Judas and the Black Messiah es el título original de la película estadounidense, conocida en nuestro país como “Judas y el Mesías Negro”. La misma tuvo su paso por los cines locales y se posicionó como una de las mas nominadas de la temporada de premios.
La trama se centra en torno a Bill, un delincuente que se dedica a robar coches y al que, tras ser detenido, el FBI le propone la absolución de sus delitos si coopera con ellos infiltrándose en el partido “Panteras Negras”, del líder y activista negro Fred Hampton.
De una forma sutil y a veces hasta brutal, la música de Craig Harris y Mark Isham nos mete de fondo en el ambiente tenso de la historia, complementada con la fotografía de Sean Bobbitt quien nos transmite al límite de la primera persona cómo es y se movía esa organización política.
El elenco de actuaciones quedó prácticamente encabezado por Daniel Kaluuya y Lakeith Stanfield, que entregan performances espectaculares y sobre todo sinceras, tampoco se puede dejar de destacar las presentaciones del resto de los actores como Jesse Plemons, Martin Sheen, Ashton Sanders, Lil Rel Howery, Algee Smith, Jermaine Fowler, Robert Longstreet, Terayle Hill, Dominique Fishback, Nick Fink y Darrell Britt-Gibson.

La dirección y guión de Shaka King tiene como resultado una película un poco lenta, pero que va quedando entretenida a medida que critica las posiciones tibias ante situaciones de injusticias sociales conocidas en esa época y que incluso son normales hasta los días de hoy.
Por momentos disfrutamos de la visión de los integrantes de la organización que se presentan como luchadores de la justicia social y por otro nos encontramos con la posición del gobierno que califica al partido como un ente con objetivos hasta terroristas.

La historia nos habla mucho de los Panteras Negras como organización y objetivos, pero no desarrolla mucho a sus dos principales personajes, se limita mucho a la trama, dejando pasar una oportunidad brillante para entender un poco más sus motivaciones.
Finalmente “Judas y el Mesias Negro” nos habla de hechos que sucedieron hace mas de 50 años, pero que se sienten y se renuevan cada tanto hasta la actualidad, una obra que cuestiona al espectador entre lo que esta bien y lo que esta mal en las luchas extremistas y posiciona a la autoridad como un agente de caos.