La Tierra forma parte del Sistema Solar, que tiene al Sol como ‘la gran estrella’ de aquel baile cósmico con los demás planetas. Sin embargo, nuestro Astro Rey representa apenas un granito de arena (o quizás menos) en el inmenso océano galáctico de nuestra galaxia, que alberga aproximadamente más de 200.000 millones de estrellas.
Así es, la Vía Láctea es gigantesca. Pero, ¿cómo es posible que mantenga en fila y en su lugar al número inimaginablemente alto de estrellas recién citado? La respuesta es simple, la gravedad.
Y ¿qué objeto puede generar semejante fuerza? Un agujero negro supermasivo de cuatro millones de veces el tamaño del Sol. Y ayer, lo logramos “fotografiar”. Sagitario A*, el agujero negro de nuestra galaxia, te saluda desde la portada de este artículo.
En breve volveremos al evento, sin embargo, primero hay que tener un poco más de contexto.
Durante los años 90, científicos del Instituto Max Planck (Alemania) y la Universidad de California, detectaron su presencia tras analizar la brutal atracción que ejercía sobre las estrellas que lo circundan y que hace que se muevan a una gran velocidad.
Al igual que el resto de agujeros negros del universo, estas estructuras cósmicas se caracterizan por no dejar escapar ni siquiera la luz del sol. Aunque no se pueda ver el agujero negro en sí, porque se trata de un objeto totalmente oscuro, el gas brillante que lo rodea muestra una región central oscura (llamada sombra) rodeada por una estructura brillante en forma de anillo.
Hasta ese momento los científicos habían visto estrellas orbitando alrededor de algo invisible, compacto y muy masivo en el centro de la Vía Láctea.
Ahora, con la primera foto de este agujero negro, se confirma que aquellos astrónomos estaban en lo cierto y un gigantesco agujero negro está situado en el centro de nuestra galaxia.
Este nuevo hito científico arriba con la firma del mismo equipo de científicos que anunció en 2019 la captación de la primera imagen de un agujero negro, M87*, situado también en el centro de la galaxia Messier 87.
Si bien los dos agujeros negros se ven notablemente similares, existe una gran diferencia entre ambas. El agujero negro de nuestra galaxia es más de mil veces más pequeño y menos masivo que M87, que además de ser mucho, muchísimo más grande, se encuentra aproximadamente a 55 millones de años luz de la Tierra.
El primer agujero negro fotografiado equivale a 6.500 millones de soles, y su horizonte de eventos (la región oscura) supera el tamaño de nuestro sistema solar, considerando la órbita de Plutón como el límite.
El esfuerzo fue posible gracias al ingenio de más de 300 investigadores de 80 institutos de todo el mundo que juntos conforman la Colaboración EHT. Además de desarrollar herramientas complejas para superar los desafíos planteados de obtener imágenes de Sgr A*, el equipo trabajó rigurosamente durante 5 años, usando supercomputadoras para combinar y analizar sus datos, mientras compilaba una biblioteca sin precedentes de agujeros negros simulados para compararlos con las observaciones.
La proeza es (aún más) grandiosa que la del 2019, pues a pesar de encontrarse “más cerca”, capturar a Sgr A* costó mucho más.
El científico del EHT Chi-kwan Chan, del Observatorio Steward y del Departamento de Astronomía y del Instituto de Ciencia de Datos de la Universidad de Arizona (EE UU), explica que “el gas en las proximidades de los agujeros negros se mueve a la misma velocidad -casi tan rápido como la luz- alrededor de Sagitario A* y de Messier 87*. Pero, mientras que el gas tarda entre días y semanas en orbitar alrededor de M87*, más grande, en Sagitario A*, mucho más pequeño, completa una órbita en cuestión de minutos. Esto significa que el brillo y el patrón del gas alrededor de Sgr A* cambiaban rápidamente: era un poco como intentar tomar una foto clara de un cachorro que persigue rápidamente su cola”.
Los científicos están emocionados por obtener finalmente imágenes de dos agujeros negros de tamaños muy diferentes, lo que ofrece la oportunidad de comprender cómo se comparan y contrastan.
También han comenzado a utilizar los nuevos datos para probar teorías y modelos sobre cómo se comporta el gas alrededor de los agujeros negros supermasivos. Este proceso aún no se comprende por completo, pero se cree que juega un papel clave en la formación y evolución de las galaxias.
La expansión en curso de la red EHT y las importantes actualizaciones tecnológicas permitirán en un futro compartir imágenes y películas de agujeros negros aún más impresionantes, concluye el comunicado relacionado al hallazgo.