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Día Internacional de los Derechos Humanos: La urgencia de vivienda digna en Paraguay

Para desarrollar este tema, desde El Urbano entrevistamos a Olga Caballero Bernal, directora social de la organización TECHO Paraguay, que desarrolla una serie de proyectos comunitarios en busca de contrarrestar la desigualdad social.

En una extensa entrevista, Caballero comparte opiniones, datos y detalles con relación a la situación de los derechos humanos en las comunidades urbanas más pobres de nuestro país.

¿Cuál es la situación de los DD.HH. en los asentamientos?

“Los asentamientos informales o precarios son la estrategia de la población más vulnerable para aprovechar las oportunidades de la ciudad. Más que nunca es necesario reconocer a los asentamientos informales como territorios de vulneración de derechos humanos. En ellos podemos encontrar personas, familias enteras viviendo en casas precarias construidas de desechos a merced de enfermedades, inseguridad y otras calamidades como hoy bien conocemos en medio de esta pandemia”, reflexiona.

Recuerda que las recomendaciones para prevenir la propagación de la COVID-19 de lavarse las manos, distanciamiento físico y aislamiento suponen la existencia de condiciones básicas de vida y acceso a servicios esenciales (espacio adecuado, agua y saneamiento, entre otros). Pero,  que estas recomendaciones son muy difíciles de implementar en barrios con escasos recursos y asentamientos informales, convirtiéndolos en áreas de mayor riesgo para la propagación del virus.

Habla también de las consecuencias de la falta de un plan de ordenamiento urbano territorial: “La situación de los asentamientos puede agravarse aún más, esto empuja a desalojos forzosos, oportunismo político indeseado y muchas otras cuestiones que atentan contra el Estado de Derecho, pero, entendiendo que nadie elige vivir en condiciones infrahumanas”.

Cifras alarmantes sobre la situación de la vivienda en Paraguay

En los últimos 30 años, Paraguay se ha convertido en un país con una población más urbana que rural. (FOTO: Gentileza).

Según el Informe Nacional del Paraguay, ONU Habitat (2016) actualmente el 60.5% de la población se concentra en zonas urbanas y se estima que para el 2025 este número alcanzará el 64.4%, evento social y económico que como país nos enfrenta a urgentes desafíos así como oportunidades.

La mayoría de la población se encuentra en Asunción y su área metropolitana, que tiene porcentajes muy altos de inequidad urbana. Según los resultados de la investigación Relevamiento de Asentamientos Precarios de TECHO Paraguay, se confirmó que en las ciudades del Área Metropolitana de Asunción (AMA) existen 405 asentamientos, en donde habitan más de 38.000 familias.

Adicionalmente, se estima que un 20 % de la población de Asunción vive en los Bañados del Río Paraguay, estos asentamientos informales son los más grandes del país y más complejos desde el punto de vista urbano, ambiental y social. Estos lugares se caracterizan por no contar con tenencia formal de títulos de propiedad, cuentan con un acceso precario o parcial a servicios básicos (agua, saneamiento, electricidad, entre otros). Así también un reciente Reporte Paraguay Notas Políticas del Banco Mundial puntualiza: “El actual modelo de desarrollo rural ha alimentado la concentración de la tierra, ubicando a Paraguay como el país con el mayor nivel de desigualdad de tierras en el mundo con un coeficiente de GINI de 0.93.”

La directora social de TECHO anunció que próximamente la organización publicará el Relevamiento de Asentamientos Precarios del Alto Paraná, donde se revelarán hallazgos de la vida de las personas en asentamientos, pero sin noticias esperanzadoras.

¿Qué derechos humanos son los menos cumplidos en los asentamientos?

“Desde nuestra experiencia en territorio hemos constatado que actualmente vivir en un asentamiento informal es la manifestación extrema de la desigualdad, donde no se puede gozar de una ciudad con un lugar para ellos, al contrario, los expulsa. Las familias que viven en estos asentamientos se encuentran en condiciones de hacinamiento y muchas carecen de acceso al agua y saneamiento. Ni hablar del poder acceder a las oportunidades de la ciudad, servicios básicos públicos entre otros como desalojos forzosos por la carencia de un plan territorial donde no deje a nadie atrás”, cuenta Caballero.

