“Todo se hizo en tiempo récord”, cuenta Luz Mereles, hermana de la fallecida jueza, a El Urbano. “Nosotros nos quedamos sorprendidos, porque que te llamen representantes de la ONU de la nada…, pero ahí se ve que estaban siguiendo todo lo que pasó a través de las noticias. Nos comentaron sobre el programa de murales y lo que tenían pensado hacer”, explica.
“La primera opción era el Palacio de Justicia, pero no se dio por distintas razones, así que se optó por la UNE, como ella fue egresada de ahí, fue catedrática, asesora jurídica de la Politécnica por mucho tiempo. Como era de la casa, se habló con ellos y aceptaron”, narra Mereles.
“Mi mamá dio un breve discurso (en la inauguración del mural), un resumen de lo que pasó con ella: que fue un feminicidio en su lugar de trabajo. Cuando la gente escucha feminicidio siempre piensa que el crimen es de la pareja, de repente no hay mucha educación sobre el tema, da esa percepción, pero este no fue el caso esta vez y lo recalcamos durante el acto”, destaca.
Recordó además cómo se difundió la noticia del asesinato y cómo lo vivieron en la familia: “(Los medios) difundieron y no confirmaron y después recién dieron a conocer que era una persona que no tenía ninguna relación sentimental (con Diana). Hasta ahora estamos queriendo dilucidar qué es exactamente lo que pasó ese día, solo sabemos que fue horrible y que es muy difícil. Hasta hoy nosotros no podemos recuperarnos”, comparte, con el dolor en la voz.
“Una mártir”
Mereles habló además de la vida de su hermana y cómo salió adelante a pesar de los obstáculos: “Este homenaje póstumo queda como legado de ella, que es una mártir. Diana fue una persona que luchó mucho en su vida, que llegó donde llegó por su propio mérito. Donde llegó como magistrada, siempre lo hizo por mérito propio. Peleó, estudió muchísimo, se esforzó y ayudó a mucha gente, les pasaba la mano. Luchó hasta el último suspiro y dejó un gran legado”.
“Ella era muy noble, era generosa, tenía muchas virtudes y no digo solo porque sea mi hermana”, señala, acerca de la forma en que las personas fuera de su familia recuerdan a Diana. “A medida que pasa el tiempo, van saliendo más historias buenas de ella, de (parte de) la gente que le conoció”.
A pesar de ser un homenaje profundo y significativo para quienes amaron a Diana Mereles, también es una forma de recordar y generar conciencia sobre la violencia a la que están expuestas las mujeres a diario: “Yo me sentí muy emocionada, sentí escalofríos cuando vi el mural. Pero me dio a la vez una sensación de impotencia y de tristeza, por todo lo que pasó. Estuvimos presentes el día de la inauguración para que la gente tome conciencia, para pedir justicia y que se sepa qué es realmente lo que pasó”, concluyó.
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