InicioTendenciasGatos negros y mala suerte, una mentira de larga data

Gatos negros y mala suerte, una mentira de larga data

El origen de esta creencia data desde la Edad Media, una época bastante oscura en torno al conocimiento científico. En aquellos años han estado asociados a todo tipo de supersticiones y leyendas, muchas veces asociados a las temidas brujas, y siempre vinculados a la mala suerte. 

Aunque es cierto que este color se asocia con la energía negativa, se ha utilizado durante años como símbolo de protección y buena suerte. 

Es también de aquel periodo histórico que nace la supersticion de que cruzarse con un gato negro puede ser visto como una señal de mala suerte. Lo curioso es que, a pesar de todo el tiempo que pasó, esto sigue arraigado en muchos países. 

Pero esto no siempre ha sido así a lo largo de la historia. El más claro ejemplo es el del Antiguo Egipto.

En el Antiguo Egipto los gatos eran considerados seres divinos.

Es en esta tierra donde todos los gatos (incluido el gato negro) eran venerados y protegidos por ley por considerarse animales sagrados. De hecho, allí los gatos fueron uno de los animales más adorados, debido a que el antiguo dios egipcio llamado Bastet a menudo era representado como una mujer con cabeza de gato negro. 

Esta era una creencia que también compartían los romanos, pero que con la llegada de la Edad Media acabó relacionándose con la brujería, sus practicantes, y la mala suerte.

Otro dato curioso es que, por ejemplo, en Japón se dice que el gato negro es el mensajero entre el reino de los humanos y el de los dioses.

Una historia malinterpretada

Pero es en el año de 1233 que la suerte de los felinos negros cambió: el papa Gregorio IX sembró (algunos dicen que sin querer) la creencia de que estos felinos eran la representación del Diablo. En resumen, el sumo pontífice lanzó un decreto papal (Vox in Rama) en donde describe con detalles los rituales que se celebraban ante el mismísimo demonio, y en ese escrito aparecen los gatos negros.

Aquel texto pasaría a la historia, por un factor involuntario. Gregorio IX nunca condenó a los gatos en su decreto, solo detalla aquellos ritos, que tenían al gato como un elemento del ritual. Sin embargo, su efecto a largo plazo fue demoledor para la vida felina en el viejo continente del siglo 13 y 14. La visión del gato en la sociedad europea en general se transformó para mal, y fue asociada con el demonio.

La gente empezó a desconfiar de ellos y hasta los culpó por la peste negra que asoló Europa durante el siglo XIV. Posteriormente, en Salem, se creía que estos felinos eran amigos de las brujas, quienes fueron enjuiciadas y castigadas por los habitantes del lugar.

Recién en el siglo XVII los gatos recuperan un sitio en las cortes europeas, siendo mascotas de reyes y de la aristocracia. Al mismo tiempo su función de depredadores de roedores vuelve a ser estimada por los campesinos que necesitaban de sus servicios y las ciudades que sufrían de la proliferación de ratas.

El gato se vuelve una mascota más popular que el perro en América, en el siglo 18 porque al mismo tiempo que sus ciudades crecían, prosperaban, y los alimentos abundaban en los hogares las ratas aumentaron, y el gato se convirtió en el protector de las casas ante el acecho de los roedores.

No, los gatos negros no traen mala suerte

No hay ninguna prueba científica que apoye la creencia de que los gatos negros dan mala suerte o se asocian a cualquier tipo de suceso o persona negativa. Además, no existe ninguna correlación entre la presencia de un gato negro y un aumento de la mala suerte o de los acontecimientos en general. La mala suerte es una superstición que no tiene ninguna base. 

Esta creencia negativa ha alimentado la discriminación y generado que tanto gatos como perros negros estén condenados a pasar un 40% más de tiempo en los albergues y que tengan dos tercios menos de probabilidad de ser aceptados que los de otro color, de acuerdo con registros de la organización People for the Ethical Treatment of Animals (PETA).

Aunque hay muchas supersticiones en torno a los gatos, como que decir su nombre tres veces les protegerá de los malos espíritus, la superstición de la mala suerte es sólo un mito.

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