Menciona que las viviendas y hábitat inadecuado, hacinamiento e imposibilidad de acceso al agua y saneamiento, son situaciones que empeoran significativamente la calidad de vida de cada una de las personas que viven en asentamientos, pisoteando cualquier intento de inclusión y la no discriminación, y la asequibilidad teniendo en cuenta la edad, la discapacidad, situaciones de pobreza y pobreza extrema. 

Pero ella también menciona aspectos esperanzadores: “Aún así encontramos en ellos una enorme capacidad de resiliencia, organización y participación comunitaria para hacer frente a sus necesidades más básicas, encontrando soluciones en la autoconstrucción del hábitat”.

El papel de las autoridades del Estado

Paraguay sigue sin implementar articuladamente un plan para garantizar vivienda a una gran mayoría de la población. (Foto: Gentileza).

“El reconocimiento de los asentamientos informales como territorios de vulneración de derechos humanos es un punto de partida clave que  debe acompañarse de acciones concretas que inciten a la transformación y mejora de estos territorios a partir de la participación, políticas diferenciadas e inclusivas, voluntad política y económica que involucre y articule a los estados, organizaciones de la sociedad civil, ciudadanía y a todos los actores involucrados en el desarrollo de la ciudad”, indica con contundencia la directora social de TECHO.

Recuerda que Paraguay asumió un papel muy importante en la Cumbre Internacional del Hábitat III celebrado en el año 2016. “Como país nos comprometimos a implementar una política nacional de la vivienda y el hábitat, ligados a  los principios globales establecidos en la Nueva Agenda”, expresa.

La Política Nacional de la Vivienda y el Hábitat (PNVH) se publicó y busca  reflejar “los esfuerzos por construir un instrumento de gestión pública de largo plazo que, fruto de la voluntad política, técnica y social, se constituya en marco orientador que trascienda los períodos de gobierno, instalando una perspectiva articulada y sistémica de todos los actores vinculados a la vivienda y el hábitat, incluidos todos los poderes del Estado, los gobiernos locales, el sector privado, la sociedad civil y la academia”

Pero al día de hoy, la PNVH no está siendo ejecutada como se había proyectado. “Sabemos que existen esfuerzos del Ministerio de Urbanismo, Vivienda y Hábitat (MUVH) y proyectos que coinciden con la PNVH, como los diferentes proyectos de construcción de viviendas, la publicación de Secretaría Técnica de Planificación (STP) de una guía para el desarrollo de la planificación urbana y territorial, o el avance de un borrador de Ley de Planificación del Uso del Suelo, pero no existe por el momento  una implementación sistémica y articulada de la misma”, lamenta.

Alternativas de solución

“Antes que nada, una urgente articulación entre Gobierno Nacional, Municipios, Academia y Organizaciones de la sociedad civil. La planificación y el ordenamiento territorial toman un papel protagónico para hacer frente al fenómeno de los asentamientos, el involucramiento de estos diferentes sectores sociales es clave para concretar alternativas de solución, y que éstas integren en los procesos a la sociedad comprometiéndose a un nuevo desarrollo social”, expresa Caballero.

Insiste en la necesidad de un trabajo articulado y una política clara territorial diseñada desde las necesidades urgentes de las familias, que puedan ayudar a disminuir los casos de ocupaciones informales.

Afirma que otra solución es adoptar y fortalecer políticas de mejoramiento integral en asentamientos precarios que aseguren procesos de tenencia segura de tierra, acceso a servicios públicos de calidad, asegurando la participación de los beneficiarios y beneficiarias en las distintas etapas considerando condiciones de vulnerabilidad, sus capacidades y la organización comunitaria.

TECHO Paraguay asumió con responsabilidad el desafío de contribuir con evidencia concreta y rigurosa sobre los asentamientos informales, levantando información en estos espacios, conversando con la gente que vive allí, aprendiendo y registrando sus experiencias a través del Relevamiento de Asentamientos Precarios que en día está en ejecutando la edición 2020-2021.

“Creemos que la justicia es posible y para lograrla es clave integrar social y territorialmente a quienes viven en asentamientos informales. Nuestra experiencia dicta que comencemos por conocer el territorio donde vivimos y empecemos a trabajar todos de forma articulada”, señala la directora social de TECHO.

La denuncia, el compromiso, y la acción están sobre la mesa, asumir las responsabilidades depende que cada sector aporte de sí.

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