“Esta ave comúnmente conocida como guaimingüeen nuestro país. Tiene de 33 a 38 cm de largo total y es pálido grisáceo tirando al castaño, tiene los ojos color naranja o amarillo, relativamente grandes. Pasa el día posado en un tronco de árbol, con el cual se mimetiza como si fuera parte de él“, describen los expertos de la reserva.
En América tiene muchos nombres: ave bruja, acudo, nictibio, guajojó, potoo, perosna, urutaú común, guaiguîgué, pájaro fantasma, biemparado norteño, pájaro bruja, kakuy, cacuy, pericoligero, pájaro estaca menor, ayaymama o estaquero común.
Es informalmente conocida como “ave fantasma” por una leyenda muy popular: Cuentan los que saben que hace mucho tiempo una mujer esperó durante días que su hermano regresara a buscarla. Pero, dramáticamente, murió esperando por él; y tras esto, reencarnó en esta ave. El Urutaú tiene un cántico melancólico y permanente que es muy parecido al llanto humano. Por lo tanto, se cree que representa la tristeza de aquella dama.
El nombre urutaú proviene del guaraní. El origen probable del nombre serían dos palabras de ese idioma: guyrá pájaro, y taú espíritu, duende, fantasma. La traducción sería algo así como pájaro fantasma.
Se lo puede localizar en la noche por la reflexión de luz de sus ojos amarillos o por su grito que disminuye en intensidad y volumen.
Suele alimentarse de insectos, por lo que es un animal inofensivo para las personas. No obstante, al no ser aves que se vean cotidianamente en centros urbanos, suelen generar pánico entre la población cuando aparecen. Por culpa de la deforestación, se pueden ver en plazas, casas y lugares de gran cantidad de tránsito.
Habita las sábanas y bosques abiertos de varios países latinoamericanos como Paraguay, Colombia, Argentina, Ecuador, México, Bolivia y Brasil. “Tristemente en Paraguay se encuentra en peligro de extinción”, alertaron.
Esta majestuosa ave se encuentra en peligro de extinción debido a la destrucción de su hábitat natural. Esto se debe a la deforestación y el uso intensivo de tierras para agricultura. La reducción de la disponibilidad de alimento, el envenenamiento de pesticidas y el cambio climático también contribuyen al declive de la población de esta ave.
Para evitar la extinción de una ave, se pueden tomar medidas como la conservación de hábitats naturales, la regulación de la caza y la vigilancia de amenazas a la vida silvestre. También se puede mejorar la educación y la sensibilización sobre la importancia de la conservación de las aves.
Sobre la reserva natural
En los inicios de los años 1980, cuando los bosques todavía dominaban el paisaje del Este del Paraguay, la familia Riquelme adquirió una propiedad de la Industrial Paraguaya S.A. y es llamada «Campos Morombi». Así nace la empresa «Campos Morombi Sociedad Anónima Comercial y Agropecuaria». Más tarde, ese nombre también fue utilizado para denominar a la Reserva Natural Morombi, una de las extensas e importantes áreas de conservación en la Región Oriental del país.
“Desde un principio fue priorizada la conservación de los bosques de la propiedad adquirida”, resaltan.
La Reserva Natural Morombi protege 24.807 hectáreas de bosques naturales, humedales y campos abiertos arbolados que forman parte del Bosque Atlántico del Alto Paraná (BAAPA).
Es un hábitat rico en biodiversidad que alberga innumerables especies y plantas únicas en el mundo, muchas de ellas en peligro de extinción, incluyendo a una de las especies más emblemáticas de nuestra la nativa: el yaguareté (Panthera onca).
En el 2001 fue declarada como Reserva Natural por Decreto del Poder Ejecutivo Nº 14.910, logrando consolidar de esta forma su misión de conservación.
