“Zapatos bizarros” se creó desde cero tanto en coreografía como en música, dando como resultado una obra que sensibiliza sobre temas como la migración, la expresión de la identidad y los sueños. En escena, interactúan con intensidad el bailarín Julio Morel y el Dj Gabriel Ozorio. Con una coreografía teatral, el personaje central se cubre y descubre, juega y se expresa con una tela que es como una extensión de su piel. Él va usando zapatos cargados de simbolismo y por momentos, se aferra a una maleta -que según el espectador- puede tener varias significaciones.
La obra fue presentada el 25 de febrero pasado en el Centro Cultural Agustín Pío Barrios “Mangoré” de Ciudad del Este y el próximo 15 de abril, se presenta en el Centro Cultural de España Juan de Salazar, con acceso libre y gratuito.
“Zapatos Bizarros en CDE fue un aprendizaje enorme. Cómo producir un espectáculo de calidad en Ciudad del Este, cómo formar un equipo en la ciudad, cómo llevar a cabo una idea en una ciudad donde aún no hay oportunidades para poder realizar un espectáculo de alto nivel. Me conectó con una gran pasión, fui creyendo, soñando, por donde lo veas fue un aprendizaje. Estaba muy nervioso, no paré hasta el último momento. Sentí mucha adrenalina, estaba muy nervioso pero preparado para cualquier cosa”, comenta Morel.
Afirma que la obra fue fuerte y transgresora para el contexto cultural de Ciudad del Este. “Zapatos bizarros fue muy liberador, muy personal, un lugar donde yo ponía esa lucha mía, donde el arte se convierte en espejo de la sociedad, desde esa búsqueda de libertad y reflejar esa diversidad, que somos diferentes pero podemos convivir en un mismo espacio, era decir eso, pero también reafirmarme a mí mismo”, expresa.
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La presentación tuvo muy buena concurrencia y el bailarín siente que el mensaje llegó al público. “También tengo mis fantasmas. A veces me pregunto: ¿realmente hay algo malo conmigo? Pero con la gente que fue a Zapatos Bizarros y con la reacción del público, pude darme cuenta que el mensaje llegó y la gente empatizó. Trajimos esperanza, que se puede hacer arte en CDE”, afirma.
El arte como transgresión
Julio Morel es un bailarín que volvió a Paraguay, y específicamente a vivir en Ciudad del Este luego de varios años formándose y trabajando en la danza en el exterior. Comenta que encontró “mucho miedo para hacer arte” por dificultades económicas y de un contexto muy conservador, al punto que existen artistas que se llegan a preguntar: “¿Será que podemos hablar de esto?”, orbitando la censura y la autocensura.
“Ir a Asunción se me hace una oportunidad para motivar e incentivar a la gente de CDE, demostrar que tenemos el nivel para ir a la capital y trascender en el mundo, somos muy talentosos, creativos y necesitamos expandirnos. Tenemos que abrir las puertas para quienes vienen, tener la cultura del pensamiento, eso que abre el arte, la posibilidad de pensar, de cuestionarte”, agrega.
Cuenta que terminó muy agotado luego de la presentación en Ciudad del Este y que no tenía muchas esperanzas de presentar la obra a Asunción. Pero con apoyo de una de las integrantes de su equipo lograron hacer el contacto con el Centro Cultural de España.
“Gasté todo mi dinero en Zapatos Bizarros, pero gracias a esa inversión ahora se puede llevar a Asunción. Un lugar como el Juan de Salazar, que nos abra ese espacio, es muy importante para llevar nuestro mensaje y desarrollarnos como artistas. Necesitamos espacios para poder crecer, ¿cómo crecer en una profesión si no tenemos espacio?”, sostiene.
El bailarín Julio Morel sostiene que es fundamental el reconocimiento y la remuneración digna del trabajo artístico: “Todo mi dinero lo gané bailando en el exterior, es algo que sucede en el mundo, la gente no me cree. Lo hice bailando, cantando en musicales, todo con arte, es una profesión en el mundo, acá debería ser lo mismo. Te tienen que pagar por tu trabajo y tu tiempo, tenemos que empezar a educar a la gente, que no está nada malo pedir que te paguen por lo que estás haciendo”.
Comenta que a corto plazo se dedicará a gestionar sus propios proyectos de manera independiente y que seguirá inquieto hasta lograr sus metas en el ámbito profesional, interpelando y sembrando preguntas a través del arte. “Transgredir es algo que no pedís, es algo que se va dando”, finaliza.