El calor en el Paraguay es inconcebible sin un tereré que lo acompañe. La bebida nacional, llena de historia, que tiene tantos admiradores, se sumó a la era de los delivery, de la mano de “Ja’u la tereré”, la empresa que está revolucionando el negocio. Con un móvil en el microcentro de Ciudad del Este y un sueño, una familia inició el proyecto que conquista el corazón de los esteños.
“Surgió durante la pandemia, luego de que varios miembros de nuestra familia se quedaran sin trabajo por la crisis. Vimos un negocio que no se aprovechaba y tuvimos la idea de hacerlo nosotros: poner un móvil para delivery de tereré y tereré rupa en el centro de Ciudad del Este”, cuenta Claudia Gómez, responsable de marketing de Ja’u la tereré. Ella es, junto a su marido, su hermana y su tía, una de las personas que hacen a la empresa.
La ya distintiva combi queda estacionada en el microcentro, en donde atiende los pedidos de sus devotos clientes, repartidos en todo el centro de la ciudad. “De lunes a sábado el móvil se queda en el lugar. La gente se acerca a hacer sus compras ahí y algunos que piden, empresas que están cerca, se les entrega el tereré en la puerta”, explica Gómez.
Además, los sábados, cuentan con los medios para extender el alcance del delivery: “Tenemos clientes en el Km 8, en Franco, en barrio Ciudad Nueva… muchos puntos de más alejados del centro, por eso los sábados tenemos un móvil extra para hacer todas esas entregas que no podemos en la semana”.
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El servicio más resaltante que ofrecen incluye el termo, guampa, bombilla, hielo, remedios y, si el cliente así lo solicita, el tereré rupa correspondiente. “Tenemos un menú en donde ofrecemos tereré pantano, tereré yorador, tereré fit, entre otras combinaciones de yuyos. Enviamos la lista a los clientes, después se les prepara el pedido con el equipo completo y se les entrega donde estén”, detalla Claudia.
Una jornada normal del equipo de Ja’u la tereré incluye esfuerzos extra para obtener los productos más frescos y de calidad: “El hielo lo hacemos en casa, mientras que los yuyos los adquirimos de terceros. Ya las cuatro de la mañana salimos, compramos los remedios y de ahí vamos hasta el puesto de venta, donde se preparan los pedidos. A partir de las 8:00 ya se hacen las entregas”.
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Acerca del avance del negocio, Gómez comenta que existe una diferencia abismal en cuanto a los pedidos que recibían al principio y los que asumen hoy: “Empezamos con 30 termos, pero gracias al aumento de los pedidos, alcanzamos 100 termos. Son nuestros y tienen el logo de la empresa”, expresa. “Se nota que nuestro trabajo gusta, por eso vamos progresando”, comenta orgullosa.
Todo el negocio fue fruto de una experiencia intensa en el marco de la crisis que vino luego de la emergencia sanitaria: “Tuvimos que asumir deudas, eso nos llevó a pensar cómo podíamos reinventarnos, nos llevó a arriesgarnos en este negocio. Tuvimos mucha suerte de tener una recepción tan positiva. La pandemia nos dejó un aprendizaje muy grande: si uno quiere trabajar, puede hacer cualquier cosa, siempre de forma honesta, y ganar igualmente”, finaliza.