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Así se prepara la Parroquia de villa 23 de Octubre para celebración del 8 de Diciembre

Para el día lunes 7 de diciembre, víspera de la gran fecha, Ricardo López, coordinador de la parroquia, adelanta: “Estamos preparando la serenata en la explanada de la iglesia, a puertas abiertas. Este año tenemos pocos auspiciantes y colaboradores, porque no estamos preparando tan grande como en años anteriores. Sí aceptamos lo que alguien quiera aportar para la celebración, pero en general no estamos haciendo esta suerte de recaudación que hacemos cada año, solo una pequeña rifa que estaremos sorteando en la fecha”, detalla.

En cuanto a lo que tienen planeado el 8, día de la santa patrona del Paraguay, organizan una celebración que respeta a rajatabla el protocolo sanitario, iniciando con la tradicional procesión de la imagen de Tupâsy Caacupé por las calles del barrio, que se hará con una caravana de vehículos, para evitar generar multitudes. Para las nueve de la mañana, se espera el desarrollo de la misa central de la jornada.

En cuanto a la participación de las comunidades en el novenario, explica: “Hasta ahora, participan muchos vecinos de la parroquia, pero cada comunidad que depende de la parroquia viene una fecha distinta a la iglesia, para evitar aglomeración. En años anteriores, todos participaban de cada misa, pero este año tuvimos que organizarnos de esta forma para respetar las directivas de distanciamiento”, explica.

“Es algo que tenemos muy en cuenta, que sea seguro para los fieles. Podríamos liberar la asistencia, que el templo se llene, pero nosotros en cada misa pedimos que la gente llegue con tapabocas y no lleve niños ni personas mayores. Si me cuido yo, estoy cuidando la vida del prójimo. Tenemos que ser obedientes con esas reglas, enseñar a la gente a respetar”, destaca.

López habla también de lo que significaría dejar de lado la celebración de Caacupé en un año tan complicado como este: “Si se deja de hacer estos festejos, estamos dejando de lado la cristiandad y la fe. Tenemos que buscar formas de alentar la fe, de que la gente tenga la creencia, la esperanza, en estos tiempos tan difíciles. Queríamos hacer grande, como amerita la ocasión, como lo hacemos cada año, pero no podemos”, lamenta.

Sin embargo, Ricardo encuentra un aspecto positivo en que exista un momento en que podamos dejar de lado las grandes fiestas: “Lo bueno es que nos enfocamos en el lado espiritual. Los años anteriores se hacía una misa a las seis de la tarde y después nos enfocábamos en el festejo. Este año vamos a tener múltiples misas para que la gente pueda participar de la celebración de cualquiera de las cuatro misas: a las seis de la tarde, a las ocho, a las diez y a las doce. Estas fiestas mundanas que se estaban haciendo nos hacían olvidar un poco el objetivo de la celebración, porque no tenían el aspecto litúrgico como centro. Este año, sin darnos cuenta, nos aproximamos más unos a otros y resignificamos lo que hacemos para celebrar (a la Virgen María)”, concluye.

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