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Boquerón: la victoriosa primera batalla de la Guerra del Chaco

Este es el último feriado móvil que le resta al año 2022. Los feriados fijos que faltan son: el jueves 8 de diciembre (Día de la Virgen de Caacupé), y por Navidad, que será el domingo 25 de diciembre. El primer feriado móvil se adelantó el lunes 28 de febrero por el Día de los Héroes (1 de marzo), mientras que el segundo feriado móvil fue el Día del trabajador (se pasó al lunes 2 de mayo).

Hace ya 90 años se libró la primera batalla de la Guerra del Chaco en torno al fortín Boquerón y una zona en forma de arco, de 10-11 km de profundidad, que va desde el fortín Ramírez hasta el fortín Yujra. 

Culminó con la recuperación del fortín por parte del ejército paraguayo, la captura de sus ocupantes, la caída de los fortines circundantes y la retirada hacia el fortín Arce de las fuerzas bolivianas que intentaban prestar ayuda desde el exterior al fortín Boquerón.

Pero no nos adelantemos, veamos primero con ayuda del entendido en historia paraguaya Sergio “Puche” Sanchez los antecedentes de esta importante batalla:

ANTECEDENTES

Una batería de cañones Schneider de 75 mm, perteneciente a la Artillería Paraguaya, fotografiada durante la Guerra del Chaco. (Foto: Gentileza)

Cuando Bolivia y Paraguay se volvieron estados independientes heredaron de la época colonial los límites inciertos de esa zona inhóspita y despoblada por lo que tuvieron que fijar sus respectivas jurisdicciones de acuerdo con documentos muchas veces contradictorios o mediante el trazado de líneas geodésicas. 

Los cuatro tratados de límites que se acordaron entre 1879 y 1907 no fueron aceptados definitivamente por ninguna de las partes, cuando Bolivia perdió la salida al océano Pacífico a consecuencia de la guerra del pacífico (1879-1884), esa región adquirió un valor estratégico para ese país y la ocupación del Chaco Boreal fue necesaria para salir al océano Atlántico por el río Paraguay.

“Ambos países realizaron pocas expediciones al Chaco pero cuando se supo de la “supuesta” existencia de petróleo en el subsuelo chaqueño el problema de límites se fue agravando, la empresa estadounidense Standard Oil ya extraía para el momento, el petróleo en los bordes serranos del país boliviano, esta empresa había fracasado en su intento de transportar el petróleo boliviano a través de un oleoducto a construir en el territorio argentino hasta la refinería que tenía una subsidiaria suya, sobre el río Paraná, quedándose como única opción cruzar por el Chaco Boreal hacia el río Paraguay, lo más al sur posible”, relata Sánchez.

Una ametralladora pesada boliviana, con su correspondiente emplazamiento defensivo y los soldados a su cargo, se preparan para repeler los ataques que en pocas horas más serán lanzados por las fuerzas paraguayas. (Foto: Gentileza)

Paraguay por su lado, unas décadas antes había sido devastado por la Guerra de la triple alianza (1865-1870), una de las consecuencias fue la pérdida de enormes territorios en la zona oriental, la zona del Chaco Boreal argentina pretendió incorporar una gran parte a su territorio recurriendo al arbitraje del presidente estadounidense Rutherford Hayes en 1879; este fallo determinó que la zona comprendida entre el río Pilcomayo y el Verde, al norte, correspondía a Paraguay. Con estos antecedentes, era difícil que Paraguay pudiera aceptar las pretensiones bolivianas sobre el Chaco Boreal.

La estrategia boliviana se apoyaba en la indudable superioridad de recursos económicos y de población (3 a 1) que tenía sobre Paraguay, para el Estado Mayor boliviano la ocupación del Chaco y el acceso al río Paraguay era más un problema diplomático que militar, pero así se fueron dando varios incidentes desde 1928 hasta el 8 de septiembre de 1932, día que inició formalmente la guerra.

El 8 de septiembre de 1932, aviones bolivianos detectaron la aproximación de las fuerzas paraguayas en el camino hacia Boquerón y bombardearon y ametrallaron la columna ocasionando bajas entre hombres y caballos.

La Primera División del Ejército Paraguayo bajo el mando del Mayor Carlos José Fernández avanza sobre pozo valencia y de ahí hacia el Fortín Boquerón, por el camino del Fortín Arce, la Caballería Paraguaya es la encargada de interceptar el camino al Fortín yucra, mientras el Ejército de Bolivia se preparaba para defender el Fortín Boquerón, construyendo trincheras. 

Las defensas bolivianas estaban muy bien emplazadas y distribuidas, los nidos de armas automáticas bolivianas serían una mortífera barrera para el avance de las tropas paraguayas, desde el comienzo hasta casi el final de la batalla.

