La historia reciente de América Latina está marcada por momentos oscuros, pero también por personas que lucharon por sacar a la luz la verdad. El abogado y maestro Martín Almada fue una de esas personas. Desempeñó un papel crucial al encontrar los “Archivos del Terror”, unos documentos que revelaron las terribles acciones de la dictadura de Alfredo Stroessner en Paraguay y cómo algunos países poderosos estaban involucrados en el Plan Cóndor. Su fallecimiento el 30 de marzo a los 87 años nos recuerda la pérdida de un gran luchador por la justicia, pero también inspira a seguir la lucha por la democracia. Este artículo es un homenaje a su valentía y su incansable búsqueda de la verdad. (por Kevin Nohl)
El fallecimiento de Martín Almada el 30 de marzo, a la edad de 87 años, cerró un capítulo fundamental en la historia mundial de la defensa de los derechos humanos.
Su nombre, sin embargo, quedará para siempre grabado en la historia de Paraguay y de América Latina, no sólo como un abogado y pedagogo brillante, sino como un faro de justicia que iluminó las sombras de una de las épocas más oscuras de la región.
Una mañana calurosa del 22 de diciembre de 1992 se convertiría en un hito histórico gracias a Almada. Ese día, en una dependencia de la Policía Nacional en la ciudad de Lambaré, se descubrió el Archivo del Terror de la dictadura stronista, un acontecimiento que Almada comparó con abrir las tumbas de los desaparecidos de la barbarie de Alfredo Stroessner.
Los “Archivos del Terror”: Miles de documentos donde se registraron persecuciones y torturas durante el régimen stronista.
Este descubrimiento, realizado bajo una orden de allanamiento dictada por el juez José Agustín Fernández a solicitud de Almada, reveló tres toneladas de documentos que relataban con precisión el actuar autoritario y represivo del régimen de Stroessner, además de otros documentos relacionados con el operativo Cóndor.
El material encontrado incluía prontuarios e informes sobre opositores, además de fotografías inéditas, grabaciones y rostros de centenares de desaparecidos, proporcionando una base sólida para fundamentar acusaciones contra el aparato represivo de la dictadura.
Estos archivos, posteriormente declarados “Memoria del Mundo” por la UNESCO, no solo causaron conmoción por su contenido, sino que también significaron un gran avance en la lucha por conseguir justicia, no solo en Paraguay sino en toda la región afectada por la Operación Cóndor.
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Almada, autodefinido como “el Snowden de Paraguay”, en alusión a Edward Snowden (conocido mundialmente por haber filtrado, en junio de 2013, a través de los periódicos The Washington Post y The Guardian documentos clasificados sobre programas globales de Cibervigilancia a cargo de los Servicios Secretos de los E.E.U.U. y del Reino Unido), hizo notar la persistencia del “stronismo” incluso décadas después de la caída del dictador, criticando la falta de voluntad política para investigar y desmantelar el aparato represivo.
Martin Almada conversando con Edward Snowden (Foto: rightlivelihood)
El legado de Almada es inmenso. Fue un incansable luchador por la verdad y la justicia, un hombre que dedicó su vida a desenterrar los secretos más oscuros de las dictaduras latinoamericanas y a denunciar la complicidad internacional en estas atrocidades.
Su labor no solo arrojó luz sobre los crímenes del pasado, sino que también inspiró a nuevas generaciones a continuar la lucha por un futuro donde los derechos humanos sean universalmente respetados.
La importancia de su trabajo trasciende fronteras y generaciones, subrayando lo crucial que es no dejar que historias como la suya y la de los Archivos del Terror queden en el olvido.
A pesar de su relevancia, lamentablemente, estas lecciones no se discuten lo suficiente en las aulas de nuestras escuelas y colegios, dejando un vacío en la educación de nuestros jóvenes sobre parte crítica de su propia historia. Esta omisión no solo es lamentable sino que contribuye a esconder una parte importante de la lucha por la justicia y la libertad.
Almada nos demostró que entender nuestro pasado es fundamental para construir un presente y un futuro más justos. La narrativa de su valentía y tenacidad debería estar en el centro de nuestra enseñanza, inspirando a las nuevas generaciones a valorar la justicia y a comprometerse activamente en la lucha contra la opresión.
Martín Almada (Foto:rightlivelihood)
Su legado es un recordatorio de que, aunque las figuras de la tiranía puedan desaparecer, las estructuras que las sostienen pueden persistir si no hay un esfuerzo consciente y colectivo por desmantelarlas. Martín Almada nos dejó las herramientas para entender y enfrentar estas realidades, haciéndonos partícipes de su incansable lucha por un mundo más justo.
En memoria de un gran héroe civil, continuemos la labor de iluminar la verdad, de desafiar la impunidad y de construir sociedades donde la dignidad y la justicia sean pilares inquebrantables. Que su vida y obra inspiren a futuras generaciones a no olvidar, a no callar y a no desistir en la búsqueda de un país mejor.
