulas”.
“Las crotolarias tienen más beneficios si se encuentran cerca de ríos, arroyos y lugares húmedos, que es donde abundan las libélulas, por lo que consideramos que Ciudad del Este, con su riqueza hídrica, es una zona propicia para este proyecto”, explica Santacruz, quien se desempeña como profesor de Inglés en la institución. “Consideramos la necesidad de establecer plantas para atraerlas debido a que estos insectos tienen poco interés en las zonas urbanas porque no les brindan la perspectiva de conseguir alimentos”.
Además de atraer libélulas, Santacruz cree en la importancia de las especies vegetales en el golpeado ecosistema de Alto Paraná: “Esta es una zona que antaño era boscosa, pero que últimamente se volvió uno de los principales puntos industriales del país, a consecuencia de lo cual sufrió una deforestación muy acelerada. Al ocurrir ese cambio radical de bosque a medio urbano, se pierden especies y se genera un desequilibrio ambiental, al que solamente sobreviven los animales que se adaptan mejor, entre ellos los ratones, las cucarachas y, por supuesto, los mosquitos. Entonces, entendemos que existe una necesidad de volver a encontrar ese equilibrio a través de las plantas”.
A pesar del entusiasmo que sienten, estudiantes y docentes son conscientes de las limitaciones del proyecto: “Sabemos que no es la fórmula para eliminar por completo la problemática del dengue, pero esperamos que sea una acción que contribuya a disminuir sus efectos sobre nuestra población, para complementar la higiene en los hogares, que debe ser constante”.
Además de la intención de combatir el dengue, Santacruz afirma que tienen un objetivo más profundo: “Queremos enviar un mensaje de optimismo a la comunidad. Sabemos que Ciudad del Este y sus alrededores pasan por una crisis económica y sanitaria, pero con trabajo en equipo y solidaridad queremos plantarle cara a la situación, para que tengamos más herramientas para ganar la batalla contra el dengue y más fuerzas para encarar al coronavirus”.
El educador tiene claro que no será la última vez que la comunidad educativa del Moisés Bertoni aborde un problema similar: “Actualmente tenemos diversas opciones en lo que nosotros llamamos “la incubadora de ideas”. Motivamos a los alumnos a que aporten iniciativas concebidas por ellos, principalmente aquellas que estén relacionadas con el medioambiente, como reforestación y limpieza de espacios urbanos. El colegio se llama Moisés Bertoni y el objetivo es que los estudiantes puedan emular los pasos de ese ilustre botánico. Más adelante, nos gustaría enfocarnos también en proyectos que se centren en la identidad paraguaya, que nos ayuden a conservar lo nuestro”, concluye.