El fortín fue disputado entre Bolivia y Paraguay entre el 9 y el 29 de septiembre de 1932, el fortín seguía ocupado por el ejército boliviano, fue entonces cuando el Ejército Paraguayo se decidió a atacar y luchar por su soberanía.

Durante la Guerra, a pesar que el ejército de Bolivia contaba con más combatientes y además con mejor equipamiento que el Ejército Paraguayo, este supo defenderse y volver a tomar el control del Chaco expulsando a los invasores.

La raíz de la batalla se remonta a julio de 1932 cuando la delegación Paraguaya se retiró de la conferencia que se realizaba en Washington tras el ataque boliviano al Fortín Carlos Antonio López en Pitiantuta, ataque que se concretó el 15 de junio mientras se llevaban a cabo las reuniones donde se firmaría un pacto de no agresión en el Chaco. 

“A unos días del ataque de Paraguay a los bolivianos del fortín Carlos A. López, ante lo sucedido el presidente Salamanca ordenó la captura de tres fortines paraguayos: Corrales, Toledo y Boquerón. Poco a poco se fueron desarrollando conflictos entre los países, en el mes de julio un coronel Boliviano llegó a ocupar el Fortín los Corrales y el Fortín Toledo, mientras que en el Fortín Boquerón soldados se encontraban izando la bandera Boliviana en territorio paraguayo”, continúa relatando el historiador.

DESARROLLO

Autor: Enzo Pertile.

La batalla se libró desde el 9 al 29 de septiembre de 1932 en torno al fortín Boquerón y una zona en forma de arco de 10 a 11 km de profundidad que va desde el fortín Ramírez hasta el fortín Yujra, estos fortines también hacen parte de la batalla, siendo Boquerón el principal que era defendido por 1.200 bolivianos al mando del coronel Manuel Marzana; la orden que recibió el militar del alto mando fue terminante: “El destacamento tiene la misión de defender sus posiciones sin abandonarlas bajo ningún pretexto”.

Al inicio muchos de los ataques paraguayos a Boquerón tuvieron el mismo resultado, la mayoría de los ataques frontales paraguayos fracasó por la inexperiencia en este tipo de ataque a lo que se sumaba siempre la desorganizada provisión de agua que debía traerse de Isla Poí y que no alcanzaba para satisfacer la sed de tantos soldados, obligando a muchos de ellos a abandonar las líneas para proveerse de ese vital elemento al igual que las fuerzas de caballería, que tuvieron que desprenderse de los caballos. 

“Los servicios de inteligencia y el Estado Mayor boliviano desconocían que Paraguay había completado su movilización general en tiempo récord iniciando una ofensiva militar en una escala sin precedente en el Chaco. El fortín boquerón fue bombardeado varias veces durante esos días, una veintena de efectivos bolivianos resultaron víctimas de la artillería”, destaca “Puche”.

El ejército paraguayo ya contaba en total con 14.000 hombres en el frente al finalizar la batalla. En total se hicieron tres Grandes ofensivas, la primera con 5.000 hombres, la segunda con 9.000 y la tercera con 6.000. Estas ofensivas no iba dirigidas directamente al fortín, sino que se realizaban al dispositivo o línea de defensa boliviana a lo largo del frente.

El ejército paraguayo empleaba cañones, morteros y armas automáticas, la táctica de Estigarribia consistía en plantear un sitio formal con hostigamiento de morteros y ametralladoras en tanto que las acciones principales se trasladaron más allá de los fortines, el principal enemigo que seguía enfrentando el ejército paraguayo no eran los bolivianos sino la aridez de toda la zona lindante a Boquerón lo que obligaba a la provisión de agua desde Isla-Poí, sin contar con la suficiente cantidad de camiones. 

EN LA FOTOGRAFÍA: Un soldado paraguayo comparte el agua de su cantimplora con un prisionero boliviano.

El cerco paraguayo sobre los alrededores de Boquerón y los caminos de acceso no era total, pero fue mejorando paulatinamente en detrimento de las fuerzas que querían ingresar o salir de Boquerón. Los cadetes de la Escuela Militar del Paraguay también llegaron para reforzar a las unidades que atacaban el lugar formando un solo regimiento, el RI-6 “Boquerón”, fuerza comandada por el mayor Arturo Bray y que estaba compuesta por 1600 hombres, esta era considerada la mejor unidad del ejército paraguayo. 

Desafiando el hostigamiento paraguayo, los soldados bolivianos sitiados en Boquerón buscaban proveerse de agua, galletas y municiones de los innumerables cadáveres en estado de putrefacción que estaban abandonados frente a sus posiciones una vez que el cerco de boquerón se hizo realidad, por temor a ser derribados. 

