El Tribunal de Sentencia, presidido por la jueza Flavia Lorena Recalde e integrado por los jueces Carlos Vera y Milciades Ovelar, indicó que las pruebas documentales coincidieron con los testimonios presentados durante el juicio oral. Así también, las pericias determinaron cómo sucedieron los hechos y para dictar su sentencia, dieron validez a un audiovisual que recreó el crimen a partir de los audios rescatados de la cámara de circuito cerrado y el relevamiento de datos de Criminalística sobre la escena del homicidio. Se pudo observar que la jueza luchó por su vida por más de 40 minutos y que incluso la víctima nombró al acusado, rogándole que no la mate.
Finalmente, el tribunal otorgó 25 años de cárcel más 5 años privación de libertad como medida de seguridad para el asesino confeso. La autoría del hecho punible fue probada por el Ministerio Público representado por la fiscal Natalia Montanía, quien pidió 30 años de cárcel más 10 años como seguridad, al igual que la querella.
La madre de la víctima, Filomena Duarte de Mereles, habló en representación de la familia y dijo que no están conformes con la sentencia. Afirmó que presentarán una apelación, sin embargo el abogado, Derlis Martínez, expresó que estudiarán esa posibilidad.
La causa de muerte fue traumatismo de cráneo, según se determinó en un examen forense. La pena fue por homicidio doloso agravado y hurto, considerando que se pudo probar que el condenado robó dinero de la víctima luego de asesinarla. El crimen conmocionó a la familia de la jueza, al ámbito judicial y la sociedad en general.
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La defensa buscó evitar la condena, alegando que el acusado no es reprochable penalmente por su adicción a las drogas y que el mismo no fue consciente del crimen que cometió. Sin embargo, la pericia psicológica y psiquiátrica concluyó que no hay trastorno mental de base. El Tribunal se valió de esa conclusión para dictar su pena.
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