Hoy a las 11:00, el Consejo Nacional de Salarios Mínimos (Conasam) determinará un posible incremento del 4,4% en el salario mínimo, propuesto ante la creciente inflación. Este ajuste, que podría beneficiar directamente al 17% de los asalariados, es visto con escepticismo por la ciudadanía, quienes critican la insuficiencia del aumento frente a los altos sueldos en entidades estatales (saturados de la parentela de políticos) y anticipan un probable aumento en los precios de la canasta básica.
En un encuentro clave que se llevará a cabo a las 11:00 horas, el Consejo Nacional de Salarios Mínimos (Conasam) se reunirá para determinar el posible reajuste del salario mínimo, cuya propuesta será presentada al presidente Santiago Peña.
Jesús Echauri, director de Trabajo y presidente del consejo, indicó que la solicitud de aumento considerará la tasa de inflación actual, proponiendo un incremento del 4,4%, lo que elevaría el salario mínimo de G. 2.680.000 a G. 2.798.309.
Este ajuste, que entraría en vigor en julio, afectaría directamente al 17% de la población asalariada del país, aproximadamente 283.000 personas, y tendría un impacto indirecto en diversos sectores económicos.
Además, el salario diario se ajustaría a G. 107.627 para aquellos trabajadores que se desempeñan por jornada.
Echauri reconoció que, a pesar de los incrementos anuales, el poder adquisitivo ha continuado deteriorándose, sugiriendo la necesidad de revisar los mecanismos actuales de ajuste salarial para abarcar de manera más efectiva las necesidades económicas reales, como el índice de costos de alimentos.
No obstante, aseguró que hoy se propondrá un aumento basado en la tasa de inflación del Banco Central del Paraguay, conforme lo dicta el Código Laboral.
Admitió la necesidad de modificar la legislación para abordar la erosión del poder adquisitivo que resulta cada vez que se ajustan los salarios mínimos sin variar otros sueldos, lo que describió como una situación que “no está bien”.
En medio de esta situación, la ciudadanía muestra escepticismo y frustración hacia el aumento, percibido como insuficiente y hasta insultante, especialmente al contrastar con los altos salarios manejados en el Congreso Nacional y otras entidades estatales minadas de la parentela de políticos. Además, el temor aumenta ante la posibilidad de un incremento en los precios de la canasta básica familiar, lo cual podría neutralizar cualquier beneficio del aumento salarial.