La aviación boliviana lanzaba al fortín a gran altura víveres y municiones que se perdían en gran parte al impactar en tierra o al caer en poder del enemigo. El fortín contaba con un tajamar que apenas abastecía las necesidades de los defensores, este cayó bajo el control de los francotiradores paraguayos y fue contaminado por los cadáveres de los que se arriesgaron a proveerse de agua, los defensores de Boquerón con el tiempo quedaban a merced de la deshidratación, hambrientos, sin municiones y sin esperanzas.

Autor: Enzo Pertile.

Al amanecer del 29 de septiembre de 1932, después de un intercambio de disparos que duró media hora y terminó a las 06:00 horas, los bolivianos salieron de sus posiciones portando banderas blancas. Los soldados paraguayos con justa razón creyeron que los soldados bolivianos se rendían; salieron simplemente de sus posiciones ya a muy pocos metros de las trincheras enemigas y sencillamente entraron caminando al fortín.

“En Boquerón los paraguayos obtuvieron una victoria que fue como un bautismo de fuego, 60 años después de la guerra contra la triple alianza que destruyó el país, con la inexperiencia, contra un país superior en recursos, hombres y armamentos, contra la invasión y el atropello a la soberanía territorial, defendiendo con el mismo sacrificio, valor y patriotismo el suelo que habían defendido sus antepasados”, cuenta el historiador. 

A partir de Boquerón, el Ejército de Paraguay no paró hasta expulsar a los bolivianos del territorio paraguayo.

Curiosidades

  • QUE NOS ENTIERREN JUNTOS.

Entre tantas historias que dejó la Guerra del Chaco se destaca la de Tomás Manchego y Fernando Velázquez, boliviano y paraguayo respectivamente, quienes formaron parte de la contienda bélica en Boquerón.

Manchego había sido tomado como prisionero por las tropas paraguayas en diciembre de 1928, en ese entonces conoció a Velázquez quien tuvo la gentileza de brindarle una buena atención durante su tiempo de cautiverio (aproximadamente 8 meses).

Ya en la batalla de Boquerón, Velázquez cayó herido y debió ser trasladado hasta la sanidad militar del fortín, y Manchego quien también se encontraba allí logró reconocer a Velázquez luego de varios años sin verse, en ese momento pidió al doctor Torrico, encargado de la sanidad, que le brinde las mejores atenciones ya que él lo había atendido muy bien cuando estaba en condición de prisionero. 

El 21 de septiembre de 1932, Manchego también fue herido durante la contienda a consecuencia de una esquirla de granada, Manchego y Velázquez se reencontraron nuevamente, esta vez en condición de heridos en la sanidad del fortín. 

Luego de haber entablado una amistad muy fuerte, ambos le pidieron al doctor que, en caso de terminar falleciendo, puedan enterrarlos juntos. Esa misma tarde murió el Tte. Velázquez y dos días después el Tte. Manchego, el pedido de ambos se cumplió tal y como lo habían solicitado, siendo colocadas las tumbas una al lado de la otra. 

Hasta hoy día se conserva la lápida en el Fortín Boquerón con la inscripción: “En esta tumba yacen el Cap. Tomás Manchego (Bol) y el Tte. 1ero Fernando Velázquez (Par)”.

  • El Fortín Boquerón fue denominado como tal en honor a la batalla de Boquerón del Sauce, una de las grandes batallas durante la Guerra de la Triple Alianza. 

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  • Durante el primer día de la Batalla de Boquerón, la Caballería Paraguaya estuvo compuesta por el Regimiento de Caballería N° 2 “Cnel. Toledo”, por falta de agua y forraje no pudo accionar eficazmente, los caballos del Regimiento quedaron desfallecientes por la deshidratación. 

Esta fue la señal de que las tropas montadas no podrían operar con eficacia en el árido territorio Chaqueño, donde la falta de agua causaba más estragos en los caballos que en las tropas mismas, estas unidades de Caballería regresan de inmediato hacia el fortín de a pie, para combatir como unidades de Infantería. Los pobres caballos que a falta de agua y por el calor sofocante caían desvanecidos con los ojos brillosos llenos de sangre: de allí sale la famosa frase “hendy kavaju resa” frase que denota un momento difícil o situación extrema. “Se encienden los ojos del caballo”. Frase utilizada hasta nuestros días.

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Después de tomar el Fortín, las tropas paraguayas comparten su ración de agua, alimentos y medicinas con los prisioneros bolivianos, en lugar de cometer algún tipo de maltrato a los prisioneros bolivianos, las tropas paraguayas en un gran gesto de humanidad y respetando las leyes de la guerra, asisten a los prisioneros en todo lo referente a la salud y la alimentación, para luego trasladarlos a la retaguardia.

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