Don Cástulo Ortega, más conocido como el “Pájaro Campana”, emblema de la hinchada de la Selección Paraguaya de Fútbol en los mundiales, falleció este lunes a los 73 años. Con su distintivo disfraz albirrojo, Ortega acompañó a la Albirroja en sus mejores años en los desafíos internacionales, y deja un legado de compromiso que trasciende su controvertida fama. Su partida marca el fin de una era en el folklore deportivo paraguayo.
Este lunes, poco después de las 07:00 de la mañana, se confirmó la triste noticia del fallecimiento de Cástulo Ortega, más conocido entre los aficionados al fútbol como el “Pájaro Campana”. Dionisio Ortega, su hermano y ex diputado nacional, comunicó con profundo dolor su partida a través de las redes sociales.
Don Cástulo había estado enfrentando problemas de salud durante varios meses y se encontraba internado en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y del Ambiente Juan Max Boettner, donde se confirmó su deceso.
Su figura comenzó a ganar notoriedad a principios de los 2000, cuando por sugerencia de un sobrino, se presentó con su ahora icónico disfraz en el estadio Defensores del Chaco para ver un partido de la selección.
El “Pájaro Campana” no solo capturó la atención de los medios sino que también se ganó un lugar en el corazón de muchos paraguayos, llegando a viajar con la selección en sus participaciones mundialistas y en la Copa América de 2011.
“Mi primer viaje fue a Corea para el mundial de 2002. Era la primera vez que me subía a un avión. ¡Nde bárbaro!”, relataba Ortega sobre sus aventuras internacionales, marcadas por la humildad y la sencillez de un hombre que nunca imaginó recorrer el mundo.
No todos veían con buenos ojos al “Pájaro Campana”. Algunos (y hasta Don Cástulo lo asimilaba como la gran mayoría) lo consideraban “yeta” o de mala suerte, especialmente tras su triste aparición en el Mundial de Corea y Japón en 2002.
Este sentimiento se intensificó debido a las circunstancias adversas que enfrentó durante el torneo, donde, por razones de seguridad y logística, se le restringió desplegar sus alas en las gradas, limitando su característica expresión de apoyo.
Adicionalmente, su experiencia se vio afectada por dificultades económicas, ya que, con un presupuesto ajustado, terminó pagando precios inflados por la barrera del idioma, agravando su situación y afectando su ánimo durante los partidos.
Sin embargo, Ortega siempre mantuvo una actitud humilde y respondía a las críticas con una invitación a igualar sus logros: “Estén en tres mundiales y después hablemos”.
Apasionado hincha del Atlético Tembetary, en vida ejerció como peluquero y masajista. La historia dice que su transformación comenzó en 1999 durante un partido de la Copa América, cuando su peculiar atuendo lo llevó a la portada de un periódico local.
En una de sus últimas apariciones públicas en mayo de 2024, recibió un homenaje en el colegio Nihon Gakko, que reconoció su pasión y alegría al representar al deporte paraguayo, y agradeció su dedicación con un diploma.
Aunque su figura fue tema de controversia, su legado como el inolvidable “Pájaro Campana” permanecerá en la memoria de muchos.
Don Cástulo Ortega deja un vacío en las gradas pero también un legado imborrable de dedicación y amor por el fútbol paraguayo. Su sonrisa y su traje albirrojo continuarán volando alto en el recuerdo de todos los que tuvieron la fortuna de conocerlo y de aquellos que se inspiraron en su incansable espíritu.