Luego de que WhatsApp requiriera a sus usuarios aprobar que sus datos personales fueran compartidos entre las empresas de Facebook para, entre otros detalles, personalizar la publicidad que se ofrece en sus plataformas, volvió a la mesa el debate de cuánto es necesario que las compañías tecnológicas sepan de nosotros.
La publicidad es la principal fuente de ganancia para las plataformas digitales, por lo que es común que recibamos anuncios adaptados a nuestros gustos y nuestra ubicación en las redes sociales que utilicemos. Proveedores de servicios en línea, como Twitter y Google, también usan este método.
La nueva actualización, que entrará en vigencia el 8 de febrero, exige aceptar que los datos de WhatsApp puedan ser transmitidos directamente a Facebook e Instagram con fines publicitarios, sin importar en qué plataforma se desarrolle la actividad. Así, a partir de la fecha señalada, estas tres redes tendrán acceso a información que incluye el nombre del usuario, el número de teléfono, los contactos, historial de compras, la ubicación, datos de los dispositivos en los que funciona y varios otros datos que identifican al usuario. Tanto el contenido multimedia como los textos están sujetos al cifrado de extremo a extremo, por lo que ninguna de las plataformas tendrá acceso a los mensajes personales.
Telegram, una vieja conocida de los escépticos del WhatsApp, retiene una cantidad menos significativa de datos que su rival del grupo Facebook. La aplicación únicamente solicita a sus usuarios el número de teléfono, el nombre y acceso a los contactos. Los mensajes también utilizan el cifrado de extremo a extremo que emplea WhatsApp, pero además ofrece una opción de chats secretos, en la que los mensajes no dejan rastro en el servidor, se impide el reenvío y los mensajes se “autodestruyen” pasado un tiempo.
Por otro lado, se encuentra Signal, la plataforma que tiene la bendición del ex contratista de la CIA Edward Snowden y del multimillonario Elon Musk y que ganó gran popularidad a nivel mundial tras el escándalo de WhatsApp. Esta aplicación de mensajería solamente requiere almacenar el número de teléfono del usuario, además de algunos permisos básicos como acceso a la cámara, almacenamiento y micrófono para las funciones principales. En esta aplicación vemos retornar el cifrado de extremo a extremo y permite eliminar los mensajes sin dejar rastro.
Tal vez se trate del fin de la hegemonía de Facebook, Instagram y WhatsApp o tal vez se trate solamente de una tendencia temporal, pero podemos aprovechar este tiempo para tomar consciencia de que estar en la red significa dejar que terceros accedan a nuestra información personal, más allá de que terminemos desinstalando alguna que otra aplicación. Es importante mantenerse atentos a qué datos compartimos en línea y tomar las precauciones para hacer que los intercambios se produzcan de forma segura.
